El arte como vehículo de transformación social de los barrios de Las Palmas de Gran Canaria

Sentados en círculo, once niñas y niños de entre 8 y 14 años pedían el turno de palabra para responder preguntas sobre reciclaje. En un aula de la sede de la Asociación de Vecinos Vega de San José aprendían el significado de las 3R (reducir, reciclar y reutilizar), y después ideaban cómo llevar a cabo una campaña de recogida de tapones. Cada uno de los menores dibujaba un recipiente original para que el plástico pueda seguir una vida útil.
Ese día también había reparto de alimentos en la asociación y, antes de subir al aula, los niños y niñas se acercaron al almacén para conocer de la mano de Juan Díaz, miembro de la organización, cómo realizan esa labor, desde la recogida hasta la entrega. “La idea es que tomen conciencia de la realidad social en la que viven, pero también que tomen partido, que expresen a través del arte y la comunicación cómo les gustaría que fuese el lugar donde viven, qué cosas mejorarían, fomentando sobre todo acciones solidarias”, explica Concepción Jiménez, una de las impulsoras de Barrios: inclusión social a través del arte.
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Se trata de una iniciativa creada por el departamento de Educación y Cultura del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) en colaboración con la fundación DISA y varias ONG, que trata de sacar el museo a la calle con la finalidad de usar el arte como un vehículo de transformación y cohesión social, en concreto, trabajando con menores de la capital grancanaria.
Esta es la segunda edición de un proyecto que nació en 2017 y se llevó a cabo en los barrios de San Juan y Arenales de septiembre a diciembre. La responsable del departamento de Educación y Cultura del CAAM, Inmaculada Pérez, ha explicado que la idea parte de la inquietud de un grupo de personas por desvincular la concepción del museo como un espacio restringido para una élite y sacarlo a la calle, acercarse a las personas mediante acciones sociales y que, a su vez, la calle vuelva al museo en forma de exposiciones, de arte. En otras palabras, democratizar la cultura. “Teníamos mucho interés en trabajar con niños que tenían una problemática a la hora de relacionarse con el medio por su nivel socioeconómico o por la zona en la que viven. Y que no solo fuesen receptores, sino también portadores, porque tienen mucho que decir y que sean escuchados”, ha relatado Pérez. Partiendo de esa base se centraron en dar a conocer la realidad que rodea a los niños y a las niñas porque “algo no se valora realmente hasta que no se conoce”.
Para ello, acudieron a las ONG que trabajan con dicho colectivo en esos barrios, como Juan Bosco Árbol Bonito, además de centros escolares. Así, el proyecto se bifurcó en dos radios de acción: el trabajo con los menores que están en contacto con las asociaciones y las charlas o talleres en centros escolares en horario lectivo. Pérez recuerda que empezaron con 40 chicos y chicas, pero acabaron siendo 700 menores “al ir implicando cada vez a más”, sobre todo al acudir a los colegios e institutos.
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El proyecto del año pasado confluyó en dos exposiciones, una en noviembre que tuvo lugar en los barrios de Arenales y San Juan, y otra final en diciembre en el CAAM, con los trabajos que habían realizado los menores durante todo el proceso. “Nos comentaron que de septiembre a diciembre se quedó muy corto y en la segunda edición decidimos ampliarlo, de noviembre a mayo”.
El mes pasado, Barrios: inclusión social a través del arte volvió a activarse en San José y El Polvorín codo con codo con la asociación Mensajeros por la Paz, Bosco Educa y la Asociación de Vecinos de la Vega de San José. Los martes y los jueves personas de diferentes disciplinas acuden a las dos zonas durante 50 jornadas para realizar junto con los menores actividades sociales o artísticas, como conocer el trabajo de un banco de alimentos o idear mejores formas de reciclaje. A partir de enero, además, acudirán también a varios centros escolares de los barrios.
La comunicación jugará un papel importante, pues entre las acciones que desarrollarán, destaca la entrevista a una persona relevante de sus zonas. Durante el proceso aprenderán a contar la historia de alguien a quien probablemente ni siquiera conocían y a cómo buscar la información. Y mientras construyen un modelo indentitario, conocen mejor la realidad de su barrio.
“En abril haremos una exposición en cada uno de los barrios y en mayo se celebrará la última fase del proyecto (el día 17, coincidiendo con el Día Internacional de los Museos) en el CAAM con una gran tómbola”, explica Pérez. Todos los trabajos y piezas artísticas que hayan creado los niños se intercambiarán por comida para la Asociación de Vecinos Vega de San José.
La responsable del departamento de Educación y Cultura del CAAM recuerda lo “enriquecedora y bonita” que fue la edición de 2017, cuando se le acercó un menor a darle las gracias por “inspirarlo”; otros reconocían que habían tomado conciencia de que un barrio puede ser muy similar a otro porque pueden tener las mismas carencias y un padre le comentó que mientras su hijo estaba con ellos no hacía un mal uso de las tecnologías. Pérez ha recordado que todo el proceso se puede seguir en el blog Okuparte, dentro de la página web del CAAM.
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