Medios de transporte y barreras para la discapacidad, cara y cruz del negocio de los patinetes eléctricos

Patinete eléctrico en plena calle. (Fabián Sosa)

Fabián Sosa

Santa cruz de Tenerife —

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Hace unos años nadie podía imaginar que uno de los juguetes más populares entre los niños acabaría adquiriendo la función de medio de transporte, que invadiría el entramado de gran parte de las ciudades del mundo y se consolidaría como una nueva forma de movilidad urbana.

En algunos de los municipios más grandes de Canarias ya se han instalado empresas que ofrecen servicios de alquiler de estos vehículos mediante aplicaciones móviles. Su funcionamiento es sencillo: la app le muestra al usuario todos los patinetes que hay disponibles en la ciudad, este localiza el más cercano, lo desbloquea realizando un pago online (generalmente por valor de un euro) y ya puede circular hasta su destino. Una vez allí, el usuario es el encargado de aparcarlo y finalizar el viaje para realizar un último pago, que varía en función de la duración del trayecto.

Este nuevo medio de transporte, que se presenta como una alternativa más práctica, económica y sostenible que el coche, está generando, sin embargo, algunos inconvenientes. Dando una vuelta por cualquier ciudad resulta común encontrarse con patinetes que quedan mal estacionados después de que los usuarios, tras finalizar su trayecto, hayan decidido dejarlos en mitad de las aceras, ocupando pasos de peatones o incluso tirados en el suelo. 

Esta circunstancia no solo resulta ser un estorbo para la correcta circulación de los peatones, sino que supone otra barrera más para las personas que padecen alguna discapacidad física, que en ocasiones (cuando la acera es demasiado estrecha) se ven obligados a bajar a la calzada, con las molestias y los peligros que ello conlleva. Salvador Morales es presidente de Coordi Canarias, la Coordinadora de Personas con Discapacidad Física de Canarias, y requiere de una silla de ruedas eléctrica para desplazarse: “Los patinetes eléctricos están suponiendo un obstáculo más para las personas que tenemos movilidad reducida. No digo que no deban promoverse estos medios de transporte, pero se tiene que buscar la manera de que todas las formas de movilidad puedan coexistir sin que una interfiera sobre las demás”. 

A este respecto, José Ignacio Delgado, vicepresidente de la Asociación de Movilidad Personal de Canarias (AMPECAN), cree que existe cierto ataque al sector de los patinetes eléctricos y que se debe a las molestias que genera la actividad de estas empresas de alquiler. Por ello, recalca que hay que hacer una clara diferenciación entre los usuarios particulares que disponen de patinete propio y las empresas que despliegan cientos de patinetes por la ciudad: “Entendemos que estas empresas ejercen una labor muy interesante, porque facilitan el acceso a este tipo de movilidad. Sin embargo, consideramos que los ayuntamientos no tienen solo que darles el permiso para operar, sino establecer unas condiciones para que los usuarios, que en ocasiones no destacan por su civismo, tengan unas reglas que obedecer y existan unas infraestructuras que ordenen el tráfico y el estacionamiento”.

Las empresas que ofrecen estos servicios no se encargan de reubicar los patinetes en caso de haber quedado mal estacionados. Por el contrario, delegan esta labor en la responsabilidad individual de los usuarios. La multinacional Lime, se limita a recomendar, a través de una breve guía en su web, estacionar sus vehículos de la siguiente forma: “Evite estacionar en pasos de peatones, rampas de servicio y paradas de autobús. Estacione correctamente, preferiblemente entre árboles o en las áreas de estacionamiento de bicicletas existentes”. De esta manera, los patinetes que se estacionan mal quedan ahí, estorbando a la espera de que otros usuarios los alquilen. 

En manos de las corporaciones locales

En su normativa, la Dirección General de Tráfico establece algunas medidas de seguridad, como la prohibición de circular por autopistas o los límites de velocidad, pero no especifica nada en cuanto al estacionamiento de estos vehículos. En su lugar, deja cierto margen de actuación a las corporaciones locales para que las medidas que se adopten puedan adecuarse a las peculiaridades de cada núcleo poblacional. 

