Paulino, corredor de fondo

Paulino Rivero durante una maratón en Tenerife

Enrique Bethencourt

Las Palmas de Gran Canaria —

El día, el próximo mes de junio, en que Paulino Rivero abandone la Presidencia del Gobierno de Canarias habrá puesto fin a un largo ciclo vital de dedicación a la actividad política. Iniciado en las primeras municipales democráticas tras el franquismo, en la primavera del año 79, en las que bajo las siglas de UCD accedió a la alcaldía del municipio tinerfeño de El Sauzal. Y con un largo recorrido institucional y partidario: consejero del Cabildo Insular de Tenerife, presidente de Coalición Canaria, diputado en el Congreso... Algunos han calificado su hegemonía política en el seno de CC, y por ende en la política canaria, como el Paulinato. Un Paulinato que, con luces y sombras, apura sus últimos momentos. Repasamos aquí algunas de las etapas de este corredor de fondo de la política canaria.

Primera etapa: El Sauzal

Hace unos años un cargo institucional del Partido Popular de las islas orientales me relató cómo llegó a la formación conservadora. Me señaló que hasta entonces, a mitad de los años noventa del pasado siglo, se dedicaba a su vida profesional y mantenía una vinculación con el nacionalismo canario más soberanista pero desde una militancia flexible y sin mayores compromisos. Y que un hecho lo cambió todo: entraron a robar en su casa. Curiosamente, ese suceso, desagradable sin duda, le hizo pensar que debía implicarse más con la sociedad; y se afilió al PP, con el que ha ocupado distintos cargos institucionales en los últimos quince años.

No fue igual la senda que llevó a Paulino Rivero Baute, pero confirma que son muchos los caminos por los que alguien puede decidir acercarse a la actividad política.

En su caso, como él cuenta, su inicio fue puramente casual. Unas horas antes de cerrarse las listas para las municipales del año 79, las primeras democráticas tras el franquismo, Rivero jugaba una partida de envite con unos amigos y el entonces director de la Caja de Ahorros de El Sauzal le planteó que quería tener una conversación urgente.

UCD

El asunto de la misma no era otro que ofrecerle encabezar la candidatura de UCD al Ayuntamiento de El Sauzal. Según asegura Rivero, su aceptación fue casi inmediata, pero con dos condiciones previas: no afiliarse al partido centrista de Adolfo Suárez y someter a votación entre sus impulsores el conjunto de la lista que presentarían en esas primeras municipales. Se las aceptaron.

No le fue nada mal esa incursión casual en la política. Ganó esas elecciones y fue elegido alcalde de su municipio natal. Algo que repetiría, ya con aplastantes mayoren 1983, otra vez con UCD, 1987 y 1991 (con ATI), y 1995, 1999 y 20013, con CC.tura a polizo pensar que debías absolutas, en 1983, 1987 y 1991 (con ATI), 1995 (ATI-CC) y 1999 y 2003, ya con Coalición Canaria.

Compatibilizando durante todo ese tiempo la alcaldía de este municipio del norte de Tenerife, que en los años 80 apenas contaba con 5.000 habitantes y hoy supera los 9.000, con otras responsabilidades institucionales y orgánicas, dentro y fuera de Canarias.

En su opinión, la razón del éxito inicial fue su capacidad de diálogo y el esfuerzo realizado en unir un pueblo entonces fraccionado entre El Sauzal y Ravelo, “este último pedía la independencia y estaba más relacionada con La Laguna y con Tacoronte. Mi tarea fue inicialmente la de tratar de aglutinar. Fue apasionante ese proceso de unidad, de aunar sentimientos y equilibrar y desarrollar los distintos barrios, acabando con los abismos que había hasta entonces entre la parte alta y el casco. En el 83, en las siguientes elecciones, logramos una mayoría absoluta, once de trece concejales. Una mayoría absoluta que mantuve siete mandatos, durante 28 años”.

Segunda etapa: ATI

Como se sabe, UCD tuvo un corto recorrido. El 29 de enero del 81 Adolfo Suárez dimite como presidente del Gobierno y un mes después se produce el intento de golpe de Estado del 23-F.

