Fuerza de trabajo

'A pesar de todo', obra de Adelaida Arteaga Fierro en la SAC santacrucera

Kumar Kishinchand López

Santa Cruz de Tenerife —

- Política íntima, de Adelaida Arteaga Fierro

- Sala de Arte Contemporáneo. Parque La Granja, Santa Cruz de Tenerife. Hasta el 23 de marzo

Política íntima, la exposición de Adelaida Arteaga Fierro en la Sala de Arte Contemporáneo del parque La Granja, establece una discusión acerca de lo público y lo privado mediante una tensión constante entre el espacio y el encierro.

Esta reflexión, largamente acometida desde varias disciplinas artísticas, es tomada aquí desde un punto de vista personal y particular, estableciendo una melange de estrategias visuales.

En el primer momento de contemplación de la muestra, la arquitectura se abre paso en La Guarida I, una cabaña primitiva construida a partir de horcones de finca tratados, cuyo suelo se compone de anuncios de tipo periodístico en los que se confina deliberadamente, mediante los productos explicitados, a la mujer al espacio de la casa.

De esta manera, se intuyen diversas nociones al respecto del espacio que se irán desarrollando a lo largo de la muestra: la figura femenina y el trabajo. A todo ello ha de añadirse la aparición del espacio natural en Lo que el aire me regala.

Mediante un plano fijo circular, que recuerda a la perspectiva desde el fondo de un pozo, se reflejan matices de luz y el sonido del afuera. Las labores que inicialmente eran consideradas como únicamente domésticas se conectan así a la obtención de los frutos de la tierra y la contraposición del sujeto con la naturaleza, representante de lo eminentemente público. Una vez más, la mezcla queda resaltada en Bajo las ramas, donde las placas radiográficas ejecutan la fusión última del cuerpo con lo vegetal.

El cuerpo central del discurso de Arteaga Fierro se configura en las tres piezas que constituyen A pesar de todo: un hornillo y un horcón salpicado de parafina remiten nuevamente al espacio doméstico que se dibuja con los pilares en espera de las piezas de madera apoyadas en la pared como testigos mudos. La salida es una huida urgente, que necesita de la ruptura de cristales y de barreras: un horcón clavado en un cristal de seguridad. Un gesto violento que permite una bocanada de aire. Se respira en la segunda parte de la exposición, donde las piezas expuestas cobran un sentido de acopio expositivo, accesible y público, exhibiendo simultáneamente restos y fuentes del discurso elaborado y ennegrecido del primer momento.

Así, se iluminan las herramientas que han hecho los horcones posibles en En la medida de lo posible; el vestido colgado de una percha en Rincón de pensar elude la noción preconcebida del género y los semilleros de Despedida actúan como recuerdo del proceso.

Adelaida Arteaga ejecuta en Política íntima un discurso transparente y muy poderoso visualmente, remitente a las visiones de Louise Bourgeois sobre la relación de la artista mujer con el espacio doméstico y a la eterna discusión arquitectónica del equilibrio entre el adentro y el afuera. Un ejercicio complicado y peligroso, pero a la vez íntimo y entrañable. El trabajo de una acróbata.

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