Al final -y no es por darnos el pisto- la moratoria acaba donde hace meses que dijimos: hecha añicos y con crecimiento cero. El documento técnico, brillante según la imagen que ha querido transmitir, es papel mojado. Sólo se permitirán proyectos de interés general, lo que nos lleva a preguntarnos qué pasaría si, de repente, los canarios se convirtieran en auténticos cracks y promovieran proyectos de interés general, por ejemplo para 100.000 camas. Descubierta ya la carta de que la cuestion del territorio les importaba un bledo, ¿qué les parece que les recordemos lo que hemos venido editorializando desde hace un año?: que todo proyecto que cree riqueza real y neta es de interés general. Para ello sólo tiene que cumplir dos requisitos: que no produzca impactos adicionales y desproporcionados y que se dirija a una demanda que hoy no tenemos. Ambas condiciones son más fáciles de valorar que el interés general, que al final -visto lo visto- se interpretará en clave de favores y contraprestaciones. Por cierto ¿se pueden escribir tantas páginas de directrices y dejar solo a Gary-González-Cooper?; ¿por qué las directrices, después de describir la composicion química de la micción, para ser posible mingitarla en el territorio turístico, no prohíben un Corte Inglés en lo que iba a ser la nueva zona de turismo de calidad?