La descomposición del partido de gobierno lleva hasta su práctica desaparición en las generales del 82, las de la victoria socialista de Felipe González por mayoría absoluta de 202 diputados y con el 48% de los sufragios. A partir de ahí, Alianza Popular (más tarde, refundada con el nombre de Partido Popular) se convierte en el partido de referencia de la derecha española.

Muchos dirigentes y militantes ucedistas terminan en AP; otros siguen a Suárez en el CDS que acabaría también sucumbiendo, aunque Canarias sería uno de sus últimos bastiones.

En el caso canario, donde UCD tenía un enorme poder municipal, muchos de sus cargos institucionales se convirtieron en el eje de lo que luego sería el ala más moderada del nacionalismo canario. Algo evidente en el caso de Tenerife. En las islas orientales resistió durante un tiempo el CDS.

A principios de los 80, surge la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI), tras el derrumbe de la UCD en las generales del 82. Paulino Rivero asegura que todo el mundo quiere ser padrino del embrión de lo que fue un gran poder en Tenerife. Aunque añade que él trabajó para que esa fuerza fuera mucho más allá y se integrara en un gran proyecto en Canarias.

Instrumento

Ahora que Podemos ha puesto de moda lo de los partidos instrumentales a la hora de concurrir a los comicios locales, Rivero es categórico al destacar que no hay un planteamiento ideológico ni político previo a la hora de constituir ATI. “Surge de un instrumento para poderse presentar a las elecciones y evitar tener que montar agrupaciones electorales en La Orotava, Granadilla, El Rosario y La Victoria, lo que exigía un proceso de recogida de firmas”.

Sus alcaldes decidieron de forma práctica, no por razones ideológicas, “crear ATI. Froilán Hernández, alcalde de Granadilla, Elías Bacallado (El Rosario), Paco Sánchez (La Orotava) y Alfonso Fernández (La Victoria), deciden buscar ese paraguas común y práctico: ATI”, rememora.

Rivero se suma de forma casi inmediata a ese núcleo inicial. Y atribuye un papel esencial a Manuel Martín Luis, otro de los impulsores del nuevo proyecto político, que va más allá y plantea presentar planchas al Cabildo Insular de Tenerife y al Parlamento de Canarias.

Manuel Hermoso, alcalde de Santa Cruz de Tenerife y posterior presidente del Gobierno (1993-1999) es otro de los pilares de la naciente ATI. En su opinión no hay condiciones para concurrir al Parlamento.

Al final la lista al Cabildo la encabeza Isidoro Sánchez seguido de Antonio Buenafuente, Ricardo Tavío, Beatriz Fajardo, Elías Bacallado y, en sexto lugar, Paulino Rivero. Justo obtienen seis plazas en la corporación insular, donde triunfa el PSOE, con José Segura al frente.

Tercera etapa: Cabildo de Tenerife

Pese a que es Segura el presidente y el PSOE el partido gobernante la vigente ley de régimen local de entonces deja mucho juego al resto de los grupos. El PSOE gobierna con el apoyo del único consejero de UPC, Melchor Núñez, que tras la disolución de esa organización continúa bajo las siglas de UNI (Unión de Nacionalistas de Izquierda). Pero los consejeros de ATI forman parte de los órganos de gobierno del Cabildo. Rivero preside en esos momentos la Comisión de Educación y Cultura.

Las modificaciones en la legislación posibilitan que el PSOE, en 1986, expulse a los consejeros de ATI que asumen desde entonces el papel de oposición con todas sus consecuencias. Es el momento más dulce de los socialistas canarios, con un importante poder en ayuntamientos y cabildos, la Presidencia del Gobierno de Canarias en manos de Jerónimo Saavedra y González al frente del Gobierno del Estado.

En ese mismo año, el 86, Miguel Ángel Barbuzano dimite como secretario general de ATI y Paulino Rivero asume una nueva responsabilidad con las próximas elecciones locales y autonómicas, las de 1987, como objetivo más inmediato.

