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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Tres nuevos testimonios revelan la continuidad de los abusos en la Casa Cuna

Tres nuevos testimonios se suman a los presuntos abusos y malos tratos vividos en la Casa Cuna de Santa Cruz de Tenerife. Se trata de tres personas adultas que se criaron en esa institución entre los años 1953 y la década de los sesenta, cuando estaba en manos de las religiosas de la Sagrada Familia por cesión del Cabildo de Tenerife.

Aunque los delitos que pudieron sufrir han prescrito, estos tres declarantes podrían ser testigos de la causa, cuyas diligencias abiertas se siguen en el juzgado de Instrucción 2 de La Laguna contra Julio C.G., acusado en enero pasado un menor que continúa en el centro y al que había solicitado relaciones sexuales, siempre con la excusa de otros favores. Tras la denuncia de este menor, se sucedieron otras tres. Cuando Julio C.G. fue detenido en enero, se encontraba en compañía de uno de estos denunciantes y se le incautaron 612 fotografías y vídeos de contenido pornográfico con las víctimas.

Según ha adelantado a CANARIAS AHORA Antonio Toscano, presidente de la Asociación de Víctimas de la Corrupción Sexual Infantil, y portavoz de las víctimas, cuyo equipo de psicólogos forenses colabora con la abogada Natalia Castilla Domínguez en la investigación del caso, las nuevas denuncias corresponden a varones de entre 50 y 56 años, y se presentarán ante la jueza Celia Blanco, que instruye las diligencias, “el miércoles o a mucho tardar el jueves”.

No podrán personarse en la causa, pero sí aportar su testimonio por posibles maltratos físicos y psicológicos durante su infancia y adolescencia, años en los que estaban acogidos en el centro, y por lo tanto, anteriores a los posibles abusos que pudo infringir Julio C.G, que a su vez fue menor en la casa cuna, por lo que Toscano afirma que el acusado “ha pasado de ser víctima a verdugo”.

De esta forma, el caso Casa Cuna adopta nuevas dimensiones. Ya no se trataría únicamente de Julio, único abusador denunciado, sino de una sucesión en el tiempo de casos similares, hasta ahora silenciados, y que salpican de lleno a la Consejería de Bienestar Social, antes de Asuntos Sociales, desde que se creó el Hogar Sagrada Familia para niños abandonados.

“Julio no puede quedar en chivo expiatorio. El Cabildo debe pagar”

En este sentido, Toscano sostiene, con los datos que ya ha recabado su ONG Avicsin, que “lo que ha hecho Julio con al menos diez personas, que se sepa, aunque solo cuatro sean los denunciantes, no puede quedar sin castigo. Que pague por lo que hizo, eso desde luego, pero tampoco puede ser el chivo expiatorio de lo que el Cabildo ha sabido y ocultado desde siempre”.

Se refiere no solo a violencia sexual, a maltrato psicológico, sino también a tráfico de menores. Todo eso se va a denunciar y se conocerá“.

“El Cabildo de Tenerife ha estado siempre ahí. Es cierto que la Casa Cuna pasa a ser gestionada directamente por Instituto de Atención Social y SocioSanitaria (IASS) hace diez años, pero el Cabildo fue el que entregó a las monjas de la Sagrada Familia lo que antes se conocía como orfanato. El Cabildo sabía lo qué hacía Julio y antes que él, cada mandatario del Cabildo supo lo que ocurría. Hay más personas implicadas, aparte de Julio, que deber dar explicaciones y si tienen que rodar cabezas, que rueden”.

El papelón del Cabildo

El papelón de los servicios jurídicos del Cabildo es de aúpa, ya que al tiempo que deben defender de los abusos sexuales continuados a dos de los denunciantes, por ser aún menores y estar bajo su tutela, el propio Cabildo será acusado formalmente de haber permitido que eso sucediera. Por este motivo, la abogada Natalia Domínguez Castilla ha solicitado que la letrada de la corporación sea relevada, ya que no puede defender y al tiempo defenderse.

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