Las bajas de la sexta ola agravan el déficit crónico de sanitarios en Canarias: no hay más personal para contratar

Profesionales sanitarios realizan pruebas PCR. EFE/ Enric Fontcuberta

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

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“Enfermeros, médicos... Absolutamente todo lo que se puede contratar se ha contratado”. El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, pronunció estas palabras el pasado lunes al ser cuestionado por la situación de desborde que atraviesan los servicios sanitarios -principalmente la Atención Primaria, pero ya también los hospitales- como consecuencia de la alta incidencia de casos de COVID-19 en esta sexta ola de la pandemia. No es solo que la presión asistencial se haya incrementado. Los recursos humanos también han menguado como consecuencia de las bajas laborales de los sanitarios. La Consejería de Sanidad habla de 2.200 trabajadores contagiados. Los colegios profesionales de Medicina y Enfermería estiman que entre el 10 y el 15% de la plantilla del Servicio Canario de Salud (SCS) está en situación de incapacidad temporal. No solo por el coronavirus. También hay bajas por estrés, fatiga laboral, ansiedad o depresión, recalcan sus representantes. 

Como ya sucediera en otras olas, las listas de empleo en Enfermería se han agotado. Tampoco hay médicos para cubrir las bajas que se producen. La alta contagiosidad de la sexta ola ha agravado el déficit crónico de sanitarios en Canarias, denunciado desde hace años por los profesionales. Ante estas carencias y la imposibilidad de encontrar más profesionales en las listas de empleo, la Consejería de Sanidad está tirando de la voluntariedad: trabajadores en activo para doblar turnos, jubilados que se hayan retirado en los dos o tres últimos años o los médicos residentes en formación para hacer horas extra. 

Voluntarios

El Colegio de Enfermería de la provincia de Las Palmas emitió el lunes a mediodía un comunicado a sus aproximadamente 8.000 colegiados pidiendo voluntarios para sumarse a la estrategia de vacunación. En apenas cuatro horas había recibido cerca de 200 notificaciones. Un día después, esa cifra había aumentado hasta las 300. La lista enviada al SCS está finalmente compuesta por 400 trabajadores. Según explica Rita Mendoza, presidenta de esta organización, entre quienes se han ofrecido hay enfermeras que ayudarán doblando turnos, que compatibilizarán esta tarea con su trabajo en el sector privado, que estaban como no disponibles en las listas o que se acaban de jubilar. 

José Ángel Rodríguez, presidente del Colegio de Enfermería de Santa Cruz de Tenerife, señala que la pasada semana también remitió una relación con un centenar de profesionales que, a pesar de haberse jubilado hace uno, dos o tres años, se han ofrecido a colaborar en esta sexta ola para aliviar la sobrecarga de los trabajadores en activo. Además, el lunes envió a la administración un listado con 60 voluntarios para doblar turnos. 

Tampoco se pueden cubrir todas las bajas entre los facultativos y la sobrecarga laboral continúa en aumento. Ha habido llamamientos a médicos jubilados para apoyar en tareas como el seguimiento telefónico de pacientes, aunque las carencias se están supliendo básicamente con un sobreesfuerzo del personal. Según explica Éric Álvarez, presidente del Sindicato de Médicos de Las Palmas, en Atención Primaria se ha creado una agenda exclusiva para la gestión de bajas y altas de los usuarios contagiados por COVID-19. Es decir, una vez que los profesionales terminan sus turnos, en los que están viendo a una cantidad de pacientes muy superior a la habitual (la media estos días está en torno a los 50 o 60 por turno, aunque ha habido casos que han superado los 80, señalan los trabajadores), se quedan un tiempo más en los centros de salud a realizar esa labor burocrática. 