Se trata de aglutinar en la formación insularista a todos los alcaldes y grupos independientes de Tenerife. El proyecto cuenta, además, con la relevante ventaja de gobernar en los dos municipios más poblados de la isla: Santa Cruz de Tenerife, con mayoría absoluta, y La Laguna, con mayoría relativa. Una buena posición de partida para afrontar el reto de hacerse un hueco entre los grandes partidos. Tras varios intentos, Rivero y Hermoso logran convencer a Adán Martín (que muchos años más tarde, entre 2003 y 2007, sería presidente de la Comunidad Canaria, ejerciendo la vicepresidencia con anterioridad, 2003-2007), que había decidido abandonar la política y dedicarse a la actividad empresarial, para que encabece la lista de ATI al Cabildo Insular de Tenerife.

AIC

La lista que encabeza Adán Martín logra trece consejeros, por delante de los diez del PSOE. El éxito es también notable en los ayuntamientos. Y en el Parlamento, ATI, dentro de las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC), logra siete escaños por la isla frente a los cinco del PSOE, dos del CDS y uno de AP.

AIC consigue un total de once escaños. Además de los siete de ATI, logra dos en La Palma (API), uno en Fuerteventura (IF) y otro en Lanzarote (AIL). Y desbancarían al PSOE del Gobierno de Canarias, pese a que este ganó los comicios con 21 escaños.

La alianza AIC, AP y CDS colocaría al centrista Fernando Fernández al frente de la Presidencia de Canarias, aunque, tras presentar una suicida cuestión de confianza, este sería sustituido por Lorenzo Olarte, también del CDS, en diciembre del 88. 

Rivero permanecería un largo período en el Cabildo de Tenerife, llegando a ser su vicepresidente a comienzos del mandato 1995-1999.

Cuarta etapa: Madrid

En los previos a las generales de 1996, las que cerrarían la larga etapa de Felipe González al frente del Ejecutivo estatal, Paulino Rivero compatibiliza la alcaldía de El Sauzal con la Vicepresidencia del Cabildo de Tenerife y la secretaría general de ATI. CC ya se había estrenado en unas generales en 1993, logrando cuatro escaños. En esta ocasión, en 1996, José Carlos Mauricio encabeza la lista por Las Palmas y a Rivero le proponen hacerlo por Santa Cruz de Tenerife, propuesta que acepta.

Esta nueva etapa política resulta para Paulino Rivero “profundamente enriquecedora”. Reconoce que el salto de la política insular a la estatal le ayuda a consolidar su visión global de Canarias, su nacionalismo más allá de la isla.

“Madrid me ayudó mucho a entender Canarias. Para trabajar pensando en todas las islas, en el Archipiélago. La referencia es la isla, eso es evidente, somos cabildistas y descentralizadores. Pero solo desde la isla, con nuestra limitada dimensión, no podemos salir adelante, necesitamos unidad, visión clara de país para defender a Canarias en el marco estatal y europeo”, asevera.

Su estreno en el Congreso de los Diputados coincide con el primer gobierno de José María Aznar. Un Ejecutivo sin mayoría absoluta que necesita buscar apoyos para garantizar su estabilidad y que lleva al hoy dirigente de la FAES incluso a hablar catalán, eso sí, en la intimidad.

Y que muestra a un Aznar muy distinto al del siguiente período, el de la mayoría absoluta, la soberbia desbordante, la derechización, el desprecio a los nacionalismos, la participación en la guerra de Irak…

Canarias logró arrancar, sin duda, importantes acuerdos con el Gobierno del Estado entre el 96 y el año 2000. Y, guste o no, gracias a la presencia del grupo parlamentario de CC.

La doble circunstancia, un Gobierno sin mayoría absoluta y un fuerte grupo nacionalista canario en las Cortes, añadido a las justas reivindicaciones planteadas, permitió un avance de grandes dimensiones que cobra aún más valor cuando se mira con la perspectiva que da el paso del tiempo; y, asimismo, cuando se compara con el actual trato por parte del Gobierno central.

Estatuto

En múltiples ámbitos: reforma del Estatuto, convalidación del REF, convenios de carreteras (200.000 millones de las antiguas pesetas, unos 1.200 millones de euros), Plan Integral de Empleo, Plan de Infraestructuras Turísticas… Incremento significativo de las ayudas al transporte o la participación de los municipios canarios en el Fondo de Cooperación en las mismas condiciones que las corporaciones locales del resto de los territorios.

