Partido en tres
Tres candidatos para ser el tercer secretario general del Partido Socialista Canario-PSOE en apenas tres años. Esta trinidad maldita es la herencia que, más que Juan Fernando López Aguilar, deja al partido el juanfernandismo del que se rodeó el que dentro de tres días será un nuevo ex líder de los socialistas canarios.
Un juanfernandismo al que puede pasar por la quilla la llamada vieja guardia del PSC, que se considera agraviada y vejada por la actual dirección regional y que clama venganza para pagar ojo por ojo y diente por diente a sus adversarios con la misma moneda que usaron contra ella.
Ante este escenario, y precisamente porque existe este ambiente de vendetta, cuando apenas faltan cuatro días ningún máximo dirigente federal ha querido comprometerse a estar presente el próximo domingo en la sala multiusos del Auditorio de Santa Cruz de Tenerife.
Y menos que nadie, el propio José Luis Rodríguez Zapatero, pues el impulsor de López Aguilar al estrellato socialista canario no quiere contemplar cómo el huracanado paso de su pupilo ha dejado desarbolado al partido en las Islas al no haber podido compatibilizar sus magníficas cualidades como candidato electoral con las de pésimo gestor del aparato del PSC y nulo aglutinador de distintos grupos humanos.
Un partido dividido en tres facciones, acusadas cada una por la contraria de representar a los malos cuando hasta hace un año nadie hubiera osado asegurar que ninguno de los candidatos era infiel a López Aguilar.
Pero, ¿cuál es el concepto de bondad y maldad para cada una de ellas?
Aunque con matices, para unos, los pérfidos son aquellos que consideran que el diálogo, la integración y la voluntad de llegar a acuerdos son sinónimo de entreguismo a Coalición Canaria (CC), que desde su constitución se ha convertido en la llave para formar todos y cada uno de los gobiernos de la Comunidad Autónoma, y de blandura en las tareas de fiscalización y oposición al sempiterno Pacto entre nacionalistas y conservadores.
Para el otro bando, precisamente esa inflexibilidad, poca diplomacia, atrincheramiento y ataque continuado y sistemático a CC y PP imposibilitan que el PSC pueda volver al Gobierno rompiendo la tenaza nacionalista-conservadora en una región en la que electoralmente es imposible conseguir mayoría absoluta.
Y en medio están los que defienden la integración de los modos y maneras de unos y el discurso y objetivos de los otros. Para ambos grupos, estos integradores son considerados como traidores a la causa.
Con estos mimbres se construye el escenario del cónclave socialista más convulso del partido en el último cuatro de siglo en las Islas y de su solución depende, en gran medida, que el PSC no haga aguas durante los próximos cuatro años como, a nivel nacional, supuso la etapa de Joaquín Almunia y Josep Borrell para el socialismo español.
Cuando López Aguilar dio su discurso como secretario general en el cónclave extraordinario tras las elecciones de 2007, solo dos ex líderes del PSC escuchaban sus palabras: Jerónimo Saavedra y Juan Carlos Alemán. El próximo domingo, cuando aún no se cumplen tres años de aquel plenario, se añadirá el propio López Aguilar a esa lista para escuchar a quien esté en la tribuna de oradores.
246 delegados eligen al susutituto de López Aguilar
Pero antes de ese momento, 246 delegados de las siete islas con voz y voto habrán tenido que decantarse y, a día de hoy, no está aún claro quien representará en Canarias, si José Miguel Pérez o Manuel Marcos Pérez, los papeles que protagonizaron en 2001 José Bono y el propio Zapatero, si bien parece evidente que Arcadio Díaz Tejera saldrá en la foto como en aquella ocasión quedaron Matilde Fernández o Rosa Díez a menos que pacte con uno de sus adversarios
Y tampoco está claro si el nuevo secretario general sabrá integrar, como hizo el propio Zapatero hace 9 años, una Ejecutiva regional en el que estén representados todas y cada una de las sensibilidades internas del PSC, sin hacer sangre ni provocar ensañamiento contra los vencidos.
Y esa es la clave para la pacificación de un PSC que en estos momentos remeda a un hormiguero pisoteado. Sin embargo, el presidente del Cabildo grancanario ya ha insinuado que quiere tener las manos libres sin condicionamientos para formar a su propio equipo.
Esta declaración de intenciones de quien, sobre el papel, será el próximo secretario general del PSC, deja poco margen a la voluntad de integración, salvo que José Miguel Pérez no alcance el 55% de los apoyos o que se decida a pactar con el dirigente socialista palmero y presidente del Grupo Parlamentario.
El pacto, pues, es la clave de lo que suceda en el cónclave, ya que los partidarios de Manuel Marcos Pérez y Díaz Tejera están convencidos de que, aunque por poco margen, suman más apoyos que el presidente del Cabildo grancanario, y los integradores consideran que el PSC sobrevivirá a sus luchas internas si el palmero y el máximo dirigente de los socialistas grancanarios presentan una sola lista.
Solamente los partidarios de José Miguel Pérez, la vieja guardia representada por Jerónimo Saavedra y sus más afines, están convencidos de que ya tienen ganado el Congreso y que no hay nada que pactar.
El sábado, a las 18.00, la constitución de la Mesa del Congreso se convertirá en el primer pulso de este enfrentamiento tripartito y desvelará varias de las incógnitas sobre el resultado final de este cónclave cainita