Están que tiemblan en la Consejería de Turismo con Pilar Parejo, pero no de ahora, sino desde que calentó el sillón y comprobó que José Juan Herrera Velázquez, Herrerita, no iba a ser un estorbo. No les vamos a hablar hoy de Hecansa, ni de Saturno y sus satélites, sino del Observatorio Turístico de Canarias, que si los datos no nos fallan, fue el primero en recibir su sentencia de muerte. Lo primero que hizo la doña fue mandar a parar todas las acciones que tenían en marcha, consistentes básicamente en el desarrollo del Plan Estratégico para el sector Turístico, en el que el personal llevaba currando unos tres años con iniciativas referidas a turismo rural, turismo idiomático, empresas afines al turismo náutico o al golf. Luego, tras detenerlo todo, se reunió con el personal para ratificar que se estuvieran quietos, que ya les avisaría. Y así fue, diez meses más tarde, todos a la calle.