Mujeres en la pesca en Canarias: “Tienes que dar la cara, si no, te pierden el respeto”
Carmen Soto es la patrona del Punta Güímar, un barco de pesca artesanal con amarre en Tenerife al que llegó desde una “vida anterior” como administrativa, entre otras profesiones, y del que explica en una entrevista con Efeagro que su primera experiencia pesquera fue con 23 años, aunque aún tardaría un tiempo en convertirse en profesional.
Sabe que en el mundo de la pesca aún persiste el machismo, “tienes que dar la cara porque, si no, te pierden el respeto”, y que las mujeres tienen que “demostrar” que valen para el puesto: “Siempre hay que demostrar más”.
Soto se define como una “mujer ambiciosa”, que decidió dejar todo atrás para comenzar su andadura en la pesca porque le “picaba mucho la curiosidad” y adentrarse en un mundo que “tradicionalmente” es de hombres.
Las mujeres representaron tan solo un 35% del total de trabajadores en el sector pesquero español en 2020, según los datos del Instituto Social de la Marina (ISM).
A los 23 años, Carmen Soto tuvo su primera experiencia pesquera, pero no fue hasta años más tarde cuando se convirtió en patrona de pesca profesional: “Me saqué mi título porque no me iba a quedar como marinera siempre. Soy bastante ambiciosa profesionalmente”.
La tinerfeña recibió la distinción honorífica de la Isla de Tenerife en los Premios Mujer Rural Canaria, que otorga la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias, en su edición de 2017, por su labor en la igualdad de género y simbolizar el relevo generacional y cultural para la pesca canaria.
Tras más de diez años dedicados al mar, Carmen pone el acento en que la actitud para una mujer se convierte en un factor fundamental dentro del barco.
“Nosotras tenemos que demostrar que valemos, que nos merecemos ese puesto y siempre vamos a tener que demostrar más, eso es así”, subraya: “Hay que tener mucha actitud”.
En 2020, cerca del 16% de los afiliados al Régimen Especial de la Seguridad Social del Mar (REM) fueron mujeres (en torno a las 10.000), según el ISM.
Fuentes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación detallan que, si a este porcentaje se añade el resto de actividades no incluidas en dicho régimen (industria de la transformación, comercialización o acuicultura continental), la participación femenina en el conjunto del sector se aproxima a las 44.000 trabajadoras.
Un embarazo en alta mar
Carmen reconoce que la conciliación familiar en el trabajo puede resultar “compleja” para las mujeres en el mundo de la pesca, ya que, a su juicio, deben “anteponer” la baja por maternidad a la profesión por los riesgos que corre una embarazada si faena en alta mar.
“Una mujer no puede ir durante todo el embarazo a pescar en alta mar. Es peligroso”, subraya y admite que está “sacrificando” su profesión y “lo que más me gusta para formar una familia”.
Por decisión propia, sabe que “no volverá a la mar hasta que su hijo esté en el colegio o sea más mayor”.
“No puedes irte a faenar dejando al bebe en la escuela infantil, si el niño se pone malo no puedes volver y siempre tienes que depender de alguien en tierra. Es inviable”, añade.
La invisibilidad del trabajo femenino
En las Islas Canarias, según cuenta, no hay tantas conserveras y empacadoras como puede haber en otros lugares de la península, por lo que en comparación “la cantidad de mujeres trabajando se reduce bastante”.
En su opinión, se “invisibiliza” el trabajo de las mujeres en el sector canario y “pasan a un segundo plano”, aunque para Carmen Soto son “un pilar fundamental para el buen funcionamiento de las empresas pesqueras”.
En Canarias, asegura, las mujeres jóvenes que se dedican al sector de la pesca se han vinculado al ámbito administrativo y al comercio, pero no al extractivo: “Casi no hay mujeres, ni jóvenes, ni de edad más adulta en los pesqueros canarios”.
La brecha de género en la pesca sigue latente, pese a las políticas que se han llevado a cabo con el Plan para la Igualdad de Género en el Sector Pesquero y Acuícola, y Carmen sigue luchando todos los días e intenta enseñar, “cuando tiene un hueco y le dejan” a las futuras generaciones.
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