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Mar del Plata: los secretos de 'la playa' de Buenos Aires

Proas en la Banquina de los Pescadores.

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Mar del Plata es muchísimo más que la playa de Buenos Aires. Durante la temporada de verano, esta ciudad costera situada a poco más de 400 kilómetros del centro de la capital argentina se llena de porteños y porteñas (habitantes capitalinos) y se convierte en una especie de gran balneario de temporada dónde florece una inusitada y febril actividad playera, comercial y hasta cultural (buena parte de la gigantesca oferta escénica de la capital argentina se muda aquí convirtiendo a ‘la feliz’ en una pequeña Broadway veraniega). Pero Mar del Plata es mucho más que eso, aunque nació como lugar de descanso de las élites de Buenos Aires que pasaban aquí largas temporadas de verano. ¿Merece la pena incluir a la ‘feliz’ en un itinerario por Argentina? Sí. Ya sabemos que los habituales Calafate, Siete Lagos, Ushuaia o Cataratas del Iguazú quedan muy lejos y obligan a hacer uso del avión (muy caro en Argentina). Pero un viaje largo de tres o cuatro semanas por el gigante sudamericano bien puede dejar un paréntesis de tres días (con eso es suficiente) para conocer la ciudad.

Y ¿por qué? Porque es un lugar indispensable para comprender la historia y la idiosincracia del país. Hasta finales del XIX no era más que un pequeño puerto y un saladero de pescado, pero las playas atrajeron la atención de la clase alta porteña que empezó a soñar con edificar su propio Biarritz o San Sebastián. Y empezaron a construirse los primeros chalets y hoteles como el fastuoso Bristol, que en sus tiempos fue el alojamiento de lujo más austral del planeta. Desde el principio la mayoría de las grandes familias optó por una arquitectura de inspiración centro y norte europea (corriente pintoresquista) para levantar sus quintas y villas de veraneo. Algo que queda de manifiesto en iconos del lugar como el Museo Municipal de Arte Juan Carlos Castagnino (Colón, 1189; Tel: (+54) 223 486-1636), que ocupa la Villa Ortiz Basualdo, la Villa Devoto (Buenos Aires y Almirante Brown), la Villa Ocampo (Matheu, 1851; Tel: (+54) 223 494-2878) o el Tanque Torreón (Falucho, 995; Tel: (+54) 223 451 4681). Casas que parecen sacadas de algún pueblo de la Alsacia francesa o la Selva Negra alemana; chalets de inspiración alpina y algunas gotas de nostalgia del esplendor de la arquitectura colonial española como sucede en la Villa Mitre (Lamadrid, 3870; Tel: (+54) 223 4951 200), hoy sede del Museo y Archivo Histórico Municipal.

El Barrio de Los Troncos (con fronteras en las calles Alvear, Saavedra, Urquiza y Almafuerte) compone el especial ‘casco histórico’ de la ciudad. Aquí se apelotonan muchos de los chalets y las grandes casonas y villas que formaron ese Mar de Plata opulento a imagen y semejanza de los grandes balnearios europeos. Un poco más lejos tienes otra cita imperdible para amantes de la arquitectura. La Casa sobre el Arroyo (Quintana 3998; Tel: (+54) 9 223 473 8290) es una de las obras maestras de la arquitectura contemporánea latinoamericana (y no exageramos). Y aunque está bastante mal cuidada, hay que pasar a verla porque merece la pena. Aún más lejos del centro está el MAR (Avenida Félix U. Camet, 800; Tel: (+54) 223 471 7695), el Museo de Arte Contemporáneo de Mar del Plata. El edificio es imponente y suele tener una muy buena programación.

Del Club de Pescadores a Playa Grande: hoteles, playas, chalets y hasta un torreón.- La playa es la gran seña de identidad de la ciudad que acumula más de 45 kilómetros de arenales. Nos sorprendió la cantidad de balnearios privados que ocupan buena parte de la costa y limitan el acceso público a la playa a lugares que se masifican con facilidad en verano. No nos gustó esta particularidad de la ciudad. Tenemos que decirlo. La costa de Mar de Plata es una sucesión de playas que sólo se interrumpe con las instalaciones el puerto. Se puede hablar de tres sectores; norte, centro y sur. Las del centro permiten alternar playa y algunos de los iconos arquitectónicos e históricos de la ciudad. Si tienes que hacer un paseo costero te recomendamos ir desde la Plazoleta de las Américas (Punta Iglesia) hasta el inicio de Playa Grande. Así, ya de inicio, te vas a topar con tres de los lugares que hay que ver sí o sí en la ciudad: el Espigón de los Pescadores; el conjunto arquitectónico que forman el Casino y el Hotel Provincial y el Monumento de los Lobos Marinos, la foto que no puede faltar.

La Bristol es la playa dónde empezó todo. Hoy está de capa caída, pero desde Las Toscas (extremo sur de la playa) tienes uno de los atardeceres más bonitos del lugar. El Torreón del Monje (Paseo Jesús de Galindez sn; Tel: (+54) 223 451 9467) marca la frontera entre la Bristol y el camino que lleva hasta Playa Varese. Es otro de los grandes iconos marplatenses y parte sustancial de la historia de la ciudad. Este castillo fue construido por orden del empresario Ernesto Tornquist quien quiso traer parte de la Alemania de sus antepasados hasta el balneario marplatense. Hoy es una cafetería y cuenta con uno de los miradores más imponentes de toda la ciudad. Si tienes la oportunidad de tomar algo mientras cae la noche te vas a llevar una de las postales más bonitas de la ciudad.

