La madre preadoptiva entregará a 'Piedad' en las 24 horas marcadas
Piedad
La sentencia conocida el miércoles ordena que la menor, de cinco años, ingrese en un centro de Gran Canaria para su progresivo acercamiento y reinserción en su familia biológica tras más de dos en el seno de un hogar de preadopción en Tenerife. La Audiencia Provincial de Las Palmas emitió este jueves un exhorto para que los tribunales de Tenerife den a la madre de acogida, a través de un requerimiento, 24 horas improrrogables para que entregue a la menor bajo la advertencia de incurrir en delitos penados con cárcel si vuelve a negarse.
La Sección Tercera de la Audiencia instó al Juzgado de Primera Instancia Número 4 de La Orotava a realice un nuevo requerimiento a Soledad P.P. para que diga dónde se encuentra la menor y, “en todo caso, proceda a su entrega a la Dirección General del Menor en el plazo improrrogable de 24 horas”. El acuerdo de la sala incluye que se realice el expreso apercibimiento de que no entregar a la niña supone incurrir en dos delitos, sin perjuicio de otras infracciones penales.
Los delitos en los que puede incurrir la madre preadoptiva están castigados con penas de prisión de seis meses a dos años y de seis meses a un año, respectivamente, según los artículos 223 y 556 del Código Penal citados en el auto.
“Obstinada conducta de la acogedora”
El texto judicial expone que, tras conocer los informes sobre los últimos intentos de recuperar a la niña, comprueba “una vez más, la obstinada conducta de la acogedora”, quien “haciendo caso omiso a las resoluciones administrativas y judiciales se niega a entregar a la menor”.
La mujer se ha negado “sistemáticamente a toda colaboración y a cuantas medidas se han propuesto, incluso la mediación familiar ofrecida por la Dirección General del Menor”. No cabe duda, prosigue el dcumento judicial, que la madre de acogida actúa en estos momentos “movida por su particular interés de adulta y no en el de la niña, tomando además atribuciones que no le corresponden”, pues los artículos del Código Civil a los que se refirió para apoyar su actuación establecen que los jueces, y no un particular, tomen medidas para proteger a los menores.
Además, reitera la posibilidad de que esté proyectando sobre la menor sus propias tensiones emocionales con el consiguiente maltrato psicológico, situación que no ha podido ser contrastada ni evaluada porque la mujer ha ocultado a la niña hasta el punto de que la sala desconoce “absolutamente dónde y en qué situación se encuentra la pequeña”, quien de hecho ha sido “sustraída de la guarda y tutela legal que corresponde a la Administración”. Por todo ello, el tribunal entiende que la madre preadoptiva puede estar incurriendo en actuaciones delictivas, por lo que considera necesario realizar un nuevo requerimiento.
“Procedimiento completamente atípico”
Tras la recepción del exhorto por parte de los tribunales de Tenerife, según informaron fuentes judiciales, la madre preadoptiva aseveró que se le “levanta el estómago” porque “nadie se puede preparar” para la entrega de una niña a la que considera su hija. Una menor “con problemas patológicos y neurológicos no se entrega de la noche al día como si fuese una parcela”, exclamó.
Menos aún, prosiguió, con un “batallón” a las puertas y con la presión de un “procedimiento completamente atípico” con una celeridad que pidió que estuviera “presente en otros casos en los que hay detrás delincuentes, maltratadores, pederastas y niños en auténtico abandono y riesgo” . El exhorto y el requerimiento que le dará 24 horas para que entregue a la menor no le sorprende “absolutamente nada”, aunque dicha acción “pone a la niña en extrema indefensión al no permitirle algún recurso o ser escuchada de alguna manera”, aseguró.
En cualquier caso, “ante un requerimiento formal yo siempre estaré, no ante un asalto a una vivienda como si fuéramos etarras y la violación de la intimidad familiar sin previo aviso”, subrayó. La madre preadoptiva de Piedad reiteró que “nunca” ha desobedecido a la Justicia porque sus acciones se han basado en informes y fundamentos jurídicos.
“Que nos dejen un poco vivir, respirar y sacar la cabeza fuera del agua para que humanamente podamos asumir una atrocidad como esta”, pidió la mujer, que insistió en que lo “único” que ha hecho es “defender la integridad física de la menor para que sea una persona y no un objeto”.