En su segundo ciclo en las Cortes, 2000-2004, es mucho menor la capacidad de influencia de CC, con esa mayoría absoluta del PP.

Y el tercero (2004-2007) nace tras el bárbaro atentado del 11M y la pésima gestión del Gobierno de Aznar, culpando a ETA en los días posteriores, vísperas de las elecciones generales, cuando ya había más que evidencias de una autoría bien distinta.

Una pésima gestión, desde el intento de engaño masivo, que le cuesta la derrota a Rajoy. El PSOE ganaría las elecciones y José Luis Rodríguez Zapatero sustituiría a Aznar –que voluntariamente se había retirado y elegido a Mariano Rajoy como candidato conservador- al frente del Gobierno español.

El primer problema al que se enfrentan los nacionalistas es garantizar su grupo parlamentario, ya que logran solo tres escaños. CC lo plantea en una reunión en la que se encuentran Rivero y, por parte socialista, Jesús Caldera, Alfredo Pérez Rubalcaba y Juan Fernando López Aguilar.

Este último se opone rotundamente a esa posibilidad. Pero el tema se desbloquea poco después con la intervención de Diego López Garrido, letrado mayor del Congreso en esos momentos.

Las buenas relaciones con los socialistas permiten a CC arrancar un relevante avance en las ayudas al transporte entre Canarias y la Península (el descuento en los billetes a los residentes canarios), que se elevan al 50%.

Comisión 11M

A Paulino Rivero le corresponde, justamente, presidir la Comisión de Investigación Parlamentaria del 11M. Tarea difícil en medio de la gran crispación existente en ese momento, con el PP y los medios de comunicación afines defendiendo la teoría de la conspiración, forzando la realidad hasta la auténtica paranoia para buscar una grieta que pudiera involucrar a ETA en el execrable crimen masivo.

Rivero sale airoso del compromiso y es caracterizado como una persona de diálogo, de consenso, capaz de intentar el entendimiento pese al clima enrarecido entre los dos grandes partidos españoles y las conspiranoias.

En el plano interno, le toca vivir la ruptura del nacionalismo tras la crisis sufrida en 2003 y que acabaría con la creación de Nueva Canarias en febrero de 2005. Antes de la misma, Rivero alardearía de haber “podado” una parte de CC (fundamentalmente en Gran Canaria y en Lanzarote), poda que el veterano nacionalista Victoriano Ríos consideraría dolorosa, entendiendo que se dejaba tocado al árbol nacionalista.

Quinta etapa: Canarias 2007

Rivero regresa a Canarias en 2007 como candidato de CC a la Presidencia del Gobierno. En los comicios de mayo gana ampliamente el PSOE, con Juan Fernando López Aguilar al frente, que logra 26 escaños. CC obtiene 19 y el PP 15. CC y PP pactan un Ejecutivo que presidirá Paulino Rivero y con el hoy ministro José Manuel Soria de vicepresidente.

Es un gobierno de corte conservador, que aplicando las políticas de austeridad aborda importantes recortes en los servicios públicos –especialmente en sanidad y en educación- y algunas contrarreformas medioambientales, como la aprobación de un Catálogo de Especies Protegidas a mayor gloria del Puerto de Granadilla.

Un Gobierno, el canario, que no coincide con el signo político del Gobierno central, donde gobierna el PSOE de Rodríguez Zapatero, que repetiría al frente del Ejecutivo central en los comicios celebrados en marzo de ese año, con una corta victoria sobre el PP: 169 escaños socialistas frente a los 154 que obtuvo la formación conservadora.

CC logra que el PP se trague algunas reivindicaciones nacionalistas. Así ocurre con la potenciación de la RTVC, cuando Soria y los suyos habían anunciado que intentarían cerrarla. No solo la mantienen sino que es el período en que tiene mayores presupuestos de su historia. Asimismo, el PP termina apoyando el proyecto de policía canaria, otro viejo anhelo nacionalista; aunque la crisis la dejaría en un cuerpo con pocos efectivos y escaso impacto. Los conservadores incluso se suman a CC en la petición del reconocimiento de la ley de aguas canarias o a la hora de impugnar ante el Constitucional la Ley de Hidrocarburos para defender las riquezas que pueda haber en las aguas que rodean el Archipiélago. Todavía estaba lejano el conflicto por las prospecciones petrolíferas.

