Fíjense si es falso como el beso de Judas el tal Arnáiz, que con una mano promete consenso y lealtad institucional y con la otra firma el encargo de un nuevo pliego de condiciones para adjudicar las obras del Muelle Deportivo al empresario más amigo del más amigo de los empresarios. Sólo que en esta ocasión, ya curtido de tantos revolcones jurídicos, el presidente del Puerto ha encargado a los suyos un pliego que no pueda tumbar ni el más avezado de los consejeros del Estado que se sientan en la Autoridad Portuaria. Si ayer les adelantábamos lo del pantalán de Cory, hoy ponemos al fiscal en otro sobreaviso: se prepara una adjudicación teledirigida en el Muelle Deportivo, y la destinataria es la empresa Lopesan. Dicho queda.