Las dudas que empañan al semáforo de la pandemia en Canarias

Toni Ferrera

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Rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno de Canarias. Todos los jueves de cada semana. Entre las seis y las siete de la tarde. El portavoz autonómico, Julio Pérez, pasa revista sobre la evolución del coronavirus en el Archipiélago. E indica: Gran Canaria pasa a este nivel de alerta por la COVID-19, Tenerife a este otro y el resto continúa con estas medidas.

Así viven las Islas desde hace meses. Con un semáforo de indicadores que ha variado en numerosas ocasiones y ha generado cierto desconcierto entre la población. Ha habido cinco cambios de color en Gran Canaria desde principio de año. Otros cinco en Lanzarote y cuatro en Tenerife. Mientras, la incidencia del virus no ha caído al nivel de riesgo bajo, por debajo de 50 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días. Ni en las dos islas capitalinas, ni en el ámbito regional.

Al Gobierno canario le preocupa esta realidad. Lo ha dicho Pérez este jueves. “[La curva] sigue en ese periodo estacional en el que no logramos bajar la incidencia. Estos datos, unido al comienzo de Semana Santa, que entraña una mayor movilidad, obligan al Ejecutivo a reclamar que se extreme el cumplimiento de las medidas adoptadas”.

Hemos recopilado todos los informes epidemiológicos del Ejecutivo autonómico desde que divide por colores los niveles de riesgo en las Islas. Es importante aclarar que ha habido un cambio en la metodología. Desde finales de septiembre hasta mediados de diciembre, los documentos solo recogen dos colores: rojo y blanco (este último no implicaba restricciones adicionales, es decir, lo que en estos momentos sería verde). Luego llegó el Consejo Interterritorial y la coordinación de un plan común para medir la incidencia por umbrales de transmisión y capacidad asistencial. Es a partir de ahí cuando se aprecia una mayor diversidad de tonos, ya que entran en escena los valores de riesgo muy alto (4), alto (3), medio (2), bajo (1) y muy bajo (0).

En Tenerife solo han estado teñidos de verde una semana. Fue del 11 al 18 de febrero. Este, además, es un caso particular, porque aunque el color corresponde a la alerta de riesgo muy bajo, la isla del Teide contó con medidas de protección de un nivel superior (riesgo medio) por el temor de un repunte en Carnavales. Ese repunte se ha dado. Es innegable. Los contagios llevan creciendo varias semanas y ahora la isla supera la cifra, en torno a los 150 de incidencia, en la que se desbocó la enfermedad entre noviembre y diciembre.

Gran Canaria, por su parte, parecía una isla modélica contra el virus. Cuando subieron los casos de forma explosiva allá por agosto y se decretaron medidas concretas, la tasa de infecciones cayó. Y se mantuvo así mucho tiempo. Pero 2021 parece otra historia.

La isla redonda alcanzó su pico de incidencia de la tercera ola a principio de febrero. Los diagnósticos bajaron, pero en el momento en que pasó a nivel 2, sufrió un frenazo en su curva. Al igual que Tenerife, la transmisión está creciendo (primera vez en toda la pandemia que presentan tendencias similares).

“En Canarias, a poco que se relajan las medidas, estamos viendo que suben los contagios”, dice Jesús Molina, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva y Salud Pública e Higiene (SEMPSPH). El experto aboga por escuchar las reiteraciones del Ministerio de Sanidad y su máxima responsable, Carolina Darias, de reducir la incidencia por debajo de 50 antes de abrir la mano con las restricciones.

Molina prefiere no prestar tanta atención a un semáforo y que las restricciones se mantengan durante un tiempo, no en un tira y afloja constante como el que regula la consejería de Sanidad del Gobierno regional. “Esto provoca en la gente desconfianza y desafección. Se altera la confianza en las instituciones públicas”, añade.

El Archipiélago ha vivido un poco de todo con su semáforo. Tanto con los niveles, como también con las medidas que componen cada uno. Primero no se podía acudir a los gimnasios en nivel 3; luego sí. Primero se priorizaba la atención en terrazas de bares y restaurantes; luego llegó el nivel 2 reforzado, que se lanzó para contener los casos en varias islas sin acudir al cierre perimetral, y se permitió el mismo aforo en ambos espacios; también causó revuelo que los no convivientes no se pudieran reunir en zonas abiertas, pero sí dentro de un local de hostelería.

Analizar la evolución de la COVID-19 en Canarias es complejo. Como dijo el presidente del Gobierno autonómico, Ángel Víctor Torres, “el milagro canario” ha estado en la insularidad de la medidas, por lo que hacer comparaciones con otras autonomías está más cercano a la ficción que a la verdad. No obstante, hay dos regiones que son ejemplos en España de cómo disminuir drásticamente la tasa de casos: Extremadura y la Comunidad Valenciana.

Extremadura pasó en 43 días de tener la incidencia más alta del país a ser la primera comunidad con riesgo bajo. ¿Cómo lo hizo? “Cada uno ha hecho lo que tenía que hacer, un gobierno que ha adoptado medidas muy duras y restrictivas de movilidad y que afectaba a sectores muy importantes, y la responsabilidad de los ciudadanos”, dijo la portavoz del Gobierno extremeño, Isabel Gil Rosaña, a elDiario.es.

La Comunidad Valenciana también ordenó restricciones muy severas. Entre el 19 y el 24 de enero, cuando la transmisión estaba disparada, se aprobó el cierre completo de la hostelería y el ocio, de las instalaciones deportivas, de los comercios no esenciales a las 18:00 horas y la prohibición de reuniones en domicilios particulares entre no convivientes, con algunas excepciones. Además, se mantuvo el toque de queda desde las 22:00 horas y el cierre perimetral de la región. Algo parecido a lo que ocurrió en Lanzarote entre el 21 de enero y el 28 de febrero, cuando el Ejecutivo de Torres estrenó ahí el nivel 4 de alerta por coronavirus.

¿Cuándo empezó la desescalada en la Comunidad Valenciana? El 1 de marzo. Ahora la autonomía que preside el socialista Ximo Puig registra una tasa de 30 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, la más baja de todo el Estado. Y aun así, la restauración solo puede abrir, además de las terrazas, hasta las 18.00 horas, y los gimnasios y centros deportivos cuentan con un aforo del 30%.

El gráfico de arriba es una representación del semáforo de restricciones del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC). No es mandatario, simplemente recomienda a los Estados Miembros tomar una serie de medidas según el nivel de riesgo en el que estén. A pocos días de Semana Santa, Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura se hallan en la zona roja y el resto de islas están pintadas de amarillo, por lo que ninguna se encuentra en una posición boyante para recibir una oleada de turistas.

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