La Audiencia confirma 25 años de prisión para el asesino de María Elena
El italiano Giuseppe Massimo Chindamo, de 55 años, ha sido condenado a 25 años de cárcel por el asesinato de su ex novia, ocurrido en 2006 a las puertas de la sede de Cruz Roja en Las Palmas de Gran Canaria, según la sentencia hecha pública este martes.
La Audiencia Provincial de Las Palmas ha impuesto al agresor una pena de 24 años de prisión por el delito de asesinato, con alevosía y ensañamiento, de la colombiana de 45 años María Elena Pedraza Velázquez, y un año más por un delito de quebrantamiento de condena.
La sentencia prohíbe también a Chindamo acercarse durante 25 años al padre o hermanos de la víctima, a los que deberá abonar una indemnización de 120.000 euros.
La pena impuesta por el magistrado presidente del jurado que juzgó al Giuseppe Massimo Chindamo es superior en un año a la petición de pena que solicitó la fiscal, quien reclamó una condena de 23 años por asesinato, mientras que la acción popular ejercida por el Ayuntamiento de la capital y el Gobierno de Canarias, así como el abogado del Estado, reclamaron 25 años de cárcel por asesinato.
La sentencia reproduce la consideración del jurado de que el acusado estaba en plena facultades físicas y mentales cuando mató de varias puñaladas, en plena calle, a su ex novia, a quien ya había maltratado y amenazado meses antes por haberle dejado, por lo cual Chindamo fue condenado a diez años de prisión por un Juzgado de Violencia sobre la mujer.
A pesar de la orden de alejamiento que pesaba sobre él, y “guiado por un manifiesto desprecio a la autoridad”, Giuseppe Massimo deambuló en varias ocasiones por los alrededores del domicilio de su ex novia para vigilarla.
El jurado considera probado que cuando el 9 de mayo de 2006 el italiano vio a su pareja a las puertas de la Cruz Roja, a donde la víctima había acudido por motivos laborales, se acercó a ella con intención de acabar con su vida.
Tras discutir con ella, la asestó varias heridas por la espalda con un cuchillo de submarinismo.
Según la sentencia, la primera cuchillada fue “por sorpresa” y la víctima “no lo esperaba, por lo que no pudo defenderse”.
Además, la primera puñalada fue “por detrás” cuando “ella huía de espaldas a él”.
A continuación, el agresor “le clavó el cuchillo varias veces”, por lo que el jurado estimó que “no solo quería matarla, sino también quería que sufriera, quería causarle dolor”.
El agresor huyó de Gran Canaria después de los hechos y se ocultó en una cueva de La Gomera, donde fue detenido días después.
El condenado utilizaba diversas identidades (Máximo Rossi, Giovanni Ferro o Giusseppe Chindamo) y no se le conocía actividad laboral alguna ni tampoco domicilio fijo.
Su víctima vivía con su padre, de 88 años de edad, quien dependía económicamente de ella.