Los huertos urbanos germinan en Canarias

“Yo pienso que la gente está volviendo a la tierra otra vez”, comenta Manuel Pérez desde la azotea de su casa, situada en el barrio de Arenales (Las Palmas de Gran Canaria). Él y Marta Basterra son una pareja zaragozana que hace ocho meses decidió crear allí un pequeño huerto. Sin embargo, para ambos era necesario compaginar la inquietud de cultivar alimentos ecológicos con su vida laboral. Marta trabaja de comercial y tiene 36 años, Manuel tiene 42 y es cámara de televisión. “Queríamos estar en la ciudad”, explica. Montar un huerto en su azotea se convirtió, así, en un paso natural.

Desde hace escasos años, los huertos urbanos comienzan a proliferar en España. También en el Archipiélago. Solo en la capital grancanaria hay seis funcionando, cuatro de ellos de titularidad municipal (en Siete Palmas, La Mayordomía, El Polvorín y El Pambaso), y dos de las asociaciones Arenando y Xácara. El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife también ha iniciado, desde marzo del 2011, un proyecto piloto en El Sobradillo.

Ayuntamientos, asociaciones y particulares han apostado por la agricultura en los núcleos urbanos. De diversas maneras y con distintas finalidades. Marta y Manuel, por ejemplo, buscan consumir productos frescos y sabiendo de dónde proceden. “No es lo mismo comerse un tomate recién cogido que uno comprado en el supermercado”, opina Marta.

Para Magec -así quiere ser mencionado-, miembro de la asociación socicultural Arenando, esta dispersión del fenómeno es beneficioso. “Conviene que haya muchas formas de huertos urbanos porque, al coexistir, unos aprendemos de otros”. Esta asociación ha sido la encargada de la creación y gestión del Huerto La Chimenea (en el siguiente vídeo), que lleva en marcha dos años. En este caso, como en el de las demás asociaciones, se trata de suelo municipal cedido. Lo gestiona una veintena de personas, tanto de la asociación como vecinos de la zona. Puede participar quien quiera y según el tiempo del que disponga. “Uno de los objetivos del proyecto es promover la gestión ciudadana de los recursos”, informa Magec.

Desde el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que se encarga de más de la mitad de los huertos situados en parcelas públicas, ven necesario regular esta práctica, y para ello se está elaborando un proyecto de ordenanza municipal. “Le vamos a dar marco normativo a lo que la experiencia de estos últimos años nos ha estado diciendo sobre cómo ir funcionando”, comenta Ángel Sabroso, concejal de Movilidad Ciudadana y Medio Ambiente de este Ayuntamiento.

Sin embargo, aunque el fenómeno se ha ido ramificando y organizando de distintas maneras, todos coinciden en una postura común: la agricultura que se practique debe de ser ecológica. No hay lugar para abonos, pesticidas y herbicidas químicos. Y mucho menos para el cultivo de alimentos modificados genéticamente.

Algunas empresas ven en esto último oportunidad de negocio. Tal es el caso de Ecocán Jardinería. Con sede en Tenerife y Gran Canaria, comenzó en 2008 a interesarse por los huertos urbanos. Se dedica a la venta de sustratos, abonos y fertilizantes ecológicos, así como recipientes para cultivos en azoteas y balcones. “Hay modelos y precios para todos los bolsillos, solo hace falta tener ganas”, expresa Dolores Bravo, encargada de la sección de huertos urbanos de esta firma. Imparten además cursos de formación gratuitos para cultivar en huertos urbanos. “No son cursos de formación para vender”, recalca Bravo.

El aspecto de la formación es fundamental, ya que muchas personas que participan en m huertos urbanos no han tenido contacto previo con la agricultura. Tal es el caso de los citados Manuel y Marta. “Todavía no conocemos cómo cultivar correctamente en todos los casos. Nos va saliendo por ensayo y error”, señala Manuel. Con respecto a esto, según comenta Ángel Sabroso, “el Ayuntamiento da la formación a quienes participan en huertos municipales, pero también la facilita a aquellos que nazcan de la propia iniciativa ciudadana”.

Esta apuesta por los huertos urbanos se encuentra en un momento de apogeo. Prueba de ello es que desde el consistorio municipal se plantea instalar en breve un nuevo huerto en el barrio de El Lasso, y otro en el parque Pino Apolinario, actualmente en reformas, en este último caso pese al rechazo inical de algunos vecinos.

El centro social ocupado El Taller y la asociación sociocultural La Nave, en la capital grancanaria, tienen pensado crear sus propios huertos. Según Ciro Cabrera, miembro de La Nave, hay más de 30 personas interesadas en participar. Cuentan con 300 metros cuadrados cedidos en el barrio de Guanarteme por la empresa Beiremar, que actualmente tiene abandonado el solar.

Aunque existen muchas razones para la proliferación de huertos urbanos, en todo este fenómeno también sobrevuela la idea de soberanía alimentaria. “Es lo lógico. Lo irracional es que nuestra comida venga del otro lado del mundo”, argumenta Magec.

Este es, de hecho, uno de los motivos que impulsa el proyecto de La Nave. “Es fundamental que en Canarias la gente sea consciente de que cualquier conflicto o escasez de recursos energéticos nos dejaría en la cuneta”, puntualiza Ciro.

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