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Los socialdemócratas alemanes frenan el ascenso ultra y ganan por la mínima las elecciones de Brandeburgo

Imagen de archivo del canciller alemán Olaf Scholz.

Andreu Jerez Ríos

Berlín —
22 de septiembre de 2024 18:02 h

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Olaf Scholz puede tomarse un respiro. El partido del canciller ha conseguido imponerse a la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) en las elecciones regionales celebradas este domingo en Brandeburgo. Según el recuento parcial publicado este domingo por la noche, el SPD obtuvo alrededor del 30,9% de los votos, un avance de más de cuatro puntos respecto a las últimas elecciones de 2019. El candidato socialdemócrata y primer ministro de Brandeburgo, Dietmar Woidke, apostó los últimos días de la campaña por un todo o nada: anunció que renunciaría si su partido no era primera fuerza. 

La jugada de póker le ha funcionado a Woidke y al SPD, y de paso le echa una mano al canciller Scholz, que pasa por su momento político más complicado desde que llegó al poder en diciembre de 2021. El canciller, ausente en la campaña electoral de Brandeburgo y también de Alemania por estar en una reunión de Naciones Unidas en Nueva York, dijo estar “satisfecho” con los resultados de su partido al ser preguntado por periodistas alemanes. 

Por su parte, AfD recibió el 29,2% de los votos, un aumento de 6 puntos insuficiente para ganar las elecciones. La ultraderecha se había impuesto el objetivo de “jubilar a Woidke” en un estado gobernado ininterrumpidamente por la socialdemocracia desde 1990. Brandeburgo puede ser considerado un bastión del SPD que aguanta, de momento, la embestida de la ultraderecha. AfD obtiene su mejor resultado hasta la fecha en la región en la que Scholz tiene su residencia privada.

Comicios cruciales en Alemania

Pese a ser sólo unas elecciones regionales, los comicios del estado federado que rodea a la cosmopolita Berlín eran considerados cruciales para el futuro político del canciller socialdemócrata y de su maltrecha coalición con verdes y liberales. La lectura en clave federal responde a la pésima valoración ciudadana del gobierno tripartito de socialdemócratas, verdes y liberales que lidera Scholz. Desunido y con graves problemas de comunicación, la llamada ‘coalición semáforo’ había sufrido ya un serio correctivo en las últimas elecciones europeas y en las regionales de Turingia y Sajonia del pasado 1 de septiembre, en las que AfD ganó en el primer estado y quedó segunda por pocas décimas en el segundo.

Las elecciones de Turingia y Sajonia, que trajeron consigo la primera victoria de un partido de ultraderecha en unas regionales alemanas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, dejó contra las cuerdas al gobierno de Scholz. Los resultados de este domingo en Brandeburgo suponen un balón de oxígeno para el gobierno del canciller socialdemócrata, rodeado de problemas y con un otoño en el que todos los escenarios parecen estar abiertos: la ruptura de la coalición, una moción de confianza e incluso un posible adelanto electoral.

El titular principal que dejan las elecciones de Brandeburgo puede ser engañoso: pese a que la socialdemocracia consigue capitalizar el miedo a una nueva victoria regional de la ultraderecha, los otros dos partidos de la ‘coalición semáforo’ cosechan un pésimo resultado. Los ecoliberales de los verdes se quedan fuera del arco parlamentario al no alcanzar la barrera del 5%. 

Mención aparte merecen los liberales del FDP, que obtienen un mísero resultado por debajo del 1% y seguirán fuera parlamento regional. El secretario general liberal, Bijan Djir-Sarai, insistió en un mensaje ya lanzado en la víspera de las elecciones de este domingo por el presidente del FDP, Christian Lindner: “Será un otoño de decisiones”. La dialéctica liberal abre la puerta al abandono de la coalición liderada por Scholz, lo que daría pie a una posible moción de confianza en el Bundestag y a un probable adelanto electoral.

Irrupción de Wagenknecht

Además de SPD y AfD, dos partidos más tendrán con toda seguridad presencia en el parlamento de Brandeburgo: los democristianos de la CDU y la joven coalición fundada el pasado enero por la exdiputada de la izquierda de Die Linke Sahra Wagenknecht. La Coalición Sarah Wagenknecht (BSW, en sus siglas en alemán) consigue un 13,5% de los votos y queda tercera por delante de los conservadores de la CDU, con un 12,1% –Die Linke se quedó en un 3% después de perder 7,7 puntos–.

Con este panorama, y a falta de confirmar si los verdes quedan dentro o fuera del parlamento, una coalición es matemáticamente la más probable: un inédito gobierno entre el SPD y la BSW. El partido de Wagknecht, con una oferta política de izquierda en lo económico y conservador en cuestiones como la migración, está provocando un terremoto político en el sistema de partidos de Alemania. En las encuestas de intención de voto a nivel federal, la BSW ya pelea por la cuarta posición. Como ya se demostró en Sajonia y Turingia, la formación de Wagenknecht apunta a ser clave para la formación de gobiernos si el resto de formaciones mantiene el cordón sanitario respecto a la ultraderecha.

La victoria del SPD en Brandeburgo debe ser entendida como una victoria personal de Dietmar Woidke. El primer ministro del estado se ha hecho fuerte con su apuesta del todo y nada, además de apostar por una campaña electoral centrada en temas regionales y alejada de asuntos relacionados con la política federal o internacional, que más penalizan a la coalición de gobierno de Olaf Scholz y consecuentemente al SPD. Scholz ha estado, de hecho, ausente de la campaña electoral.

El futuro político del canciller queda despejado a corto plazo, pero su coalición sigue rodeada de dudas. Ni siquiera su candidatura parece asegurada para las próximas elecciones federales, previstas para septiembre de 2025. Hasta entonces, la ‘coalición semáforo’ tendrá que superar numerosos obstáculos internos y externos. Ante el actual panorama político, agotar la legislatura como canciller ya sería un gran logro para Scholz.

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