El doble criterio de Sanidad que dibuja dos pandemias en Canarias

El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torre (i), y el portavoz de del Comité Científico para la Emergencia Sanitaria en Canarias, Lluis Serra

Toni Ferrera

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Según en qué página oficial se mire, los casos de COVID en Canarias ofrecen una realidad diferente en el Archipiélago. En Grafcan, la web de transparencia que impulsó el Gobierno autonómico al inicio de la pandemia para informar sobre la evolución del virus, los contagios aparecen referenciados según el centro sanitario que realiza el seguimiento del positivo. Esto significa que no importa tanto dónde reside el infectado, sino más bien desde dónde lo están monitorizando. De ahí a que sea más plausible que municipios con alta densidad y personal de Atención Primaria, como Las Palmas de Gran Canaria o Santa Cruz de Tenerife, tengan inflada su tasa de diagnósticos. Sin embargo, esto no es lo que ocurre en el Informe epidemiológico diario que publica la Consejería de Sanidad del Gobierno regional. Ahí el criterio para distribuir los casos se basa en el lugar de residencia del contagiado. Este documento se apoya en el que, según sostiene el departamento que dirige Blas Trujillo, es el indicador más completo. Pero el problema está en que difiere con Grafcan y, por lo tanto, dibuja una imagen de la pandemia distinta en las Islas, sobre todo si acudimos al microdato de las detecciones por cada municipio.

El dilema no radica en que se escoja un criterio u otro. Sanidad considera que ambos marcan correctamente el ritmo de la pandemia y son igual de válidos para tomar medidas de protección. La confusión llega cuando no existe un cuadro informativo aclaratorio que indique por qué en Grafcan se visualiza la epidemia de una forma y en el informe de otra. De hecho, esta disposición ha llegado a incendiar a varios alcaldes y ayuntamientos, que suelen acudir a la web de Grafcan (mucho más accesible) y no aprecian la incidencia real de infectados en su región. El último ejemplo tuvo lugar en La Aldea, municipio al oeste de Gran Canaria con poco más de 7.000 habitantes, que sufrió dos brotes de COVID hace unas semanas. Los positivos en la página de transparencia no fueron notificados dentro del territorio afectado. Pero en el informe sí, lo que condujo a cierto desconcierto. Otro caso representativo es de la capital grancanaria, que según Grafcan ha reportado 615 contagiados en los últimos siete días, mientras que en el estudio la cifra es mucho menor, 318. Santa Cruz de Tenerife, por su parte, también registra dos cifras desiguales: 187 y 65, respectivamente.

Lo cierto es que no existe una norma clara para regular cómo se distribuyen los casos de coronavirus. El último dossier sobre Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de COVID-19, publicado por el Ministerio de Sanidad, no hace hincapié en ello. Las comunidades deciden qué indicador tomar. Y en Canarias ha habido varios cambios al respecto. Grafcan comenzó reflejando los diagnósticos de acuerdo con la residencia consignada en su tarjeta sanitaria y el municipio donde se ha declarado la enfermedad. Estos pueden no coincidir, así que el Gobierno autonómico decidió echar por tierra ambos barómetros y apostar por el centro sanitario desde el cual se hace el seguimiento. La Consejería justifica estos volantazos en que se ha ido adaptando a la evolución de la epidemia y la información recabada. Ahora considera que se ha avanzado lo suficiente en el rastreo como para asignar los positivos según la residencia revelada.

Sanidad ha confirmado a esta redacción que se está planteando modificar el indicador de Grafcan para armonizarlo con el del informe. En caso de hacerlo, tendría sus repercusiones, ya que el número acumulado de casos en cada municipio cambiaría y la serie histórica sería distinta.

La comunicación de datos durante la crisis del COVID

En un artículo publicado por el diario El País en junio del año pasado, varios expertos expusieron la importancia de explicar con claridad y simpleza los datos de la pandemia. “Lo cuantitativo es inherente a la epidemiología”, dijo Miquel Porta, investigador y catedrático de Salud Pública en el Instituto Hospital del Mar, de Barcelona. “Los epidemiólogos son los científicos de datos (de salud) originales”, subrayó Miguel Hernán, catedrático de Epidemiología en Harvard.

España y Canarias han arrastrado desde el estallido del virus varios problemas endémicos de detección de casos que han obligado a ambos ejecutivos a parchear las fugas y ser reactivos cuando corrían prisa. El propio ministro de Ciencia, Pedro Duque, lo confirmó: “No teníamos un plan de qué hacer en una pandemia”. Un año después, muchas comunidades siguen enviando al Ministerio de Sanidad cifras infraestimadas, sobre todo de fallecidos, debido a las sobrecargas del sistema. Un apunte: Sanidad y las consejerías han tenido que crear bases de datos manuales para el seguimiento de la peor pandemia en un siglo. Proyectos independientes como Datadista o Escovid19data han ayudado a aclarar las cosas.

Con respecto a Canarias, hay cierta discrepancia. Por un lado, es una de las autonomías que más datos aporta sobre la COVID-19. Pero también hay otros aspectos reseñables que se podrían optimizar para una mejor comunicación. De primeras, Grafcan no deja de ser un portal muy engorroso y difícil de recopilar. La página no se ajusta en su mayoría a los denominados principios FAIR: datos localizables, accesibles (no hay forma de extraer las cifras, salvo por scrapping), interoperables y reutilizables.

Sobre el Archipiélago también podemos destacar la temporalidad de los casos. Mucha gente se ha preguntado: ¿por qué los diagnósticos que se informaron el 25 de enero (por poner un ejemplo) no se corresponden luego con la serie histórica? Esto se debe a que las Islas no elaboran la curva según la fecha de publicación del infectado, sino por la fecha de diagnóstico. Son valores distintos. Tampoco se ofrece, entre otras cosas, el dato de contagios por residencias. La Consejería de Sanidad del Gobierno autonómico lanzaba semanalmente un informe epidemiológico mucho más extenso que el actual donde recogía más variables. Ese estudio ya no está disponible. Además, durante las Navidades se interrumpió la actualización diaria de Grafcan los fines de semana, lo que limitó la información de la COVID-19 a una escueta nota de prensa.

El artículo Autonomías y COVID-19: ¿datos para comunicar o para confundir?, publicado en la página The Conversation y escrito por investigadores y académicos, trata sobre esto. “Las comunidades autónomas son la primera fuente de información sobre la COVID-19 en España. En la práctica, han coincidido en ofrecer los datos mínimos sobre la pandemia de forma diferente. Han empleado herramientas y formatos distintos, cambiantes sin previo aviso y, muchas veces, confusos. Incluso una misma comunidad puede llegar a ofrecer datos discrepantes sobre un mismo concepto. Cada territorio se ha convertido, pues, en un silo de datos tan independiente que dificulta su seguimiento diario como el análisis a medio y largo plazo”.

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