Cho Vito ya es historia
El espectáculo que comenzó en 2008 llegó este viernes a su punto y final. Los vecinos de Cho Vito fueron desalojados sin previo aviso a partir de las seis de la mañana por un amplio despliegue de guardias civiles como se venía esperando desde hacía ya varios días. Seguramente no fue una casualidad que la primera vivienda que ocuparon y en ser demolida fuera la de Tomás González que desde hace años ha ejercido de portavoz de un colectivo que se ha convertido en símbolo en contra de la aplicación de la Ley de Costas. Cuatro horas más tarde las nueve familias ya habían sido obligadas a dejar sus hogares y comenzó la demolición. Los últimos intentos por paralizar los derribos no tuvieron resultado alguno.
Desde el pasado martes seis vecinos se encontraban en huelga de hambre y además presentaron documentación en la que según indican se demostraría que existió un error de calado en la delimitación del nuevo deslinde. Los informes han sido dados a conocer después de que hace escasos meses el Tribunal Supremo (TS) emitiera una sentencia firme en la que ratificaba el actualmente en vigor. Los vecinos no dejan de llamar la atención sobre otro fallo judicial emitido recientemente y que es igualmente firme que afecta a varios chalets cercanos, uno de los cuales pertenece al presidente de la Federación de Empresarios de la Construcción (Fedeco), Antonio Plasencia.
En este caso cerca de 800 metros cuadrados de su piscina y pista de tenis entrarían dentro del dominio público y en teoría también tendrán que ser desalojados para continuar con el paseo y la construcción de una playa en Punta Larga. Incluso la Basílica de La Candelaria también está afectada por la Ley de Costas. Estos vecinos piden que se cumplan todos los fallos judiciales por igual tanto en estos casos como en los de otros enclaves costeros como es el de Las Teresitas.
Los afectados de Cho Vito denunciaron multitud de atropellos y provocaciones por parte de las fuerzas de seguridad cuyo número era inversamente proporcional al de medios sanitarios. Al lugar sólo se desplazó una ambulancia de la Cruz Roja que era incapaz de atender todos los casos de ansiedad y desmayos que se estaban produciendo. Incluso algunos denunciaron golpes y brutalidad por parte de los efectivos policiales.
Las escenas de llantos, protestas, gritos y llamadas al 112 se sucedieron sin resultado alguno. Como banda sonora del espectáculo algunos hacían sonar bucios con el fin de llamar la atención ante lo que estaba ocurriendo. Y lo consiguieron porque durante horas el desalojo y demolición de las últimas nueve viviendas de Cho Vito asaltó todas las redes sociales y ocupó los principales espacios en los medios de comunicación. Aún más si cabe que en 2008 cuando se derribaron las primeras cinco casas. Los momentos de tensión, enfrentamientos, crispación e indignación fueron constante durante toda la mañana pese a que en teoría los vecinos ya estaban preparados y llevaban varios días de angustia, agudizada aún más por la huelga de hambre.
Los efectivos policiales entraron en algunas de las casas a golpe de martillazos y en una ocasión hasta cinco guardias civiles se encargaron de sacar de su casa a la fuerza a una señora mayor. También denunciaron golpes incluso a menores por parte de unos agentes que se negaban a identificarse.Compensación
El alcalde, José Gurmesindo Trujillo, llegó a primera hora de la mañana con la oferta que ya había sido rechazada en la mano: pagarles el alquiler durante dos años u ofrecerles 12.000 euros como compensación. Pero los vecinos optaron por elegir lo que ellos calificaban “la dignidad”. Trujillo fue recibido entre gritos de: “La casa del alcalde también la que hay que tirar”. Eso sí en el primer párrafo del acuerdo se deja claro que las viviendas están dentro de dominio público de Costas y que por lo tanto sus propietarios tienen que aceptar que podían ser demolidas en caso de que se construyera una obra de interés general como es en este caso un paseo.
Trujillo recordó que esta actuación se planificó en el año 1998 y fue aceptada por Coalición Canaria (CC) y el Partido Popular (PP). Sin embargo, las demoliciones no se iniciaron hasta diez años después. A las once de la mañana los vecinos ya sin viviendas en las que pasar la noche se reunieron para ver las medidas que iban a tomar y poco después convocaron una rueda de prensa en la que anunciaron que la ocupación de sus propiedades se llevó a cabo sin ningún tipo de orden judicial.
González caificó de “panda de gorilas” a los policías que participaron en la operación y dijo que aunque se haya acabado con el poblado, “el espíritu de Cho Vito sigue más vivo que nunca”. Rechazó que lo ocurrido este viernes se base en la sentencia firme emitida por el Supremo ya que nunca se contó con la obligatoria orden judicial. Relacionó lo ocurrido con la modificación durante la mañana por parte del Consejo de Ministros de la ley sobre desalojos, “porque hoy han permitido que nueve familias se queden en la calle”. Responsabilizó en primer lugar de lo ocurrido al alcalde y a la delegada del Gobierno María del Carmen Hernández Bento a quienes acusaron de haber faltado a su palabra cuando les garantizaron que ninguna familia se quedaría en la calle. Poco después les llegó una carta en la que les daban cinco días de plazo para dejar las que han sido sus viviendas durante las últimas décadas.
Quedaba por decidir si seguirían con la huelga de hambre y las medidas de presión que tomarían en las próximas horas. El Ayuntamiento estaba barajando la posibilidad de realojar a los vecinos en un hotel. “Ahora me entero de que el señor alcalde quiere que vivamos en un hotel”, señaló González cuando se le hizo llegar esta noticia durante la rueda de prensa. Por el camino queda toda una retahíla de pronunciamientos oficiales y de alternativas como fue la de declarar en su momento este poblado Bien de Interés Cultural (BIC) para acogerse a una de las excepciones recogidas en la Ley de Costas. Pero lo cierto es que digan lo digan los tribunales en el futuro a donde estos vecinos aseguran que volverán a recurrir con los nuevos documentos en la mano el núcleo costero ya es historia.