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''Pasamos horas amontonados, dándonos calor, sin mantas y sin agua''

Pasajeros del Sea Diamond, que naufragó el viernes cerca de Santorini, relataron este domingo escenas de caos en la evacuación del barco, aún impresionados por las horas vividas después en la isla: “amontonados, en bañador, con frío, sin mantas, sin agua, dándonos calor los unos a los otros”, dijo a Lola Muñez.

Lola Muñez y otros cinco amigos regresaron este domingo al aeropuerto de Barajas (Madrid), tras la amarga experiencia del crucero que terminó con el naufragio del barco, e indignados por la falta de ayuda, de información y por la forma en que se llevó a cabo el rescate del pasaje, 1.155 turistas, 112 de ellos españoles, y más de 300 tripulantes.

La evacuación tardó más de tres horas, denunció Begoña Salamanca. “Las barcas de salvamento no se podían bajar, se atascaban, nadie daba información, se acercaban lanchas, veleros, ferrys, helicópteros, pero no nos ayudaban. El rescate fue un desastre”, añadió a Efe.

Unos pasajeros bajaron por una escalera de nudos, precisó Araceli Migal, otros por las de emergencia, hasta los botes salvavidas y otros barcos que los trasladaron hasta el embarcadero de Santorini.

Lola Muñez se encontraba en su camarote, en una de las cubiertas inferiores, cuando el crucero colisionó contra los arrecifes. “Oí un ruido fuerte, aunque pensé que era de los motores. Cinco minutos más tarde el barco se inclinó y se cayeron todas las cosas del camarote”.

“Salí de la cabina. Una especie de catarata de agua cayó por la cubierta, luego supimos que era el agua de la piscina de la novena planta que cayo por el lateral”.

“La tripulación corría por el pasillo diciendo que evacuáramos inmediatamente -añadió-. Me quedé paralizada, un señor me tiró del brazo y me dijo que cogiera el salvavidas, pero no era capaz de ponérmelo”.

Emocionada al recordar el caos vivido abajo, la mujer aseguró que sintió “pánico”, fue a llamar a sus amigos, “nos cogimos de la mano y subimos las escaleras entre un tumulto de gente” hasta llegar a la última cubierta.

“Allí había un montón de niños perdidos, chillando, y nos quedamos con varios de ellos, acurrucándoles y dándoles consuelo, hasta que una hora después localizaron a sus padres”.

Su marido, Santiago Blasco, que posteriormente tuvo que ser atendido en el hospital por un golpe en el pecho, tardó más de una hora en encontrarla.

La localizó por el móvil, pero no podía acceder a la cubierta, porque las puertas de salida estaban colapsadas por los pasajeros, que querían entrar o salir, sin ningún orden por parte de la tripulación.

Algunos de los tripulantes, señalaron, “se vistieron de paisano y se camuflaron entre tos turistas para salir de allí”.

Begoña Salamanca estaba en la planta novena del barco, cuando iban a llegar a la isla. “Se ven las piedras del fondo”, comentó a su pareja. En ese momento se oyó la colisión y al poco el barco empezó a inclinarse.

“Hacíamos fotos pensando que estaba virando, pero cuando dimos la vuelta al barco, había pasajeros con salvavidas, y nadie nos había dicho nada... no fuimos conscientes de que era una situación de peligro hasta mucho después”.

''No teníamos chaleco salvavidas''

Fueron tres largas horas hasta desalojar el Sea Diamond. “En ese tiempo pensamos que nos tendríamos incluso que tirar al agua, pero muchos no teníamos chaleco salvavidas”, dijo .

“Primero decían: ¡niños y mujeres fuera!, pero cuando íbamos a salir: No, no abajo, sentados, porque el barco se acercaba a las rocas. Luego fueron sacando a los japoneses, los americanos y los últimos fuimos los españoles”, concluye Begoña.

En el muelle de Santorini permanecieron desde las siete de la tarde hasta las dos y media de la madrugada: “niños, mayores, con lo puesto, ni una manta, un café caliente, nada”, señala, hasta que embarcaron en otro buque de la misma naviera que les trasladó a Atenas.

Hacia las cinco de la mañana del viernes cuando zarpaban de Santorini vieron el Sea Diamond “completamente tumbado”.

La grieta fue en la segunda planta, explicó Lola Muñez, allí algunos tripulantes contaron que vieron entrar el agua y tuvieron que salir corriendo porque se cerraban las compuertas, “pensamos que eso fue lo que les pasó a los dos franceses”, un padre y su hija que permanecen desaparecidos.

La Fiscalía de la isla de Naxos presentó ayer cargos por negligencia contra el capitán del crucero y otros cinco oficiales por su responsabilidad en el choque. Señala que el capitán tardó más de 40 minutos en avisar a la capitanía de que había colisionado y la operación de evacuación tardó más de tres horas.

Además deberá responder por violar las leyes de seguridad y contaminación del medio ambiente por las 400 toneladas de fuel que permanecen en el pecio. La fiscalía ordenó la libertad provisional de los acusados hasta que se fije la fecha del juicio.

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