Discrepancias y confusión respecto a la vacuna del cáncer de cérvix
Los detractores y defensores de la vacuna contra el cáncer de cuello de útero, que se aplica desde este año a las niñas de 11 a 14 años, han sembrado dudas en los padres sobre la conveniencia de someter a sus hijas a este tratamiento.
La prevalencia de infección por Virus de Papiloma Humano (VPH) en España es una de las más bajas de Europa, al igual que las cifras de mortalidad derivadas de esta infección.
En 2005 se produjeron 594 fallecimientos por cáncer de cuello de útero, lo que supone una tasa ajustada por edad de 2 muertes por 100.000 mujeres, con una edad media de defunción de 63 años, según el Instituto Nacional de Estadística.
Sin embargo, el Consejo Interterritorial de Salud celebrado el pasado 10 de octubre acordó la incorporación al calendario de la vacuna, cuyo coste asumirán todas las comunidades antes de 2010.
País Vasco, Navarra, La Rioja, Castilla-La Mancha, Cantabria, Canarias, Ceuta y Melilla ya la ofertan gratuitamente, mientras que otras como Castilla León y Madrid están a punto de sumarse a la iniciativa.
La confusión sobre la pertinencia de que la Sanidad pública asumiera el elevado precio de la profilaxis -464,58 euros- surgió en el seno de la propia Administración.
La ex ministra de Sanidad Elena Salgado dio carpetazo al asunto, alegando que España es uno de los países de “menor mortalidad” debido a “la extensión de los programas de cribado”. De hecho, España se sitúa en el puesto 23 de la Europa de los 27 en cuanto a menores incidencias.
Salgado explicó que éste no era un “tema urgente” -la vacuna no sustituye los programas de cribado- y su supuesta efectividad se conocerá dentro de 35 años, cuando las niñas sean ya mujeres.
El mismo informe elaborado por la Comisión de Salud Pública, de la que forman parte expertos y representantes de las comunidades, sirvió a Salgado para rechazar un tratamiento que, meses después, defendería el nuevo titular de este departamento, Bernat Soria.
El Parlamento instó al Gobierno a autorizar, en un plazo máximo de seis meses, la aprobación de la vacuna, pero el ministro no quiso agotar ese plazo y dijo que se habían realizado los estudios pertinentes para darle luz verde en menos de dos meses.
La comunidad científica también está dividida, como se comprueba en distintas páginas web sanitarias que recogen firmas contrarias a la vacuna, mientras que algunas organizaciones, como la World Association for Cancer Research (WACR), han exigido la adopción inmediata de una moratoria y la suspensión de la publicidad “engañosa” que la promueve.
La campaña está avalada por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), la Sociedad Española de Pediatría (AEP), la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), la Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia (AEPCC), la Asociación de Microbiología y Salud (AMYS) y la Sociedad Española de Citología (SEC).
En España se comercializan dos vacunas, Gardasil, fabricada por el laboratorio Sanofi Pasteur MSD, y Cervarix, de GlaxoSmithKline, cuyos laboratorios defienden la “seguridad” y “absoluta eficacia” del fármaco contra los subtipos del VPH 16 y 18, responsables del 70% de los cánceres de cérvix, y 6 y 11, causantes de verrugas genitales.
Antonio González, director médico de Sanofi Pasteur, declaró que esto no significa que la vacuna ponga fin al cáncer de cérvix, al prevenir sólo contra dos clases de lesiones precancerosas.
Abundó en que la vacunación, que se aconseja en las adolescentes antes del inicio de la actividad sexual, no debe limitar la práctica de otras medidas preventivas como el cribado sistemático o el uso de medidas profilácticas en las relaciones sexuales.
La ginecóloga Concha Piernas, dedicada desde hace más de quince años al cuello de útero y que presume de no estar “en la nómina de ningún laboratorio”, defendió la eficacia de la profilaxis para prevenir las lesiones premalignas del VPH y explicó que no tiene efectos secundarios distintos a los de cualquier otra vacuna.
Mientras que la WACR alerta de que la FDA ha registrado once muertes y cerca de 3.779 reacciones adversas entre junio de 2006 y agosto de 2007, desde Sanofi Pasteur se aclara que en ningún caso la relación entre vacuna y fallecimiento fue causal, sino eventual.
Piernas expresó su preocupación por que la propaganda está generando una “falsa confianza” en que la profilaxis erradicará la patología, cuando la realidad es que no se sabrá ni siquiera si ha disminuido gracias al tratamiento hasta dentro de treinta años.