Quizá haya sido la presencia de los hermanos Soria, José Manuel y Luis, uno de los aspectos más llamativos de este primer pleno suelto de la legislatura. El mayor, José Manuel, en una cota más alta que el menor, Luis, lo miraba complacido: no es moco de pavo ser presidente del Cabildo, amigo de Pepe Carlos, compadre de Adán, socio de un Gobierno y tener un hermano consejero. Un hermano que, dicho sea de paso, no debe ser un zoquete, que si no, el líder no lo habría puesto en Trasmedierránea primero y en Industria y Comercio después. Lo malo es que ya el menor está cogiendo familla, y ya se sabe qué poco mola eso en los alrededores sorianos. Tanta familla que ya le han tocado las narices al líder. “Buestas tardes, don Luis”, dijo un azafato del jet-foil este miércoles al recoger una tarjeta de embarque. “Don José Manuel”, contestó tratando de ser más agradable que de costumbre el portador de la tarjeta.