Desde Playa Varese (la que más nos gustó) hasta Playa Grande, el paseo transcurre a media altura por el Boulevard Patricio Peralta Ramos. Hacia la playa, el risco se desploma en un prado inclinado verde con veredillas, bancos para sentarse y pequeños miradores; y hacia tierra, el panorama alterna viejos chalets marplatenses, algunas muestras de nueva y buena arquitectura (como los edificios de Maral Explanada con la firma del genial Cesar Pelli) y más de un horror con vista al mar. Aquí te vas a encontrar con una de las cafeterías del mítico Manolo (Boulevard Marítimo Patricio Peralta Ramos, 4900; Tel: (+54) 223 451 3899) con churros casi como los de casa y algunas extravagancias como los rellenos de dulce de leche. El parque San Martín sirve de telón para Playa Grande. Es una zona de paseo habitual para los locales que se concentran aquí al anochecer para el ritual argentino del mate.

Al norte y al sur del centro se suceden las playas: al norte tenemos una sucesión de arenales familiares que se extienden más allá de los balnearios privados que fagocitan buena parte de La Perla. Mientras que al sur del puerto tenemos Punta Mogotes (una extensa playa ocupada por balnearios privados) y tras el faro una zona de cantiles y médanos (campos de dunas) dónde se encuentran las playas más salvajes y bonitas de esta parte de la costa. En este lugar un colectivo de vecinos preocupados por el avance de los balnearios privados creó la asociación Verde Mundo (Acceso Calle 431), un espacio de acción comunitaria que tiene como objetivos la conservación de los médanos de esta parte de la costa -amenazados por la privatización- y la educación de los más pequeños de la casa en valores de respeto a la naturaleza y al bien público. Es un lugar ideal para ir con niños y niñas y, también, para disfrutar de la playa en estado casi virgen.

La Banquina de los Pescadores.- El muelle de los pescadores (acceso por Boulevard Marítimo Patricio Peralta Ramos) es otro de los lugares ineludibles de la ciudad. Aquí puedes ver los barcos naranjas que forman la flota artesanal de la ciudad y comprar pescado fresco y conservas a muy buen precio en el Paseo Artesanal (dónde también hay varios restaurantes especializados en frituras de pescado y las famosas rabas de Mar del Plata). Pero la gran atracción del lugar es ver cómo se tuestan al sol, juegan y hasta riñen los leones marinos que viven en el entorno del puerto. La colonia está establecida en un pequeño arenal en la Escollera Sur del muelle marplatense, pero los adultos se pasan buena parte del día en la Banquina de los Pescadores. También se los puede ver de manera habitual en las aguas próximas a Playa Varese y por Punta Iglesia. Si quieres ver las crías de la temporada (nacen en los primeros compases del verano austral –de finales de diciembre a marzo-) tienes que acercarte a la Reserva Faunística Lobos Marinos (Escollera Sur). Esta colonia es la más septentrional de toda Argentina.

Indios y misioneros en La Laguna de los Padres.- A apenas 12 kilómetros del centro de Mar del Plata (Acceso por Ruta 226) se encuentra la preciosa Laguna de Los Padres, un pequeño lago de unos cuatro kilómetros cuadrados rodeado de espesa vegetación que, sólo por su valor paisajístico y natural, merece una visita o una escapada (ideal para esos días frecuentes de cielos nublados y tiempo poco apacible). No es difícil ver gran cantidad de aves acuáticas y la zona se ha preparado como gran parque periurbano marplatense, con senderos, zonas de picnic y otras actividades como cabalgadas o deportes acuáticos. Pero este lugar también tiene un valor histórico importantísimo ya que fue el primero de los sitios elegidos para expandir el dominio efectivo (ya era nominal) de España hacia La Patagonia dejando atrás la frontera del Río Salado. En 1746 dos padres de la orden de los jesuitas fundaron la Reducción de Nuestra Señora del Pilar, la primera de una serie de misiones que, en una distancia de 40 leguas (una legua son 4,1 kilómetros que es el equivalente a lo que una persona camina en una hora) debían extender la influencia española hasta el Estrecho de Magallanes.

En pocos años, en la misión vivían más de 2.000 familias, lo que supuso (de acuerdo con la legislación española) la creación de un municipio con autoridades elegidas por los pobladores (todos tehuelches). El peligro de un ataque de indígenas desde el sur truncó el proyecto poco tiempo después. La actual Reducción de Nuestra Señora del Pilar se reconstruyó a mediados del siglo XX sobre las ruinas de la iglesia primitiva y se edificaron varios pabellones que hoy funcionan como museo centrado en la epopeya. Otro punto importante que merece una visita es el Museo Municipal José Hernández (Ruta 226, Km. 14.5; Tel: (+54) 223 464 4590) ubicado en una antigua estancia en la que el autor del Martín Fierro pasó varios años y en la que se fraguó, gracias al contacto directo con los gauchos que frecuentaban estas tierras, el Martín Fierro, una de las obras magnas de la literatura en español de todos los tiempos.

Fotos bajo Licencia CC: Viajar Ahora

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