Este miércoles la gerencia de Atención Primaria de Gran Canaria también hacía un llamamiento a residentes (MIR) de la especialidad de Medicina de Familia y Comunitaria para, también de manera voluntaria, ofrecerles hacer horas extra pagadas como horas de guardia, con el objetivo de reforzar las labores de seguimiento de pacientes con COVID-19, la gestión de las incapacidades temporales y otras actividades derivadas de esta patología, siempre bajo la supervisión de los adjuntos y sin perjudicar su itinerario formativo. 

En un hilo publicado este jueves por la noche en Twitter, el director del Servicio Canario de Salud, Conrado Domínguez, señala que en apenas mes y medio se han registrado 2.211.350 consultas en Atención Primaria, un millón más que en las mismas fechas del año anterior. El número dos de la Consejería de Sanidad apunta que la administración ha mantenido a los profesionales de refuerzo contratados para la pandemia, que ha cuantificado en aproximadamente 5.000, y ha aumentado en esta sexta ola los recursos con otros 2.000 trabajadores. Entre las medidas adoptadas recientemente para descongestionar los servicios se ha referido a los cambios en la tramitación de las bajas y altas para “liberar en gran medida” a los médicos de familia.

Falta de planificación y visión a medio plazo

Los profesionales coinciden. La situación actual es producto de una carencia de planificación y organización de los recursos humanos en la sanidad pública canaria. Hablan de un “déficit crónico” de profesionales que la pandemia, a pesar de los refuerzos, ha agravado. Pero también de una falta de visión a medio plazo. Lo resume Rita Mendoza, presidenta del Colegio de Enfermería de Las Palmas: “Dos años y seis olas más tarde, seguimos sin estar preparados”. Los colegios de médicos de las dos provincias canarias también han expresado esta semana su hartazgo con la gestión política de la pandemia. El de Las Palmas hacía un llamamiento “agónico” ante la “insostenible situación” de la Atención Primaria. Para el de Santa Cruz de Tenerife, la COVID-19 ha sido la “prueba diagnóstica” definitiva para revelar la “degradación” de un sistema público “al que se le han visto las costuras”. 

Falta personal y falta estabilidad en el empleo. “Si nos comparamos con Francia, Canarias tiene la mitad de enfermeras por número de habitantes. Si lo hacemos con Alemania, un tercio. Nuestra ratio ya de por sí era baja. El sistema no estaba preparado para recibir una epidemia”, explica Rita Mendoza. A ello se le une la precariedad, la proliferación de contratos eventuales, en ocasiones de días. “Es inconcebible que la misma enfermera que hoy está poniendo vacunas y que necesita saber mucho de vacunas vaya a estar mañana llevando dos respiradores en una UCI (Unidad de Cuidados Intensivos). No hay profesión capaz de soportar esto. Lo que se necesita es estabilidad laboral en los servicios para que el talento se desarrolle y se retenga”, explica la portavoz colegial, que recalca que las Islas generan “muy buenos perfiles profesionales” que, sin embargo, optan por marcharse porque “fuera les ofrecen mejores contratos”. “No podemos perder ese talento”, dice. 

Hace unas semanas el Servicio Canario de Salud hizo un llamamiento para encontrar personal de Enfermería especializado en el tratamiento de pacientes críticos con la finalidad de que pudiera incorporarse a las UCI de los hospitales de las Islas ante el incremento de demanda asistencial y la carencia de estos perfiles. “Hay que tomar decisiones en cuanto a la formación de enfermeros especializados en enfermedades respiratorias. Si hace dos años hubiésemos formado a 50 profesionales, hoy no tendríamos el problema que tenemos. No se puede resolver nada sin pensar en el medio plazo. En Enfermería no se ha pensado. Faltan especialistas en las UCI porque no se han sentado a formar”, lamenta José Ángel Rodríguez. Mendoza precisa que en algunas gerencias, como la del Doctor Negrín de Gran Canaria, si ha habido alguna actividad formativa para reforzar este perfil, pero que no se trata de una práctica generalizada en la administración sanitaria pública canaria. 