En el plano del autogobierno, CC y PP retiran en diciembre de 2007 la reforma del Estatuto de Autonomía que el anterior Ejecutivo de las Islas había aprobado (en septiembre de 2006, con los votos favorables de socialistas y CC) y remitido al Congreso de los Diputados.

Se desaprovechaba así una ocasión histórica, por el nítido apoyo del Gobierno de Zapatero a las reformas estatutarias planteadas por las distintas comunidades autónomas, con toda seguridad por el temor a que se modificara el sistema electoral canario que tanto beneficia electoralmente a Coalición Canaria.

CC y PP sacrificaron una relevante ampliación del autogobierno por mantener el modelo electoral con mayores barreras de acceso y peor distribución de los escaños en relación a la población de cuantos existen en España y Europa.

Homologación

A lo largo de la legislatura el Gobierno mantiene un duro conflicto con los enseñantes no universitarios, que protagonizaron varias huelgas a favor de la homologación retributiva “sin contrapartidas”. Los numerosos errores sindicales, la pérdida de apoyo social y la llegada de la crisis frustran las exigencias docentes.

En esta etapa se firma la financiación autonómica. Con Rivero de presidente, Soria de vicepresidente y el PSOE en el Ejecutivo central. Un acuerdo que ha salido muy caro a Canarias.

Pese a las loas iniciales de destacados miembros de CC, que calificaron de muy positivo el acuerdo para las Islas, el tiempo ha demostrado que esa financiación deja a Canarias 800 millones de euros anuales por debajo de la media de las comunidades autónomas de régimen común, lo que supone un verdadero palo a los servicios públicos de las Islas. En el año 2009 también se presenta el Plan Canarias (o más propiamente la Estrategia Integral para la Comunidad Autónoma de Canarias), que intenta desde distintos ámbitos mejorar la economía, el empleo y la situación social de las Islas.

Dotado, según señaló el presidente Zapatero en su comparecencia ante los medios de comunicación tras el Consejo de Ministros extraordinario celebrado en Las Palmas de Gran Canaria, con 2.500 millones de euros anuales durante diez años. El Plan no daba para tanto (incluía políticas en marcha, convenios ya aprobados e incluso la autorización de deuda pública a los cabildos); y la llegada al poder del PP tras las elecciones del 20N de 2011 acabó por enterrarlo.

IGIC

De todas maneras, es verdad que con Zapatero siguieron en marcha el Plan de Carreteras, el Plan Hidrológico, el de Empleo y el de Infraestructuras Turísticas, impulsándose además la bonificación de las tasas aeroportuarias que contribuyeron a la recuperación de la llegada de turistas. Así como lográndose que Canarias tuviera capacidad normativa del IGIC (Impuesto General Indirecto de Canarias), pudiendo fijar su Gobierno el incremento o bajada de sus tipos.

Sexta etapa: Canarias 2011

Tras la llegada del PP al Gobierno de España tras las elecciones del 20N de 2011 se produciría una drástica reducción de estos convenios y planes, incluso la desaparición de algunos de ellos, causando un daño enorme a la economía y al empleo en unas islas con cifras dramáticas de parados y una pobreza creciente.

Pero entonces ya había cambiado la coalición de Gobierno en Canarias. Primero, porque el PP había abandonado el Ejecutivo a finales de 2010 con la excusa del apoyo de CC a los Presupuestos Generales de 2011 del Gobierno de Rodríguez Zapatero.

En las posteriores elecciones de mayo de 2011, CC, otra vez con Rivero al frente, logra 21 diputados, los mismos que el PP, aunque este con mayor número de votos. El PSOE logra 15, NC dos y uno el PIL. CC y PSOE pactan un Ejecutivo con Rivero de presidente y el socialista José Miguel Pérez en la Vicepresidencia y al mando de la Consejería de Educación, Universidades y Sostenibilidad.

Enfrentamiento

Este Gobierno ha permanecido enfrentado al central estos casi cuatro años de mala convivencia en común. La presencia de un ministro canario en el Ejecutivo de Rajoy parece solo haber servido para castigar a Canarias. Desde un primer momento el Gobierno de Rajoy se mostró tremendamente hostil con el Archipiélago. Todas y cada una de las medidas suponían un agravio a las islas.

