La seguridad de los 'rascacielos' construidos antes de 2006 es responsabilidad de los vecinos
La revisión de las normas de seguridad de los edificios más altos de la capital grancanaria, que algunos comparan con rascacielos, queda a criterio exclusivo de los vecinos. Las edificaciones construidas antes de 2006 están sometidas a normativas anteriores al Código Técnico de la Edificación (CTE), que ahora exige determinadas medidas en la materia, por lo que son los propietarios de esos inmuebles los que deben decidir si es bueno seguir con medidas totalmente obsoletas, aunque legales, o revisarlas.
Tras el mediático y voraz incendio del edificio Windsor en Madrid, en febrero de 2005, las administraciones públicas se pusieron manos a la obra para actualizar las normativas de seguridad en las edificaciones más altas. En el paquete de medidas gubernamentales se contemplaba la revisión de todas las normativas de seguridad, accesibilidad y ahorro energético que convergían en el CTE, un reglamento que se presentó a finales de 2006 como la 'biblia' de las construcciones.
Al amparo de la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE), vigente desde 1999, este código regula la habitabilidad y seguridad de los edificios residenciales de nueva planta y también de aquellos más antiguos que efectúen reformas en el 25% de su superficie o 1.000 metros cuadrados.
Ricardo Moreno, doctor en Urbanismo, señala que cuando se habla de seguridad en los edificios altos hay que “distinguir entre aquellas edificaciones que tienen más de 24 metros, unas ocho plantas, y las de menor altura, que tienen menos obligaciones”. A las primeras se les exigen “una serie de medidas imperativas como bocas de incendio, columnas secas, escaleras protegidas o puertas antiincendio, entre otras disposiciones”.
Estas exigencias legales son obligatorias si la construcción es posterior a septiembre de 2006, pero, si son edificios construidos antes de esta fecha, lo que ocurre con la mayoría, “su cumplimiento es discrecional, porque la aplicación de esta ley no es retroactiva”, incide Moreno. “La única obligación para un edificio antiguo es ceñirse a la normativa que estaba vigente cuando se construyó”, explica el especialista.
Así, muchos bloques de viviendas, construidos en los años 60 y 70 del siglo pasado, presentan desiguales condiciones de seguridad. Miguel Marín vive en la planta 15 del edificio de la Cooperativa de Taxistas en Las Palmas de Gran Canaria y dice sentirse “seguro” en su vivienda, aunque conviene en que “hay detalles en la seguridad del edificio que se podrían mejorar”.
''Es seguro vivir en rascacielos, si se observan las medidas de seguridad oportunas''
Néstor Hernández, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria apela a la corresponsabilidad de los usuarios. “Nadie puede pretender que vayamos edificio por edificio para hacer una inspección a todos, para ver cuándo se les vence la caducidad de los extintores, por ejemplo”.
Según el concejal, “se entiende que existe un deber de conservación de cada propiedad”, de forma que “si alguna comunidad de vecinos no cumple con sus deberes, el Ayuntamiento tiene capacidad coercitiva y también sancionadora, pero, por lo general, no se producen denuncias por falta de medidas de seguridad”.
Uno de los arquitectos municipales del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, Fermín García, abunda en la idea de la responsabilidad compartida pero apunta que “para los edificios antiguos” están por “aplicar la llamada Inspección Técnica de Edificios. Una normativa que no sólo contempla la altura, sino también la edad y la obsolescencia”, expone.
Mario Medina es cabo de bomberos en Las Palmas de Gran Canaria y cuando se le cuestiona sobre un posible incendio en un bloque de edificios antiguos poco menos que se santigua. “Hay limitaciones evidentes”, enfatiza, “cuando se produce un siniestro de este tipo la intervención debe ser brutal. Todos los recursos deben ponerse en marcha para que el incendio no se propague”, justifica.
Los bomberos admiten que “a partir del séptimo u octavo piso sofocar las llamas con medios propios se complica de manera exponencial”. El agua que transportan en el camión cisterna sólo ofrece servicio para poco más de un minuto. “Se nos plantea un problema por la altura, por la dominante del viento? tenemos un gran handicap para subir el agua, hay que tener la suficiente presión a gran altura. Es una operación arriesgada”, explica.
“Es seguro vivir en rascacielos, si se observan las medidas de seguridad oportunas”, indica Fermín García, “la vida en altura cada vez es más frecuente y no hay porqué temer un siniestro peligroso”, concluye el arquitecto municipal de la capital tinerfeña.