En el asunto del gas, José Carlos Mauricio aparenta haberse quedado solo, si bien es cierto que en la venta de las acciones del Gobierno metió a seis empresarios de cada provincia, lo que hizo incluir en el lote a algunos amigos íntimos del presidente del Gobierno, como Pedro Luis Cobiella. Pero su manía de establecerse por su cuenta, de no contar con su compañera Marisa Tejedor, y encima, de hacerlo al margen de la legalidad y las buenas costumbres, le ha colocado en una situación embarazosa. La denuncia del Ayutamiento de Agüimes ante Anticorrupción obliga al Gobierno a maniobrar: o espera que se archive, lo que equivale a una lotería, o da marcha atrás en toda la operación y coloca las cosas en el carril de la legalidad. La segunda salida es ahora mismo la que más se baraja en las cocinas de Presidencia del Gobierno, aún a sabiendas de que situarían a Mauricio en muy mala posición. Y a los empresarios que aceptaron el juego, ni se sabe cómo.