La nueva cárcel de Gran Canaria empieza a construirse de modo imparable una vez se han ido resolviendo los escollos administrativos (puestos por Soria a través de Paulino Montesdeoca), políticos, vecinales y mediáticos, y no todos por ese orden y concierto. Tras las agrias polémicas, los encadenamientos, los insultos al clero y los cantos regionales, se abre paso la cordura y la insoportable inevitabilidad de las acciones largamente debatidas y aprobadas. Quedan algunos flecos, como las denuncias interpuestas por los vecinos y contra los vecinos. Dentro del primer capítulo se inscribe la que le interpusieron al concejal de Disciplina Urbanística de San Bartolomé de Tirajana, David Delgado, por no ordenar la paralización de las obras pese a no tener licencia. El juez Manuel Novalvos, del Juzgado de Instrucción número 2 de ese partido judicial, ha archivado la denuncia tras unas breves diligencias de investigación.