Sube el número de militares contagiados de COVID en el buque antártico Hespérides, fondeado en Las Palmas de Gran Canaria

El buque Hespérides, en Las Palmas de Gran Canaria con un brote de COVID

Efe

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Los militares contagiados de COVID-19 en el buque oceanográfico Hespérides siguen aumentando y ya ascienden a 39 de los 58 tripulantes del buque de la Armada, que está atracado en Las Palmas de Gran Canaria tras anular su viaje a la Antártida y donde los uniformados denuncian que se mezclan sanos con enfermos.

El Hespérides zarpó el 30 de diciembre de Cartagena (Murcia) rumbo a Uruguay para participar en la campaña antártica pero, a pesar de los protocolos anticovid de cuarentenas y PCR, el 3 de enero se detectaron cuatro positivos a bordo cuando se encontraba a unas doce horas de navegación al sur de las Canarias.

En ese momento, dio media vuelta y se dirigió a Las Palmas, a donde arribó el día 4. En los dos días siguientes se realizaron test de antígenos al resto de sus 58 tripulantes y se detectaron 13 casos más: 6 asintomáticos y 7 con síntomas.

Los 17 militares positivos desembarcaron entonces del buque oceanográfico, pero el resto se quedó dentro, con unos protocolos que la Armada dice se cumplieron rigurosamente pero que, tanto militares confinados en él, como la asociación Unión de Militares de Tropa (UMT), consideran insuficientes.

Tres hospitalizados, uno en UCI

Hace seis días, el Ministerio de Ciencia e Innovación comunicó la cancelación del viaje del Hespérides y reportó 35 contagiados. A día de hoy ese número ha aumentado a un total de 39 positivos, de los cuales tres están hospitalizados (uno de ellos, un sargento primero de unos 40 años, en la UCI) y uno ha sido dado de alta con PCR negativa.

“Era cuestión de tiempo, yo me sentía como en el corredor de la muerte y esperando mi turno, es que me tenía que llegar”. El que habla uno de los militares contagiados, que dio positivo hace unos días, por lo que cree que en la posibilidad de que si hubiera desembarcado al llegar, no habría enfermado.

Ahora hay 41 uniformados a bordo, de los cuales 22 están infectados (entre ellos el comandante del buque) y otros 19 sanos.

Fuentes de la Armada aseguran a Efe que los positivos que han ido surgiendo y sus contactos estrechos se fueron aislando en camarotes individuales, siguiendo las indicaciones de la Dirección de Sanidad de la Armada, en contacto permanente con el Instituto de Medicina Preventiva de Defensa.

Añaden que se realizaron dos desinfecciones de los camarotes de los positivos y de todas las zonas comunes del buque, momento a partir del cual toda la dotación se aisló en cabinas individuales. Los contagiados, añaden las fuentes oficiales, son atendidos por el servicio médico y la comida, siguiendo los protocolos, se les sirve con trajes EPI.

Sin embargo, según relata a Efe este militar que prefiere guardar su anonimato, el confinamiento no se cumple y algunos contagiados asintomáticos salen de sus camarotes a zonas comunes a fumar. “Pasaban todos los días los asintomáticos por delante de mi puerta”, relata.

En el Hespérides, asegura, se ha dado la circunstancia de que los tripulantes sanos entregan la comida a los positivos en sus camarotes sin EPI, solo provistos de mascarillas quirúrgicas y guantes. Él mismo afirma que tuvo que llevársela en un par de ocasiones en esas circunstancias.

“Estamos abandonados”

El militar se queja de que se siguen haciendo guardias, por ejemplo, en la puerta de entrada del buque, cuando está amarrado en un muelle militar, y que la tripulación recorre espacios comunes para chequear el buen funcionamiento del barco solo con mascarilla.

Reconoce que en su momento se desinfectaron los camarotes de las cubiertas superiores y los de los oficiales, pero no los de las inferiores, donde, asegura, duerme la mayoría de la dotación.

Como el resto de la tripulación, lleva quince días en el barco amarrado y ha visto cómo los compañeros de los camarotes aledaños han ido dando positivo, “sin poder dormir, con la angustia de que lo vas a pillar”. Ahora tiene síntomas que espera no vayan a más.

“Estamos abandonados. Mientras hubo interés de que no se suspendiera la campaña han estado un poco atentos, pero, en el momento en que se dio por perdida, la sensación es de que estamos arrumbados en el muelle a ver cómo pasa la tormenta y a ver quién sobrevive”, opina este militar, para quien “era cuestión de tiempo” contagiarse porque, “con el bicho este, con cualquier tontería la has fastidiado”.

La UMT ha denunciado este asunto en una solicitud de información presentada este lunes ante el Ministerio de Defensa, en la que afirma que tiene constancia por varias fuentes de que “se ha mantenido al personal contagiado junto al personal sano, con unas medidas a priori insuficientes”.

“Las zonas comunes, al parecer, han resultado ser el detonante para que el virus se expandiese a la dotación de un buque sin posibilidad de salir del mismo, por lo que era previsible y tan solo cuestión de tiempo que el resto de compañeros a bordo se contagiasen”, indica el documento al que ha tenido acceso Efe.

La asociación pregunta a Defensa por los protocolos establecidos en el Hespérides y si se están cumpliendo en sus “zonas de vida y trabajo”, al tiempo que le insta a calificar al personal de las Fuerzas Armadas como de alto riesgo.

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