“Lo llevamos planteando desde el principio de la pandemia, que se mejore la coordinación. Hay que replantearse las políticas de contratación, la formación del personal. Solo se dedican a resolver el parche cuando ocurre y lanzan mensajes confusos a la población. No se entiende que se llene un campo de fútbol con una variante tan contagiosa como la ómicron. Están saturadas las urgencias, las UCI, la Atención Primaria. En los centros de salud no cogen los teléfonos, eso es una señal de colapso. Hay un impacto a nivel de cuidados y atención a la salud de las personas. Están haciendo un flaco favor a la contención de la pandemia”, agrega, visiblemente molesto, el presidente de los enfermeros tinerfeños. 

Incentivos y plazas de formación

Rodrigo Martín, presidente del Colegio de Médicos de la provincia occidental, coincide en el diagnóstico. “Se va actuando tarde y mal cuando hay una emergencia. No ha habido nunca un plan de futuro” para adecuar los recursos sanitarios a la demanda asistencial. “Hay que reforzar las plantillas con los pocos médicos que puedan venir”, apunta el representante de la organización, que precisa que, para ello, para atraer profesionales a Canarias, es necesario darles incentivos. Y el principal es la estabilidad en el puesto de trabajo. Dos de cada tres facultativos especialistas que ejercen en las Islas tienen un contrato temporal.

 “Una manera de conseguir médicos es darle cosas que no tienen. Una es la estabilidad. Después, desburocratizar la asistencia, sobre todo en Atención Primaria, quitar al médico competencias que son puramente burocráticas y que lo haga otro tipo de profesional para que un médico se dedique a hacer medicina”, remarca Martín. Las condiciones económicas, los medios técnicos, la conciliación laboral y familiar o la posibilidad de desarrollar en condiciones óptimas una carrera investigadora son otros de los aspectos que los profesionales sanitarios “valoran mucho” y pueden hacer que se decanten por un trabajo. 

“El problema es que no hay médicos. Y eso es responsabilidad de la administración. Es un déficit crónico, estructural, a todos los niveles, que ha empeorado con la pandemia. La sanidad está totalmente desbordada y no pasa solo en Canarias”, sostiene Eric Álvarez. Un informe de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública reveló que antes de la pandemia más de la mitad de los médicos de familia del Archipiélago tenían más de 1.500 pacientes en su cupo, el límite que las autoridades recomiendan no superar para poder garantizar la calidad asistencial en el servicio.

Para el presidente del Sindicato de Médicos de Las Palmas, no ha habido ninguna previsión. “El número de médicos que se han ido formando en los últimos años no ha sido suficiente teniendo en cuenta el envejecimiento de una población que cada necesita más atención médica”. La dificultad, añade, es que un facultativo se forma como mínimo en una década (seis de carrera y cuatro de especialidad), por lo que las decisiones que se adopten ahora en cuanto a aumento de plazas no se verán hasta dentro de unos años. 

El paradigma es la Atención Primaria. “Son muchas plazas las que hay que ocupar. Un porcentaje importante de médicos se jubilará dentro de unos años y no hay personal para suplirlo. La carencia será aún mayor, se corre un riesgo crítico”, advierte Álvarez, que coincide con Martín en que las condiciones laborales y la estabilidad en el empleo son claves para evitar que se produzca una fuga de profesionales hacia otros países. “En Canarias, antes de la pandemia, no había médicos en paro. Y muchos tenían dos trabajos. Si tuvieran solo un trabajo, muchas de las plazas estarían desiertas”, afirma. 

Los representantes de estos colectivos sanitarios advierten de que el personal está exhausto, “agotado por la pandemia” y soportando, en algunos casos, las agresiones verbales de usuarios descontentos por la saturación de los servicio, y reclaman a la administración ser escuchados, que cuenten con los trabajadores en la búsqueda de soluciones. “Siempre tendemos la mano al SCS, todavía hay muchas acciones por implementar”, concluye la presidenta del Colegio de Enfermería de Las Palmas.

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