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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Los túneles de Faneque dan luz a La Aldea: tres décadas remando para un hito de la conectividad

Túnel de Faneque, recién abierto.

Silvia Álamo

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“Es el día, pero no el gran día”. Ese es el sentimiento que se respira desde hace unas semanas en el noroeste de Gran Canaria con la apertura de los irresistibles túneles de Faneque. Una jornada de celebración para vivirla y recordarla, pero también para reivindicar y pedir que se le dé celeridad a la obra, fundamentalmente a la construcción de los viaductos en el Barranco de La Palma y en El Risco. Y a partir de ese momento, por fin, ver luz al final del túnel – o túneles- que unirán a La Aldea de San Nicolás y Agaete. 

Cuatro años y cinco meses después de que comenzara la obra se abre el túnel de Faneque, algo más de dos años después de la previsión inicial. Muchas lágrimas, sonrisas que invaden las caras aldeanas y risqueras. Y gracias, muchas gracias, porque si hay algo que caracteriza a la población de esta zona de grancanaria es lo agradecida que es. “Aunque esto nos corresponde por justicia”. Lo tienen claro, no van a parar de luchar hasta que se finalice toda la obra, esto no les va a callar. Sí, celebran, pero están hartos de tantas mentiras y atrasos.  

No es nuevo para el pueblo de La Aldea el hecho de sufrir atrasos, cambios de fechas, modificados, parones sin previo aviso… Una larga odisea en la que no ha dejado de luchar y no se ha rendido frente a quiénes trataban de poner impedimentos o exigían otras alternativas para que el impacto ambiental de la vía no se hiciera con el paisaje. Pero, La Aldea y sus dirigentes -en diferentes épocas y con diferentes siglas políticas- lo tenían claro: Por encima de todo está la seguridad e iban a ir adonde hiciera falta. 

El camino para llegar hasta este momento se remonta a los años 90 cuando Celestino Suárez era alcalde de La Aldea, en aquel entonces llamada San Nicolás de Tolentino, y ya se empezaban a plantear soluciones al problema de comunicación viaria. El exregidor recuerda que el primer paso fue cuando nacieron los convenios de carretera con el Estado. “Desde que Canarias cogió las competencias empecé a dar la lata al consejero de Obras Públicas”. Se hizo el primer plano de construcción y el dirigente regional reclamó a Madrid 12.000 millones de pesetas para hacer la carretera. Después de ello llamó a Suárez y le preguntó por dónde quería la vía, por el norte o por el sur. En aquel momento el alcalde le dijo que por el norte, pues toda la actividad aldeana se dirigía hacia esa parte de la Isla, reconoce que si le preguntaran hoy, diría por el sur. 

El primer estudio fue Agaete – La Aldea, pero al ver las dificultades económicas que existían se decidió que lo viable era dividirlo en los dos tramos. Celestino Suárez cuenta que llegaron a tener hasta cinco proyectos diferentes, incluso uno hablaba de un barco que uniera los dos municipios. “Cada vez que se presentaba uno a información pública alguien se oponía; los ecologistas, el Cabildo, la Universidad, la población de Agaete…”, recuerda el exalcalde, quien aclara que “este último también tuvo oposición, pero ya era ilógico”. Hoy se alegra de que se abra este tramo de la vía para quitar peligro, pero hace hincapié en que se debe finalizar. 

En 2003 Tomás Pérez se hacía con la alcaldía del municipio del oeste de Gran Canaria y su objetivo siempre fue impulsar el proyecto. Es el político que más ha estado al frente del Ayuntamiento durante todo el proceso. Durante la primera etapa (2003-2011) se tuvo que enfrentar a innumerables debates, críticas y posicionamientos contundentes en contra del proyecto. Una acción que impulsó la obra fue el plan que realizó de La Mancomunidad del Norte para promover todas las infraestructuras de los mancomunados; proyectos de tanto interés como Los Puentes de Silva. “Nos presentábamos todos los dirigentes del norte vestidos de negro en las administraciones representando la muerte del norte”, rememora hoy Pérez con orgullo, pero haciendo énfasis en que se vivieron momentos muy duros. 

Cuando proclamaban que irían a donde hiciera falta, lo cumplían, y una denuncia del partido político Los Verdes hizo que el alcalde se desplazara a Estrasburgo a entrevistarse con el Comisario Europeo de Medioambiente y tratar de desbloquear el proyecto. En una reunión de media hora lo consiguió y, en 2009, arrancó la obra con la idea de que en 2012 estuviera finalizada esa primera fase, pero no fue así. 

En medio de esta batalla, en 2006, se forma Foro Roque Aldeano, previa reunión con Tomás Pérez, con objetivo de empujar, junto a la administración, para hacer más potentes las reivindicaciones. “Ha sido un importante trabajo de coordinación entre instituciones, colectivos y la población”. En la actualidad el Foro continúa abanderando las protestas y se ha convertido en el martillo pilón frente a los diferentes dirigentes que han estado desde entonces para que la carretera de La Aldea no quede en el olvido. 

