Ha estado movidito el último pleno municipal de Puerto de la Cruz, con la penúltima puesta en escena de su incomparable e inabarcable alcalde, el nacionalista de toda la vida Marcos Brito, quien por medio de su teniente de alcalde Sandra Rodríguez ha comunicado, urbi et orbi, el destino de sus dietas de junta de gobierno. Brito cobra 160 euros por cada junta que él mismo preside, muchas de ellas con un solo punto en el orden del día, lo que arroja una nada desdeñable cantidad de 5.600 euros desde que partimos las uvas hace siete meses hasta la fecha, dinero que aseguran desde el grupo de gobierno el alcalde destina a obras de caridad y a atender a los más necesitados, y tan pancho. Todo un dechado de virtudes que para nada se corresponde con decisiones políticas de su puño y letra a la hora de defender proyectos educativos para mayores en el municipio turístico pionero de Canarias. Porque Brito prefiere sacarse unos eurillos alquilando oficinas que manteniendo activa la Universidad Popular municipal.