Para solucionar los problemas y dudas que existen en torno a la actividad de estas empresas de alquiler, el vicepresidente de Ampecan, considera fundamental avanzar en el desarrollo de normativas específicas que contemplen y regulen esta realidad: “Es necesario que pongan en marcha las ordenanzas municipales correspondientes. Nosotros nos hemos puesto en contacto con muchísimos ayuntamientos para ofrecerles nuestra colaboración y nuestro punto de vista y se les ha enviado documentación, información y datos para que los usuarios tengan un marco al que atenerse”. Delgado también cree que debe apostarse por crear buenas infraestructuras que canalicen y faciliten el uso de estos vehículos: “Si queremos pacificar las ciudades y reducir la contaminación tenemos que poner medios. No podemos seguir apostando por el tráfico actual y no fomentar medios de transporte más sostenibles”, asevera. 

En este sentido, la respuesta por parte de los ayuntamientos canarios ha sido diversa. El de Tías, en Lanzarote, ya ha anunciado que próximamente se hará pública una ordenanza municipal específica que regule el uso de los patinetes. Mientras, su Policía Local ha retirado en alguna ocasión hasta 88 patinetes que se encontraban estacionados de forma irregular en la vía pública. 

Otro de los municipios lanzaroteños que ha tomado una medida similar contra esta problemática es Teguise. En agosto del pasado año, la Policía Local incautó hasta 45 patinetes acogiéndose a su Ordenanza Reguladora número 56 de Seguridad y Convivencia Ciudadana, por la cual “se prohíbe en estos espacios y vías públicas toda actividad no autorizada expresamente y que implique una estancia o uso abusivo, insistente o agresivo de estas zonas o que en general representen acciones de presión o insistencia hacia los ciudadanos o perturben la libertad de circulación de estos u obstruyan o limiten el tráfico rodado de vehículos”.

El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, por su parte, anunció el pasado mes de noviembre que el servicio de alquiler de patinetes se sacará a licitación próximamente y que, además, la concesión para operar en la ciudad se dará a una única empresa. En su Ordenanza de Circulación y Movilidad, el consistorio recoge las siguientes reglas: 

  • “Los vehículos de movilidad personal, estacionarán en los espacios específicamente reservados al efecto, con independencia de que la señalética existente se refiera en exclusiva a las motocicletas o ciclomotores”.
  • “En el supuesto de que no los hubiera, siempre que esté permitido el estacionamiento, estacionarán prioritariamente en la calzada junto a la acera en forma oblicua a la misma y ocupando una anchura máxima de 2 metros, de forma que no se impida el acceso a otros vehículos o el paso desde la acera a la calzada”. 
  • “Cuando no sea posible el estacionamiento en calzada y no existan en la zona, los espacios reservados previstos anteriormente, los vehículos de dos o tres ruedas referidos, podrán estacionar en las aceras y paseos siempre que los mismos cuenten con más de tres metros de ancho de espacio libre y no se encuentre expresamente prohibido”.

Problemáticas previas

Antes del 2 de enero de 2021, los patinetes no tenían ninguna norma que regulase su tráfico. La popularización de estos vehículos en las ciudades dio lugar a accidentes entre sus usuarios y los peatones, resultando especialmente peligrosos para las personas con movilidad reducida. Morales asegura que el hecho de que los vehículos de movilidad personal (VMP) pudieran circular por las aceras era un problema: “A nosotros, que vamos en sillas eléctricas, muchas veces se nos atraviesan peatones y no nos da tiempo de frenar, imagina con la velocidad que coge un patín”. En cambio, se solidariza con ellos y considera peligroso que vayan por la calzada: “También entiendo que es un riesgo para los patinetes. Nosotros muchas veces nos vemos obligados a bajar y, debido a los coches, tenemos que ir con mucha precaución”.

No obstante, desde que entrara en vigor la modificación del Reglamento General de Circulación y el Reglamento General de Vehículos hace casi un año, los VMP son considerados un medio de transporte más, por lo que tienen prohibida su circulación por las aceras y por las zonas peatonales.

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