En 2011, José Miguel Rodríguez se convertía en alcalde de La Aldea, pero antes había sido teniente de alcalde con Celestino Suárez y vivió esos primeros pasos del proyecto. Recuerda las decisiones tan importantes que tuvieron que tomar en esa época como elegir si hacer una vía por el norte o por el sur. También menciona cómo el estudio informativo y el proyecto estuvieron durante muchos años “en una estantería sin moverse”. Cuando se estaba trabajando en la obra hubo un desfase en la conexión de los túneles y el enlace con el pueblo. La ministra, que había estado de visita en la Isla esos días, inyectó 20 millones al presupuesto que no estaban recogidos en el convenio, “se portó muy bien”, afirma Rodríguez, y alude a la gran importancia que tenía la obra. 

Sobre el proyecto El Risco – Agaete, menciona que él mismo fue a explicar al barrio agaetense el trazado, que en un primer momento pasaba por el espacio natural de Tamadaba. “Fueron los vecinos del El Risco quienes presentaron la alternativa del viaducto por su barrio. No es una propuesta técnica”, recuerda como anécdota de aquella época. Considera que la apertura de Faneque “es muy buena”, pero falta el Barranco de La Palma. “Hay que presionar para que se haga ese viaducto lo antes posible y cruzar hasta Guayedra, porque esa zona es muy peligrosa”, insiste. 

En 2015 Tomás Pérez volvía a coger las riendas del Consistorio aldeano siendo esta la etapa definitiva a la conclusión de la primera fase -julio de 2017- y el impulso a la segunda. Una vez finalizado el primer tramo, el fin de semana de su inauguración se celebró por todo lo alto, el municipio se desbordó quedándose bares y restaurantes sin víveres para atender tanta demanda. Era hora de comenzar a reivindicar la construcción de la segunda fase, ya que el proyecto se había aprobado por completo. Pasó algo más de un año hasta que en diciembre de 2018 llegó otra gran noticia al pueblo: se aprobó el Convenio de Carreteras Estado-Canarias que incluía la financiación para esta segunda fase. 

En septiembre de 2019 comienzan las obras de esta segunda fase planteando un tiempo de ejecución de 65 meses que, lamentablemente, no se cumplirá. Pues si la fecha prevista era el primer trimestre de 2025, ya se está hablando de 2027. “Estamos más cerca del final y hemos luchado mucho para llegar hasta aquí”, enfatiza Tomás Pérez, en estos momentos concejal de la oposición del pleno aldeano. “Es una gran obra, un gran éxito y será un antes y después para La Aldea, El Risco y toda Gran Canaria”, afirma con alegría. 

La nueva vía El Risco – Agaete abrirá muchas puertas al pueblo de La Aldea, nuevas oportunidades por la cercanía con el resto de la Isla y, sobre todo, la seguridad para desplazarse por esta nueva carretera. Pero, desde el comienzo ya brindó esas oportunidades con puestos de trabajo para muchos aldeanos y agaetenses. Alexis Ramos es uno de los jóvenes que ha trabajado en la obra como encofrador y se siente orgulloso de haberlo hecho, pues considera que no es justo “las fatigas” -en sentido literal y figurado- que ha pasado su pueblo. Recuerda cuando era pequeño y jugaba al fútbol, “teníamos que levantarnos tres horas antes para llegar a los campos de fútbol con tiempo, eran eternos aquellos madrugones”. Un sinvivir el hecho de pensar que si llovía quizás no podían regresar a casa. Ahora, de adulto, ha vivido la misma situación como trabajador, “salía a trabajar en las épocas de viento y lluvia con miedo por si nos caía una piedra”, señala. 

“Esto es una maravilla, tener este pequeño tramo acabado, que es el más peligroso, pero tenemos que seguir, que esto no pare hasta que se acabe”, insiste. Él es uno de los tantos trabajadores aldeanos al que la nueva vía le ha dado trabajo durante unos años. “Mi abuelo trabajó en la antigua carretera -la GC-200- y a mí me tocó en esta, es todo un orgullo”, afirma Alexis. 

Para Marina Suárez, vecina del municipio, esta apertura tiene una gran importancia. “Lo primordial, los servicios médicos, ya que una persona que tenga que trasladarse casi a diario a la capital para recibir tratamiento, sufre el doble por la complejidad del camino”. En su caso se tuvo que marchar de su municipio natal por la limitada oferta laboral pero ahora se plantea volver en unos años pues quiere que sus hijos crezcan en el pueblo. Cree que será una oportunidad para muchas familias para que sus hijos puedan estudiar, ya que es normal escuchar a padres decir con pena que no pueden permitirse alquilar un piso y mantener hasta dos de sus hijos en LPGC. “Con la apertura de la carretera, y tal vez, un horario de transporte mejorado, muchos jóvenes van a tener la oportunidad de hacer estudios superiores sin que suponga salir de casa con 17-18 años”. Además, cree que mucha gente volverá a la localidad y lo harán dedicándose al sector primario, especialmente a la agricultura. 

Al acto de puesta en funcionamiento del túnel de Faneque acudió el ministro de Política Territorial y expresidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, el actual presidente del Ejecutivo, Fernando Clavijo, el consejero de Obras Públicas regional, Pablo Rodríguez, el área de la que depende la construcción de la misma, el presidente del Cabildo grancanario, Antonio Morales, y el consejero de Obras Públicas insular, Augusto Hidalgo, -quien firmó la recepción de los túneles que ahora gestionará desde su área-, los alcaldes de Agaete y La Aldea, Jesús González y Víctor Hernández, así como diferentes dirigentes responsables políticos del Gobierno canario y Cabildo.  

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