Como si de una intromisión inadmisible se tratara, a los curas les salieron los pitufos respondones, los que desde determinado medio de papel vienen haciéndole el caldo gordo a los zorroplateados, los mauricistas reconvertidos a liberales y cuantos proclaman con una mano la libertad comercial y con la otra se hacen en exclusiva con los negocios que, por estar de la parte gubernamental, sólo a ellos les son permitidos. Tocan teclas muy sensibles en un territorio querido para los canarios y aducen ayuda para el desarrollo llevándose por delante los derechos de las personas y hasta la diplomacia. Esos pitufos han tratado de desacreditar a los curas que fueron al Sáhara acusándoles de ponerse de un lado del conflicto. Les traicionó el subconsciente a los pitufos: si defender los derechos humanos es estar del lado del pueblo saharaui, estar del lado de Marruecos ya se imaginarán lo que es. Siempre pitufeando con el periodismo creativo.