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Una nueva peluquería para Carolina después de que la lava engullera tres décadas de trabajo en Todoque

Carolina Pérez en su nueva peluquería instalada en Los Cancajos.

Natalia G. Vargas

Los Llanos de Aridane —

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La madre de Carolina Pérez barría la escalera cada día antes de que la peluquería abriera y empezara a recibir clientes. Su marido pasaba horas asomado al balcón, disfrutando de las vistas que ofrecía Todoque. ''Era como su castillo'', cuenta Carolina. Todo se congeló en el momento en que el reloj se paró a las 15.10 del 19 de septiembre de 2021, cuando el volcán de Cabeza de Vaca entró en erupción. La palmera ha capturado esta rutina en un mural que ahora adorna su nueva peluquería instalada en Los Cancajos, al otro lado de La Palma, después de que la lava acabara no solo con su negocio, sino también con su casa familiar. 

Peluquería Caroli arrastraba 34 años de historia en este barrio que ha dejado de existir. Rosa, la madre de Carolina, la instaló en una casa antigua heredada de su familia porque era ''su ilusión de toda la vida''. Hasta allí se desplazaban vecinas y vecinos de Las Manchas, Puerto Naos, La Laguna o Los Llanos de Aridane. El local era ''chiquitito y familiar'', y al mismo tiempo que funcionaba como salón de belleza era también una especie de ''centro de psicología'' para quien pasara por allí.

Como muchos otros vecinos damnificados, madre e hija confiaban en que sus propiedades pasaran desapercibidas para las coladas de lava. Pero no fue así. Cuando Carolina se enteró de que el volcán había entrado en erupción, descolgó el teléfono y llamó a su madre, que estaba celebrando el 15 aniversario de su matrimonio en Madrid. La ''amabilidad'' de las erupciones de Teneguía y San Juan hicieron que ninguna de las dos sospechara la catástrofe que estaba por venir. ''¡Qué fuerte es nuestro amor que hasta un volcán erupciona en nuestro aniversario!'', bromeaba Rosa al otro lado del teléfono. ''Siempre se ha dicho que los volcanes de La Palma son amables, pero este más daño no puede hacer. Encima no encontramos todavía un final que nos permita ponernos a buscar una solución'', valora Carolina. 

La peluquera, que estaba ese domingo en una caravana en Fuencaliente pasando el fin de semana, se desplazó por la tarde hasta Todoque para salvar lo que pudiera. En el corte de seguridad, un agente de la Policía Local le dio cinco minutos para entrar a su casa. Ese día solo pudo sacar el coche. Poco tiempo después volvió acompañada de miembros de la UME (Unidad Militar de Emergencias) y del Cabildo insular. Le dieron solo 15 minutos para recuperar recuerdos y para despedirse de las paredes que la vieron crecer.  ''Cuando tú entras en tu casa y sabes que no vas a volver, te derrumbas''.

Carolina no entró a su peluquería, sino que invirtió todo su tiempo en rescatar enseres de la casa de su madre, que fue su hogar en la infancia. ''Ella me pidió la Thermomix, ropa, zapatos y algunas fotos que tenía en el cabecero de la cama'', recuerda. También sacó los papeles de la casa y de sus terrenos, que ahora le acompañan a todas partes para demostrar que es una de las afectadas por la erupción.

Hasta su antigua peluquería se desplazaron los efectivos de la UME. Tintes, máquinas, aparatos… Lo metieron todo en bolsas de basura. ''En el momento tampoco te da tiempo de pensar mucho, pero cuando pasa el tiempo te das cuenta de que te has dejado muchas cosas atrás. Mi madre, por ejemplo, dejó en el congelador verduras que había cosechado durante el verano para poder comer en invierno'', apunta Carolina.

Peluquería Caroli 2.0

Lejos de quedarse con los brazos cruzados, Carolina se subió al coche y comenzó a dar vueltas por la isla en busca de un lugar donde instalar la ''versión 2.0'' de su peluquería. Primero había pensado en construirla en La Laguna para estar más cerca de la clientela, pero el avance de las coladas hacia este barrio que casi ha desaparecido bajo la lava le hicieron desechar esa idea. 

En Los Cancajos encontró un local que antes del estallido de la pandemia de COVID-19 funcionaba como negocio de alquiler de coches. Buscó por cielo y por tierra a los propietarios del espacio y confirmó que estaba disponible. El 25 de octubre, como “autorregalo de cumpleaños”, firmó el contrato. Ese fin de semana, con la ayuda de algunas compañeras, pintó el mural que ahora corona Peluquería Caroli 2.0, en él, la antigua iglesia de Todoque marca las 15.10 horas. La noche del viernes 5 de noviembre organizó una pequeña inauguración con los amigos que le donaron dinero y materiales, pero el lunes ya empezó a ''trabajar a piñón''. ''Los gastos se nos echan encima'', asevera. 

Allí pasa mañana y tarde en compañía de su madre, atendiendo a clientes entre sonrisas y mensajes de ánimo. Una de sus clientas asiduas es Isabel. Mientras Rosa le pone el tinte, Isabel reivindica que los damnificados reciban cuanto antes las ayudas estatales para empezar de nuevo: ''Si hay que salir a la calle a manifestarse se sale, pero los vecinos tienen que recibir de forma justa lo que les pertenece''.

Con este dinero, Rosa solo quiere ''comprar bloques'' para crear cuanto antes una pequeña vivienda cómoda que le permita recuperar parte de su vida en el campo. Para Carolina, el apoyo psicológico debe ser fundamental. ''Por ahora no se han lamentado víctimas, pero se lamentarán'', augura. ''La gente lleva ya casi dos meses sin poder dormir bien. Todavía estamos en shock y no nos damos cuenta de lo que realmente estamos viviendo'', defiende. ''La gente va a estar enferma mentalmente porque han luchado toda la vida por tener una casita, una huerta o animales que ya no están''. 

''Hasta ahora todo ha sido salir corriendo de casa y preparar la maleta con la ilusión de volver, pero ahora mismo llegas a Todoque y no sabes ni siquiera dónde o en qué punto está tu casa. Es desolador'', añade Carolina. Ella todavía no es capaz de hablar de Todoque en pasado, y confía en poder volver gracias al proyecto del arquitecto Henry, que pretende refundar el barrio. 

Mientras tanto, solo le queda trabajar. ''Tenemos que seguir adelante. No podemos esperar por las ayudas. El día que lleguen, si llega algo, será bien recibido. Pero teniendo las manos sanas lo mejor que hay es trabajar, tener ganas y seguir para adelante. Siendo madre de familia no puedo permitirme enfermar. Esto va a ser muy difícil de llevar. No solo estos meses, sino en los próximos años''. 

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