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Estudiar Enfermería en La Palma: 912 euros por recibir clases presenciales a través de una pantalla con mala conexión a internet

Escuela de Enfermería de la ULL en La Palma

Andrea Domínguez Torres

21 de octubre de 2022 14:29 h

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Una pantalla conecta a los estudiantes de Enfermería de La Palma con los matriculados en Tenerife. A pesar de que ambas escisiones pertenecen a la Universidad de La Laguna (ULL), la diferencia de las clases entre una isla y otra son palpables para los estudiantes. En La Palma no hay profesores en el aula impartiendo la teoría, todo se hace a través de internet con un programa de videollamadas. “Muchas veces se cae la conexión, otras el sonido llega con retraso y cuando vas a preguntar dudas, interrumpes al profesor”, narra Andrea, alumna del tercer año de Enfermería y portavoz de su curso. 

Las clases magistrales se dan desde Tenerife. Cuando la conexión falla, el contenido de la clase queda totalmente perdido y recuperar el temario depende de la buena fe de cada profesor o profesora. “Ya que tienes este modelo de enseñanza, al menos que las conexiones sean buenas”, critica esta alumna. De esta manera, las dudas tienen que resolverse en una tutoría en el tiempo libre de los estudiantes. “No tenemos ese punto extra que ellos tienen en Tenerife de acudir al final de la clase a consultar dudas”, puntualiza. Los docentes se desplazan a La Palma solamente para las prácticas simuladas, talleres o seminarios. 

Andrea conduce desde Tazacorte hasta Santa Cruz de La Palma, en un trayecto de 40 minutos en coche para, en ocasiones, encontrarse con que ese día no se da clase. “Es mentira que sean fallos puntuales, hemos estado días enteros, seis horas de docencia, sin conexión a internet”, cuestiona las declaraciones de portavoces de la Universidad en televisión.

Desde el inicio del curso los pupilos han alzado la voz. Pagan una matrícula de 900 euros, sin contabilizar las becas y en muchos casos tienen que desplazarse desde Tenerife para recibir las lecciones, con el gasto extra en transporte y alojamiento. A los problemas con la conexión se suma una estampa rocambolesca: llevan ventiladores portátiles para hacer frente al calor. También denuncian que para preguntar dudas solo cuentan con dos micrófonos a repartir entre 50 personas 

Cansados de su situación los futuros sanitarios decidieron hacer públicas sus quejas e intentar que la dirección de la ULL respondiera a sus peticiones. El vicerrector de Cultura y Participación Social y responsable del Campus de La Palma, Juan Albino Méndez, afirma que la Universidad actuó “desde que tuvo constancia”, dando “máxima prioridad” al problema. Albino reconoce que hubo una incidencia a principios de curso en la comunicación, que se solucionó temporalmente pero luego volvió a producirse. “Es una cuestión indeseable pero a veces sucede con las tecnologías”.

“Es algo nuevo, nos ha cogido desprevenidos porque esta sede se inauguró el año pasado y tiene mejores prestaciones que la anterior”, señala el vicerrector de Cultura. El responsable del Campus de La Palma reconoce que los problemas en  la conexión pueden ser un hándicap para los estudiantes pero que solucionarlos es su máxima prioridad. Los contratiempos con la conexión a internet o la sensación de interrumpir la clase no es cosa de este año y tampoco de la nueva facultad. La enfermera Cristina, que se graduó en La Palma antes del cambio de sede, recuerda ya entonces las dificultades para seguir las clases por videollamada. 

En este caso, de acuerdo con la ULL, los equipos se sobrecalentaron por las altas temperaturas en una de las aulas. Por eso han decidido tomar dos medidas: reacondicionar el espacio para evitar el calor y cambiar los sistemas electrónicos de comunicación.

Otros problemas denunciados por los estudiantes

A pesar de que el edificio en el que está situada la facultad se usa solo desde hace dos años, los estudiantes denuncian la falta de acondicionamiento. No hay servicio de cafetería, solo una máquina expendedora que vende productos “insanos”. “Estamos en una carrera para cuidar a otras personas y no podemos cuidarnos a nosotras mismas”, relata Andrea sobre la oferta de chocolatinas en la facultad. En la anterior ubicación, los estudiantes se desplazaban hasta la trasera del edificio para poder desayunar. Sin embargo, en la actual no hay esa opción, solo una ventita.

Para los problemas que quedan pendientes de atajar, Juan Albino plantea abrir un espacio de debate con los estudiantes donde puedan reflejar sus quejas. “Hay cosas de las que no tenemos constancia y eso para nosotros es importante resolverlo”. En el aire queda el futuro de la cafetería,  pero desde la ULL indican que se está barajando preparar la planta baja para poder prestar este servicio.

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