Si Celia Villalobos conociera de primera mano lo que tan sólo una semana antes había dicho en el Parlamento de Canarias su correligionario Miguel Cabrera Pérez-Camacho, probablemente se habría ahorrado el sofocón. Porque el diputado tinerfeño no sólo tuvo palabras groseras, machistas y de mal gusto hacia la parlamentaria socialista Paquita Luengo, sino que además la acusó directamente de obtener dinero de Tebeto para financiar al PSOE, es decir, robar para el partido: “Si el expediente mal se tramitaba no era su culpa, pues no se enteraba. Y si se enteraba, ¿qué más le daba? Para otro lado tenía que mirar; al partido había que financiar”. Cuando no, robar para sí misma: “Mis negocios, aludió, negocios que pago yo. Repito: negocios que pago yo. Los de ella, con o sin ruindad, los paga la comunidad”. Poco cabe esperar de un abogado que se ha permitido preguntarse esta misma semana por el interés que tiene el juez Tomás Martín “por que no se investiguen” las churriguerescas denuncias contra sus superiores de los policías imputados por revelación de secretos.