Está claro. Castro vive en otro mundo. Antonio, no Fidel, que el Comandante en Jefe sigue vivito, coleando y alertando de la guerra nuclear que casi se le escapa de las manos en 1962. Pero lo del palmero da para un tratado de psiquiatría política aparte. Le ha dicho el presidente del Parlamento de Canarias a Salvador Lachica, en una entrevista de Acnpress que publicamos este domingo, que ni la Cámara que preside está más lejos que nunca de la calle ni la legislatura que ahora enfila su final ha sido la más bronca de la historia autonómica. Lo dicho, o Castro es de otra galaxia o le empieza a flaquear la memoria. Porque la Cámara que preside arrancó su mandato llamando Paulino Rivero “Chiquilicuatre” a Juan Fernando López Aguilar, y terminó dando la espalda a iniciativas legislativas populares, de la calle misma, don Antonio, como las del Puerto de Granadilla o el Catálogo de las Especies. Lo dicho, Castro no es de este mundo. Por eso amenaza con volver: no quiere repetir como presidente del Parlamento de Canarias. Debe echar de menos los tejemanejes de su eterna etapa como consejero de Gobierno. Otra papa caliente para Paulino.