La jueza autoriza el cese de la búsqueda de Anna y Tomás Gimeno en el mar
El Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Santa Cruz de Tenerife ha autorizado formalmente este jueves el cese de la búsqueda de Anna y Tomás Gimeno por parte del buque Ángeles Alvariño al entender que el rastreo es ya “inabordable e inaccesible” dadas las características del fondo y el tiempo transcurrido desde la desaparición (el pasado 27 de abril).
El Juzgado ha dictado este jueves un auto en el que acuerda comunicar al Instituto Español de Oceanografía (IEO) el cese de las actividades de búsqueda que fueron acordadas el 20 de mayo, y decide que deben darse por concluidas las labores de rastreo en el mar, ha comunicado el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.
La jueza recibió este miércoles el informe del responsable de operaciones del buque, con quien además se reunió, junto al jefe de la investigación de la Guardia Civil. En el documento se daba exhaustiva cuenta tanto de las labores de búsqueda realizadas hasta la fecha como de la situación en que se encontraban en ese momento, la dificultad de continuar el rastreo y las casi nulas posibilidades de hallar algo más.
Dicho informe fue puesto en conocimiento de todas las partes personadas en la causa, indica el Juzgado, que recuerda que las actuaciones comenzaron a raíz de la denuncia interpuesta por la madre de las niñas Anna y Olivia, de 1 y 6 años, después de que su padre no las devolviese a las 21:00 horas del 27 de abril y le comunicase que no lo volvería a ver jamás ni a él ni a las menores.
El 20 de mayo se emitió un mandamiento judicial al IEO con la finalidad de buscar los cuerpos de los tres desaparecidos en una serie de coordenadas expuestas en tal resolución, señala el auto.
Fruto de esas labores, en la mañana del 07 de junio se localizaron a unos 1.528 metros de profundidad, “una especie de sábana de color rosado por uno de sus lados y granate por el otro lado y una bombona de submarinismo de color negro y blanco”.
La sábana se encontraba en el fondo marino, tapando la bombona, “lo que señala una directa relación entre ambos elementos habida cuenta que la sábana no dispone de peso suficiente para hundirse a esa profundidad, por lo que es lógico considerar que la bombona fuese utilizada a modo de lastre para hundir la sábana y, muy posiblemente, otros elementos que esta contuviese enrollados en ella”, explica el auto.
La sábana fue reconocida sin ningún género de dudas como perteneciente a Tomas y se encontraba en su vivienda de Candelaria, según ha expuesto una testigo que la confeccionó como regalo al padre de las niñas en las pasadas navidades.
En cuanto a la bombona, no se conoce con absoluta exactitud dónde pudiera estar originalmente pero a la vista del hallazgo de otros elementos de submarinismo en el interior de la embarcación de Tomás, como un fusil de pesca submarina, aletas y gafas de buceo, es lógico sospechar que esa bombona también se hallase allí antes de la desaparición del hombre, prosigue el auto.
Añade que el buque del IEO también halló a una profundidad de 888 metros dentro de una bolsa de pádel unida a un ancla, el cuerpo sin vida de Olivia junto con otra bolsa con la cremallera rota y vacía.
Finalmente, en la mañana del 21 de junio se localizó una botella de aire comprimido portátil, conocida popularmente como “biberón” en el lenguaje del submarinismo, a una profundidad de 1.331 metros.
En la tarde de ese mismo día, el buque localizó una segunda botella idéntica a la anterior, a la misma profundidad.
Los hallazgos descritos implicaban que la búsqueda realizada por el buque Ángeles Alvariño estaba dando sus frutos y que las zonas de búsqueda que se establecieron inicialmente “eran las adecuadas”.
Líneas de rastreo
En el informe emitido este miércoles por el responsable de operaciones del barco oceanográfico se señala que en torno a la zona de aparición de los biberones se establecieron líneas de búsqueda separadas 5 metros para poder tener la certeza de que en la zona no quedó ningún objeto, por pequeño que fuera.
Se buscó también por si aparecía el cinturón de plomos , pero no pudo hallarse.
Dadas las corrientes en el fondo, según se recoge en el informe, no se puede asegurar que un cuerpo lastrado con un cinturón de buceo no se desplazaría rodando pudiendo llegar a un lugar no determinado y por tanto fuera de la capacidad de búsqueda de la que dispone el buque.
Continúa señalando el informe que “no teniendo ya nuevas pistas se ha procedido a continuar buscando sobre la línea de deriva. Se han realizado 35 líneas perpendiculares a la misma con una separación de 20 metros. Esto se correspondería con un deriva de 35 minutos pudiéndose asegurar al 100 % que el cuerpo no se encuentra en esta zona. Ya se han cubierto 700 metros de la deriva”.
A partir de este punto el fondo “cambia considerablemente pasando de ser una zona idónea para la búsqueda a todo lo contrario. Se convierte en una zona muy escarpada con gran cantidad de barrancos y grietas” y es “crítica para poder operar el vehículo submarino por el altísimo riesgo de pérdida del mismo”.
Por ello se apunta a que “la orografía hace que la búsqueda sea bastante menos eficaz pues por la cantidad de grietas y barrancos y la profundidad de los mismos, en ocasiones de centenares de metros, no nos permiten asegurar en absoluto que en las zonas ya miradas no esté el cuerpo de Tomás o algún otro objeto procedente de la embarcación. Básicamente se complica mucho la misma al pasarse de trabajar en dos dimensiones y sobre una superficie definida, a trabajar en tres y en condiciones muy difíciles”.
En el informe se concluyó que la exploración de los 14 kilómetros de deriva, en que consistiría el trabajo que ahora debería abordar el Ángeles Alvariño, es completamente inabordable.
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