Recetas del Mundo: Shakshuka con huevo

Shakshuka con huevos, uno de los platos más sencillos y ricos de la gastronomía magrebí.

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Muchos se disputan el origen de la Shakshuka, uno de los platos de referencia de la gastronomía del norte de África. Marroquíes y tunecinos rivalizan a la hora de atribuirse la paternidad de un plato que, como su propio nombre indica, es una ‘mezcla’ de vegetales cocidos e integrados a fuego lento. Según parece, este riquísimo plato que sirve como primero de altura o cena contundente, tiene su lugar de nacimiento al norte del Estrecho de Gibraltar y que se trata de una evolución del famoso pisto manchego aunque con un toque de especias y picante propio de la gastronomía magrebí (gracias a ese invento prodigioso que es la Harissa). Esta teoría del origen español se apoya en el uso recurrente de dos ingredientes: el tomate y el pimiento rojo. Ambos llegaron a Europa desde América y desde la gastronomía española se fueron extendiendo a al resto del mundo. Este plato es fácil de hacer y sólo requiere paciencia y buenas materias primas. La Harisa se puede sustituir por una cucharadita de café de esa joya gastronómica que es el pimentón de la vera picante.

Ingredientes para cuatro personas: Dos cebollas grandes; dos pimientos rojos grandes; dos dientes de ajo; medio kilo de tomates perita maduros; una cucharada sopera de Harissa (o una cucharada de café de pimentón de la vera picante); cuatro huevos; una cucharada de postre de comino en semillas; una cucharada de postre de tomillo seco; una cucharada de postre de azúcar moreno; sal, pimienta y aceite de oliva virgen extra. Para servir

Preparación: Hacemos la mise en place picando el ajo, la cebolla y el pimienta en brunoise (daditos pequeños). También aprovechamos para rayar el tomate y reservarlo. Ponemos un buen chorro de aceite de oliva virgen en un caldero amplio y con tapa. Metemos el ajo, la cebolla y el pimiento y pochamos a fuego medio. Cuando la cebolla esté transparente salpimentamos y metemos el comino, el tomillo y la Harissa (o el pimentón de la vera). Mezclamos bien y añadimos el tomate rayado. Aquí hay que poner el azúcar moreno y volver a revolver. Después de un par de minutos a fuego medio bajar la potencia a fuego ajo y tapar. Y a esperar. De vez en cuando hay que remover para evitar que la shakshuka se pegue y todos los ingredientes se integren bien. ES crucial tener paciencia para que la mezcla tome la textura de una salsa grosera (una media hora a fuego muy bajo). Una vez logrado esto, añadimos los cuatro huevos (sin cáscara claro está –lo decimos por si las moscas-) y volvemos a tapar por unos diez minutos (o hasta que veamos que los huevos están escalfados). Antes de servir decorar con un puñadito de perejil picado.

Para servir: Según nuestra experiencia, la mejor manera de comernos la shakshuka es con una buena rebanada de pan de campo tostado con un diente de ajo restregado. Pero si hacemos las cosas como la hacen en el Magreb o Israel (dónde hacen una versión muy picante) basta con acompañar el plato con pan árabe o pan pita. En Turquía junto al perejil también ponen queso feta picado muy fino.

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