El semáforo sanitario canario que no contenta a la hostelería

Centro comercial Los Alisios, en Las Palmas de Gran Canaria

Javier Suárez

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Este es un artículo de opinión, mi opinión, nada más que eso. Soy carnavalero de pro, amo nuestras fiestas por encima de todo, en las que he participado de todas las maneras imaginables y las he cubierto para medios de comunicación durante varios años. Pero algo tengo claro, este año no tocaba Carnaval, y aunque en estos días previos ahora todas las instituciones se encargan de recordarlo, no veo más que carteles, anuncios de programas televisivos y alguna gala presencial repartido por toda Canarias. ¿Así pensaban las instituciones públicas mitigar el ansia carnavalera de la sociedad o lo que han hecho es despertar las ganas de muchos por celebrarlo? Eso es algo que sólo sabremos dentro de algunas semanas, según se vea el número de contagios que deje este reguero tras de sí.

En las redes sociales se detecta en las últimas horas una fuerte sensación de indignación por parte de restauradores que no pueden abrir sus interiores y gente de a pie de calle que no comprende cómo se pueden permitir fiestas así, con carteles anunciando fiestas de Carnaval en locales de las islas, eso sí, según ellos, adaptados a todas las medidas de seguridad de las fases en vigor, aunque otra cosa es que los comensales cumplan con las mismas una vez pasadas una o dos copas. Por ello, el Gobierno de Canarias dentro de las normas que ya ha anunciado, prohíbe de manera explícita dichas fiestas y eventos, que inciten de una forma u otra a la celebración del carnaval, disfraces, bailes, dj’s o similares como podemos ver en el apartado donde literalmente dicta: “se limitan aquellas actividades en restauración que propicie la propagación del virus así como el consumo en barra… y de actividades que propicien aglomeraciones, en las que no se mantenga la distancia de seguridad interpersonal o un correcto uso de mascarillas, tales como la celebración de fiestas, bailes, karaokes, concursos, conciertos o música ambiental que inviten a bailar o cantar”.

Particularmente creo que el grandísimo error que está cometiendo el Gobierno de Canarias es no tomar las medidas oportunas para evitar un repunte de casos en Carnaval. El gran problema es hacer las cosas deprisa y corriendo, causando con eso un gran daño, en algunos casos irreparables al sector de la hostelería. Y en eso me voy a centrar, aunque no me quiero olvidar de los gimnasios y centros deportivos, que mientras los bingos y casas de apuestas están abiertas, ellos están cerrados.

Adelantar el cierre de los restaurantes a las 22 horas en un fin de semana que coincide con San Valentín y donde los negocios han programado sus mesas, compras de productos, horarios y demás va a significar un rosario de problemas a las islas que estaban en fase 1 y 2, donde se producirán cancelaciones, pérdidas económicas y de género. Esto no habría pasado si estas medidas se toman el lunes y avisan que entran en vigor el viernes, no entiendo como a día de hoy se sigue trabajando con estos tiempos, que no son más que un latigazo semana sí y semana también. Abrir la hostelería no es darle a un interruptor, es mucho más que eso y creo que en el Gobierno nadie lo está teniendo en cuenta.

Por otro lado, que en Gran Canaria y Lanzarote no se haya tenido en cuenta poder abrir los interiores de sus restaurantes tras llevar un mes cerrados, aunque fuera con una capacidad restringida al 50% o menos, y si me apuran ya que consideran que estamos en fase 3 y 4, con horario únicamente diurno, es una estocada dura para muchos, que ven un muro, en lugar de la luz, al final del túnel. Por favor, desde aquí y atendiendo a la cantidad ingente de mensajes que recibo, les pido que cambien esos días de toma de decisión a los lunes, para que cada establecimiento pueda organizar su semana en cuanto a personal, pedidos, etc.

Hoy el Gobierno de Canarias se ha atrevido a unificar una serie de medidas para todo el Archipiélago como es el toque de queda, personas por mesas, etc. Pero como los malos árbitros que intentan compensar lo que pitan en cada jugada en lugar de aprender de los errores, se ha quedado a medias y ha sembrado el descontento en todos los equipos y la afición. Ojalá este sea el primer paso para ir un poco más allá ya que estos semáforos actuales con estas 4 fases se ha demostrado que no son válidas para nuestra tierra.

Quizás ha llegado el momento adecuado para que sin titubeos se tome en cuenta que nos estamos jugando mucho más que “el Carnaval” o “la Semana Santa”, que será la próxima cantinela. Nos estamos jugando nuestra vida y nuestro futuro, y eso no puede pasar por estar compitiendo entre nosotros por ver qué isla tiene más o menos restricciones. Toca el momento de unificar las medidas, apretar y abrir las manos allí donde haya que hacerlo, buscar unas medidas que conjuguen salud y economía con un objetivo claro: estar preparados entre número de indicadores y vacunas con vistas al verano, que es cuando podrán empezar a llegar los primeros turistas a las islas. Porque imaginemos algo, si seguimos con este sube/baja y cuando Inglaterra esté vacunada y Alemania preparada, seamos nosotros quienes no lo estemos, ¿quién nos sacará entonces de la ruina total?

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