Decisiones sobre las bonificaciones a las tasas aeroportuarias, el impresentable freno a las renovables, las durísimas reducciones en diferentes planes y convenios… han supuesto un enorme daño económico y social a esta Comunidad. En muchos casos estas decisiones restrictivas del Gobierno de España correspondían, paradójicamente, al departamento ministerial que dirige el canario Soria. Además, la autorización a la multinacional Repsol para realizar prospecciones petrolíferas en aguas cercanas a Canarias, rechazadas por más del 70% de la ciudadanía de las Islas, supuso un permanente y bronco enfrentamiento entre los dos gobiernos. El ministro de Industria jugó un papel muy activo, actuando en ocasiones casi como portavoz de la compañía.

Se producen entonces masivas movilizaciones en la calle, así como pronunciamientos institucionales de rechazo en Parlamento canario y la mayoría de ayuntamientos y cabildos. E incluso el intento del Ejecutivo de Rivero hacer una consulta ciudadana, recurrida al Constitucional y paralizada por el Gobierno de Rajoy.

Los desencuentros entre los gobiernos canario y estatal afectaron y afectan también a la reforma del Régimen Económico y Fiscal (REF), lo que en su momento obliga al presidente canario a dirigir sendas cartas al entonces Rey Juan Carlos y al propio Rajoy, alertando sobre la urgencia de cerrar un acuerdo.

Tras muchas controversias, a finales del pasado año se aprobó el REF Fiscal que, con sus limitaciones es valorado por la mayoría de las fuerzas políticas y sociales canarias.

REF económico

Queda pendiente la aprobación del REF económico (el que hace referencia, entre otras, a las ayudas al transporte de personas y mercancías, la producción de energía o la desalación de agua) que tropieza, una vez más, con los intentos ralentizadores del Ejecutivo central.

En el plano social este Ejecutivo CC-PSOE ha sido menos agresivo que el anterior CC-PP. En Educación, por ejemplo, se han mantenido las plantillas docentes, tras las reducciones de la anterior etapa; y, pese a las reticencias iniciales de los grupos que apoyan al Ejecutivo, se ha aprobado una Ley Canaria de Educación, de iniciativa ciudadana, aunque uno de sus elementos estrella, el incremento de los Presupuestos educativos en relación con el PIB, no se ha plasmado en los Presupuestos de la Comunidad Canaria para este año 2015.

Si en Educación la legislatura ha sido bastante plácida, con escasos conflictos, no sucede así en el caso de otros servicios públicos. Especialmente notable en la sanidad que, especialmente, en 2014-2015 ha vivido prolongados conflictos relacionados con las urgencias y con la atención primaria. Con reiteradas quejas de los usuarios y de los profesionales.

La aplicación en Canarias de la Ley de la Dependencia y las políticas de vivienda tampoco han formado parte del balance positivo del actual Gobierno canario.

Y se ha aprobado un limitado Plan contra la Pobreza, además de una ley contra los desahucios, insuficiente y que encima ha sido recurrida por el Gobierno de Rajoy ante el Tribunal Constitucional, quedando paralizada tras su admisión a trámite por el TC.

Canarias fue, por otra parte, de las primeras comunidades autónomas en poner en marcha, en el año 2013, la apertura de los comedores escolares en verano, para atender a los niños y las niñas con necesidades más extremas.

Solo algunos alcaldes del Partido Popular (con argumentos tan peregrinos como el gasto de luz y agua en los colegios incluidos en el proyecto) intentaron poner dificultades a este programa que retrata la situación socioeconómica de las Islas.

Pero, globalmente, desde este Gobierno no se ha logrado comenzar a revertir los graves daños que los recortes en los servicios públicos han causado a Canarias. Medidos en calidad de la atención que reciben los ciudadanos y ciudadanas y, asimismo, en pérdida de empleo cualificado.

Es verdad que poco ha ayudado la negativa actitud del Gobierno central, el desastre de la financiación autonómica y el castigo en las cuentas públicas estatales que han limitado gravemente la capacidad de intervención. Pero a ello se suman decisiones o incapacidades propias.

