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Desde Oriente...

José Miguel González Hernández

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Normalmente por estas fechas todas las personas con ilusión escribimos a los Reyes Magos (a pesar de considerarme agnóstico y republicano, aunque constitucionalista, suspendo mi militancia veinticuatro horas y me permito el lujo de ponerlos en mayúsculas). Pero, además de la tradicional carta, esta vez les voy a contar una intimidad que me ha ocurrido. Resulta que, por primera vez en mi vida, he recibido una carta especial. No es una carta cualquiera. Esta vez ¡los mismísimos Reyes (los Magos, es decir, los de verdad) me han contestado! Nada de email ni otra mensajería adscrita o no a las redes sociales. Por escrito y en papel. En letra cursiva, aunque la tipografía periodística tiende a homogeneizar el contexto.

Sin vulnerar la Ley de Protección de Datos se la reproduciré literalmente porque creo que tiene la suficiente entidad como para que todo el mundo sepa lo que piensan. Es cierto que lo que piensan de mí no debe ser extrapolado al resto de la sociedad, pero es un ejemplo. Así y todo, si tienen la fortuna de recibir una idéntica, sería conveniente que la publicaran y así comparamos. Dice así:

Estimado José Miguel:

Permítenos tutearte porque te conocemos desde hace casi cincuenta años y te hemos contemplado desde los pies de tu cama cada madrugada del 6 de enero mientras dormías (o te hacías el dormido) esperándonos. Nos hemos tomado la libertad de responderte porque, por primera vez, hemos seleccionado a una serie de personas para tener una interlocución más o menos directa y así poder entender mejor la evolución que experimenta la sociedad en la que viven y, de paso, satisfacer los deseos e ilusiones que terminan por plasmar en vuestras cartas año tras año.

Por ello, tras recibir y leer con atención tu carta, donde, sabiendo que siempre te has conformado pese a los caprichos que algún año que otro has priorizado, tras comentarnos que has sido bueno y esas cosas (realmente todas las personas que nos escriben dicen que han sido buenas porque, de lo contrario, ¿qué esperan que le llevemos si han sido crueles o no han parado de mentir, entre otras cosas deleznables...?), vemos que no eres nada presuntuoso solicitando, en primer lugar, mayor justicia social con la consiguiente reducción de la totalidad de las desigualdades, además de algún presente que te complete la satisfacción, junto con la de poder seguir disfrutando con salud todo tu entorno.

Sobre los deseos grandilocuentes hemos de comentarte algo, por si no habías caído en la cuenta. Realmente, lo que nos pides no depende de nosotros. Somos Magos, pero no hacemos milagros. Sois vosotros los que, a través del sano ejercicio de la democracia (pese a ser Reyes, somos consecuentes), debéis decidir el destino de la sociedad. Visto desde fuera, os estáis volviendo excesivamente individualistas, pensando que la solución de los problemas particulares está por delante de la colectividad. O lo que es lo mismo. Que las obligaciones las tenga el resto. Pero no es así. Una sociedad con obligaciones es una sociedad con derechos. Así que, en lugar de pedirnos que les hagamos vuestro trabajo, pónganse ustedes manos a la obra. Menos quejas y más empeño.

Algo similar pasa con la salud. La dieta y los hábitos saludables dependen exclusivamente de ti. Lo más es que te dejemos una agenda para que te gestiones mejor tu tiempo y consumos calóricos. Sobre los aspectos materiales que nos pides, el que no tenemos tan claro es ese mensaje subliminal que nos pones cuando nos describes un aparato con dos ruedas con manillar y maneta de frenos de color, preferiblemente, rojo. A ver que nos inventamos.

Por último, aunque no nos lo has pedido, más que un regalo, te dejamos un consejo: los problemas se solucionan poco a poco. Mejor trocearlos. Pide ayuda al universo, si hiciera falta. No creas que lo sabes todo. Nosotros, año tras año, y ya llevamos más de dos mil, aprendemos cada día a ser mejores, pero no solo con nosotros mismos, sino con lo que es más importante... Así que a superarse y evolucionar.

Hasta el próximo año, y acuéstate temprano por la noche, antes de que lleguemos. No te olvides de dejarnos algo de comida y bebida para los pajes, camellos y, cómo no, para nosotros.

Recibe un beso muy fuerte de tus Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Basaltar (y se cayó).

PD: típica broma que nos hacemos entre nosotros…

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