La Casa de la Portuguesa en Tenerife se dedicará al uso cultural

SANTA CRUZ DE TENERIFE, 7 (EUROPA PRESS)

El Gobierno de Canarias y el Ayuntamiento de Santa Úrsula en la isla de Tenerife han aunado esfuerzos para proceder a la adquisición de la Casa de la Portuguesa, un inmueble de estilo colonial británico del que existen escasos ejemplos en la isla y que fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 2007.

La edificación data de finales del siglo XIX y se encuentra situada en las proximidades de El Calvario, dentro del citado término municipal. Su compra permite recuperar este inmueble de propiedad privada para uso público con fines culturales.

El alcalde de Santa Úrsula, Ricardo García, y la consejera de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Milagros Luis Brito han informado hoy en rueda de prensa sobre esta adquisición y del uso que se le dará al edificio, según informó el Gobierno en un comunicado.

El acto contó también la asistencia de la concejal de Educación, Planificación y Vivienda, Eugenia Medina, y de la directora general de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, María Aranzazu Gutiérrez.

El pleno del Ayuntamiento de Santa Úrsula convalidó la compra del inmueble en la sesión celebrada el pasado 28 de diciembre, tras recibir una subvención de la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias que permite completar los 647.000 euros a los que asciende esta adquisición. De esta cantidad, el Gobierno aporta 500.000 euros y el Ayuntamiento 147.000 euros.

La casa, actualmente deshabitada, se localiza en el margen meridional de la carretera provincial TF-217 a su paso por el municipio de Santa Úrsula, en las proximidades de El Calvario. La riqueza arquitectónica y cultural de la vivienda reside en que cuenta con muchas de las caracterizas de la arquitectura colonial británica: amplias terrazas y porches, cubiertas muy inclinadas de teja francesa, aleros pronunciados y exótica marquetería exterior, entre otras.

Se desconoce su autor pero consta que su construcción fue promovida por el propietario de la finca. Su estado de conservación es relativamente bueno aunque algunas dependencias anexas se encuentran en estado ruinoso.

El edificio, de una sola planta, cuenta con una sección irregular compuesta por tres crujías en escuadra, con pequeño patio central, que constituyen el cuerpo central de la vivienda, y por dos crujías secundarias: una que cierra el conjunto por la parte posterior (sur) y otra que se extiende hacia el oeste (la antigua bodega).

Las tres primeras tienen aproximadamente las mismas dimensiones y disponen de cerramiento a dos aguas de teja marsellesa. El patio queda encuadrado entre ellas y se halla cerrado por un lucernario. Los módulos que se hallan al sur y oeste disponen de cubierta plana.

BIC DESDE 2007

La zona de protección que delimita este Bien de Interés Cultural coincide con los límites de la parcela urbana que acoge la edificación, comprendida entre la carretera provincial TF-217, la calle Los Laureles --como límite meridional-- y la calle Sanguino, como límite occidental. Por el lado este, la delimitación se establece por el lindero de la parcela catastral.

La delimitación, que coincide con la parcela urbana, pretende proteger la totalidad de la edificación, junto con la antigua zona ajardinada que se extendía hasta la antigua carretera, de la que lo separa un muro de piedra seca con su portada lateral, así como los restos de la antigua huerta, que se prolongaba pendiente arriba.

Todo ello, con objeto de preservar las perspectivas visuales del inmueble y el carácter rural del mismo, hoy abrumado por la presión urbanística que soporta el entorno.

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