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Reforma Laboral: ¡Sí, o sí!

Juan Henríquez

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El primer error es sacar a la luz un asunto del que no toca hablar. Aquí el consenso ahora, y la urgencia, es doblegar la COVID-19. Nada es más importante que salvar las vidas que el coronavirus sigue llevándose por delante, y atender a los afectados, bien que estén ingresados o sujetos a cuarentena.

Esa es la principal misión del Gobierno estatal, de todos los Grupos parlamentarios con representación en el Congreso de los/as Diputados/as, Patronal, Sindicatos, y, por supuesto, la Ciudadanía española.

Lo decía el otro día, en mi primer artículo publicado en este medio: primero las personas, la salud y salvar vidas.

A la vista de los resultados, como se va reduciendo el número de fallecidos, los contagios son cada vez menos y las altas cada vez más, eso quiere decir que esta guerra contra la COVID-19 la estamos ganando, muy a pesar, de que algunos, PP/VOX, desearían que así no fuera; y a los hechos me remito.

Es qué, además, el debate no tiene ningún sentido. Desde la campaña electoral del 10N/19, y el que no se enteró es porque no quiso, o ahora se hace el despistado, todos los partidos de izquierdas llevaban en su programa la derogación de la Reforma Laboral, al menos, así fue con los dos partidos que hoy gobiernan en coalición (PSOE-UP).

Así que no me explico a qué viene tanto escándalo con el acuerdo del PSOE-EH Bildu para derogar la Reforma Laboral del PP. Y menos entiendo, la salida de tono del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, como el niño al que le quitas el helado: ¡Ah…!, pues ahora no me siento a la mesa de negociación de la recuperación económica! Cómo si el tema de la Reforma Laboral del PP, no se pusiera encima de la mesa de negociación, con el pacto de EH Bildu, o sin él. Es más, lo tengo claro, la Reforma Laboral vendrá precedida de un pacto o consenso entre las fuerzas económicas y sociales, patronal y sindicatos.

La popularmente conocida como Reforma Laboral de Rajoy, fue aprobada por Real Decreto Ley 3/2012, y no solo mutiló derechos de los/as trabajadores/as conquistados en lucha obrera, sino que otorgó a la patronal todo el poder en las relaciones laborales. Dicho de otra manera, Rajoy y el PP, hicieron una Reforma Laboral que es un traje a la medida para los empresarios, debilitando al mismo tiempo el papel de los sindicatos, reduciéndolos a una representación testimonial en las empresas, y, de manera lapidaria, en la negociación colectiva.

La Reforma Laboral de Rajoy, no solo es nociva y estranguladora para los intereses de la clase trabajadora, sino que rompió un equilibrio consensuado entre patronal y sindicatos. Hasta tal punto se pasaron tres pueblos, que se presentaron ante los empresarios como sus únicos y legítimos valedores en la política española; pero miren ustedes por dónde, fue la propia patronal, la que no puso en práctica muchos artículos que le otorgaban todo el poder unilateral sin que los/as trabajadores/as pudieran protestar.

No obstante, otros sí le fueron de gran utilidad. Hablemos por ejemplo de las reiteradas bajas por enfermedad que ofrecían a las empresas el despido procedente; afortunadamente hoy derogada esa facultad. Y el otro aspecto relevante, y que mermaba la capacidad de los sindicatos en la negociación colectiva, fue el potenciar los convenios colectivos en el ámbito de las empresas o centros de trabajo, con la prostituida intencionalidad de reducir los convenios colectivos del ámbito territorial o sectorial (por lo general de ámbito estatal) que es, precisamente, donde reside la mayor fuerza de los sindicatos.

Me hizo mucha gracia aquel día en que Rajoy, ex presidente del Gobierno español, presentó la Reforma Laboral, y decía: “Esta Reforma Laboral busca acabar con la rigidez del mercado de trabajo y sentar las bases para crear empleo estable”. ¡Para descojonarse, compadre! En el tiempo que Rajoy presidió el Gobierno español, subieron los contratos temporales hasta cifras impresentables, hasta el punto, que desde la propia Unión Europea llamaron al Gobierno español a capítulo por el alto nivel del empleo en precario.

Podríamos estar la semana completa hablando de la perniciosa Reforma Laboral de Rajoy (PP). Por ejemplo, el infectado, y contrario a los intereses de la clase trabajadora, asunto de la ampliación de los motivos que permiten el despido objetivo por razones de organización o causas económicas. ¡Pa´morirse, oiga! Y no hablemos del contrato de formación y aprendizaje, que en realidad servía, y sirve, porque me parece que sigue en vigor, para que las empresas contraten a jóvenes a los que explotan como si de trabajadores/as mayores se tratara; la misma jornada, igual productividad y mitad de salario. ¡Impresentable!

Digamos que la Reforma Laboral del PP, y es un dato constatado, no ha servido para revertir el objetivo de crear empleo estable, sino todo lo contrario. Y cuando se esgrime que la Reforma Laboral ha servido para generar empleo, es del todo falso. La crisis del 2008 supuso un golpe duro para la destrucción del empleo, que no empezó a recuperarse hasta el 2012, pero no porque apareciera la Reforma Laboral del PP, sino porque la economía empezó a mejorar, hasta el punto de facilitar que las empresas contrataran.

Este discurso del PP, en que son los artífices de que la economía sube y también el empleo, es radicalmente falso. No es menos cierto que al PSOE le tocó apechugar con la crisis económica del 2007, todavía están los ecos de la no existencia de la mencionada crisis, aquella que insistentemente negaba Zapatero, hasta que el toro lo cogió y lo volteó en medio del paro y el hambre. Mientras que el Rajoy, cuatro años después, acudió al rescate de la banca con 60.000 millones, que, al día de hoy, todavía no han devuelto.

Por último, me quiero detener en lo de derogar íntegramente, parcialmente o reformar determinados artículos de la Reforma Laboral del PP. En mi opinión el nombre con el que se quiera cambiar o modificar la Reforma Laboral del PP, me la suda a menos uno bajo cero. Me vale el Real Decreto Ley 3/2012 como documento base para hacer los cambios necesarios y oportunos.

Fundamentalmente hay que ir al fondo de la cuestión, que no es otro, que recuperar derechos ya conquistados, eliminando toda nocividad y perversidad que vaya en contra de los intereses de la clase trabajadora. Hay una especie de temor o miedo a que los empresarios adopten medidas contra el Gobierno de Pedro Sánchez, y eso me suena a ridículo. Los empresarios, y presumo de conocerlos un poco, al menos en las mesas de negociación, mientras no le robes la cartera, beneficios, les importa un carajo por donde suenan las campanas.

La CEOE estuvo en todas las mesas donde sus intereses estaban en juego: Acuerdos de la Moncloa, ANE (Acuerdo Nacional de Empleo), el AMI (Acuerdo Marco Interconfederal), y un largo etcétera de pactos que han marcado el entendimiento y la paz social entre empresarios y sindicatos a lo largo de la historia democrática.

Concluyendo. Dejemos la fiesta en paz. Vamos a lo que vamos. A hundir al coronavirus de los cojones, cuánto antes mejor, para empezar a negociar la recuperación económica y social. Lo dicho: ¡PA´LANTE!

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