Estatuto

En esta legislatura se retoma la reforma del Estatuto de Autonomía, con un texto aprobado en marzo de 2015, en su tramo final, con los votos de los grupos que apoyan al Gobierno, el rechazo del PP y la abstención de Nueva Canarias. Un Estatuto que nace sin los niveles de consenso deseados para lo que significa, con escaso conocimiento por parte de la ciudadanía y, además, con poco futuro. Y es que ahora le corresponde pasar su tramitación por unas Cortes en las que la mayoritaria formación conservadora no tiene el menor interés en abordar procesos de ampliación de competencias de las comunidades autónomas. Sus dirigentes en las Islas ya han señalado que su partido no apoyara al nuevo Estatuto. La gran oportunidad la tuvo Canarias en el período 2007-2011 y, como ya señalamos anteriormente, fue el propio Gobierno de Canarias y los grupos que le apoyaban entonces (CC y PP) quienes la tiraron por la borda, poniendo por delante otros intereses.

A la reforma del Estatuto se derivan las posibles modificaciones en el sistema electoral canario. Modificaciones que, al menos en aspectos como la reducción de las barreras, pudieron hacerse en el Parlamento de Canarias sin aplazarlas, una vez más, sine die.

Pero esto no ha sido posible, rechazando incluso el PSOE una iniciativa de reforma de iguales contenidos a la que ellos mismos habían presentado en la anterior legislatura autonómica.

Por último, el Gobierno de Rivero también se ha opuesto a la privatización de AENA impuesta por el Ejecutivo central. La primera batalla, ante el Tribunal Supremo, la ha perdido Canarias, al rechazar que los aeropuertos canarios queden cautelarmente al margen de la oferta pública de venta de acciones (OPV) por la que se privatizó el 49% de AENA.

En este caso, no se trata solo de que se ponga en manos privadas aeropuertos muy rentables, como lo son los canarios, de los mejor situados en el ranking de beneficios de AENA. Se trata, también, de la absoluta trascendencia de que Canarias controle un elemento sustancial de la conectividad entre las Islas y entre el Archipiélago y el exterior.

El Ejecutivo de Rivero se apoya en el artículo 33.13 del Estatuto de Autonomía Canarias, que estipula que el Gobierno canario asumirá las competencias sobre “puertos y aeropuertos con calificación de interés general cuando el Estado no se reserve su gestión directa”.

Diferencias sociales

Paulino Rivero, al borde de su marcha de la Presidencia del Gobierno de Canarias, muestra cierta insatisfacción con lo alcanzado. “Hemos vivido una auténtica revolución desde la autonomía y especialmente en los últimos 15 años, pero en nuestra Comunidad sigue habiendo diferencias sociales intolerables”.

Para el todavía presidente, esos abismos sociales hay que romperlos, con un compromiso del conjunto de la sociedad. “Con una economía que camina, como la canaria, no podemos tener ese número de parados, no podemos seguir importando mano de obra y preferir contratarlos porque es más fácil rotarlos que los de aquí”, asegura.

Y añade que el transcurrir del tiempo, sus distintas experiencias políticas, le han hecho más nacionalista. “He aprendido mucho de Victoriano Ríos, Pedro Dávila o Juan Manuel García Ramos. Entendiendo a Canarias como país, como nación. Soy un nacionalista de convicción que cree en el diálogo con España y Europa; que considera esencial superar las diferencias entre los que más y menos tienen, que apuesta por el control público de los sectores estratégicos”.

Desde qué ámbito defenderá a partir de ahora su concepción de la política y del nacionalismo constituye una incógnita que, de momento, Rivero no ha desvelado.

Desplazado de su partido por nuevos/viejos poderes no tiene fácil buscar un hueco desde el que mantenerse activo. Eso ha alimentado los rumores sobre su futuro: desde un regreso a las aulas tras más de 35 años de ausencia, algo harto improbable, a la presidencia del Club Deportivo Tenerife.

Pero cuesta mucho pensar que Paulino Rivero quede completamente apartado de la actividad política, aunque a partir de ahora no se sitúe, por decisión de su partido, en la primera línea. El corredor de fondo tal vez solo lleve a cabo una pequeña parada para retomar fuerzas.

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