Crece el descontento de todos aquellos promotores que se enfrentan a la Consejería de Política Territorial, sector aruquense. Y es ahora, en tiempos de moraroria, la que está y la que está por venir, cuando a lo mejor es preciso mejorar el trato a promotores que van a tener que incorporar algo más de fantasía y capacidad de adaptación. Para que la Consejería sea elemento dinamizador y no una caja de resistencias y falta de criterio, ya muchos ponen una condición: que termine su mandato el actual director general de Ordenación del Territorio, nuestro admirado Rafael Castellano. Nulo en el orden de las ideas, no se le conoce aportación alguna al proceso de directrices, y en la gestión no mejora el suspenso bajo. No parece que sea capaz de echar una mano ni a ayuntamientos ni a particulares. Unos particulares que, mientras la carga de la prueba no les resulte imprescindible, son gente que trabaja también por el bienestar de todos y se merecen al menos el trato que se le dé, pongamos, al alcalde de Arucas. Cuando esos promotores nos lo permitan, les contaremos.