La portada de mañana
Acceder
Sánchez impulsa una regeneración que incluye una reforma del Poder Judicial
La fumata blanca de Sánchez: cinco días de aislamiento, pánico y disculpas al PSOE
Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

“La libertad y la igualdad de la mujer son derechos fundamentales que no deberíamos tener que reinvindicar”

Freedonia nació en 2006 y gracias a una campaña de crowdfunding consiguió editar su primer disco en 2012. Este grupo madrileño de soul y funk formado por nueve músicos se autogestiona, es independiente y cuenta tres discos en el mercado. El último es 'Shenobi', que tiene como tema central la libertad de la mujer y lo presentan este viernes en la sala BNS dentro de las actividades de la Feria del Disco de Santander.  

Su grupo se financia a través del crowdfunding, ¿qué beneficios les reporta? ¿funciona este sistema en España?crowdfunding

El primer y el tercer disco los producimos a través de crowdfunding y el segundo nosotros. Funciona muy bien. Nos arriesgamos un poco más en el primero porque no era muy normal y la gente no lo entendía, pero fue muy natural y salió de los propios conciertos. Venía la gente a vernos y nos iban pidiendo un disco, pero la banda, al ser tan grande, no tenía tanta capacidad económica para poder hacer uno. Pensamos que, ya que la gente lo demandaba, podíamos hacer un proyecto.

Un compañero se empapó más de todo lo que era el crowdfunding y llegamos a la conclusión de hacerlo. Una vez hecho, nos dimos cuenta de toda la comunidad que se genera. La gente no apoyaba solo al disco de forma económica, sino que había personas que también nos ofrecían una sesión de fotos, traducirnos el crowdfunding… Nos fue muy bien y fue la manera de lanzar a la banda. El segundo disco quisimos hacerlo nosotros con lo que habíamos ganado y para el tercero hemos vuelto a contar con ellos. Queríamos ver si seguían ahí, sobre todo.

¿Esto les permite ser independientes y, por tanto, trabajar a su manera y tratar los temas que les apetece?

La libertad es algo fundamental. Nosotros hemos hecho lo que hemos querido desde el principio y al ser una banda de tantos miembros tiene una idiosincrasia diferente a todas las demás. El crowdfunding te da la capacidad de ser independiente, pensar y hacer lo que quieras y, además, no hay intermediarios. Cada uno de nosotros, además de tocar un instrumento, se dedica a varias cosas dentro de la banda. También somos independientes en la manera de gestionarnos.

Antes libertad y dignidad, ahora feminismo… ¿seguirán en esta línea de denuncia en sus próximos trabajos o no hay nada premeditado?

Es una pena que muchas veces nos identifiquen como una música un poco más reivindicativa, cuando eso no deberíamos de reivindicarlo, simplemente tendríamos que aceptar la carta de derechos fundamentales y listo. El disco habla básicamente de derechos humanos, y la libertad de la mujer y la igualdad no dejan de ser derechos fundamentales. Nosotros somos gente reflexiva, nos gusta ver nuestra sociedad, nuestra parte dentro de ella, y somos músicos. Sí que es verdad que la mayoría de las letras las hablamos, son conversaciones que mantenemos entre nosotros.

A Freedonia nos genera mucha ilusión y positivismo habernos demostrado que podemos crecer sin ninguna compañía y con el apoyo del público. Pensamos que las personas, cuando se ponen a trabajar para un bien común, pueden llegar a hacer cosas maravillosas. Vivimos en una sociedad individualista, donde cada uno tira para su casa y se está perdiendo un poco ese trabajo en equipo que hace que el ser humano sea lo que es, maravilloso.

En la era digital no es lo más común trabajar como Freedonia, en analógico, ¿es un valor añadido y da mejores resultados?

Nosotros buscamos nuestro sonido, independientemente de que tengamos disco en CD, mp3 y demás. Nosotros lo grabamos todos a la vez y en analógico porque es como más nos gusta el sonido de la banda. Nos gusta más la frescura y estar todos ahí metidos a la vez, que tocar uno por uno. La impronta y el sonido son mucho mejores. Ahora está todo muy digitalizado y, dependiendo del oído de cada uno, habrá gente a la que quizá le choca, pero yo creo que cuando escuchas la segunda o la tercera canción, la atmósfera del analógico te envuelve.

¿Por qué publican su música con la licencia creative commons? ¿Cuál es su opinión de la SGAE y la Ley de Propiedad Intelectual?

La Ley de Propiedad Intelectual y quien la gestiona -el Ministerio de Cultura a través del único brazo que tiene, la SGAE- nos parece del siglo XVI. Creo que en el siglo XVI funcionaba mejor (risas). Tenemos un monopolio, cuando en todos los países hay varias entidades de gestión de propiedad intelectual. Hasta hace relativamente poco, si no pertenecías a la SGAE no cobrabas los derechos y todo lo demás, y nosotros nunca hemos sido de esta entidad porque trabajamos de manera colectiva y no hay una inclusión de ese tipo, hay que repartirlo entre tres personas solo. Tampoco nos sentíamos cómodos ahí independientemente de que el sistema no nos parezca fiable, ni confiable ni nada de eso.

Nos hemos dado de alta en Holanda, en una entidad de gestión de cultura allí que tiene un acuerdo con SGAE. Estamos terminando de cerrarlo. La Ley de Propiedad Intelectual y la entidad de gestión que la lleva tiene que tener un buen repaso y ojalá este nuevo ministerio coja el asunto por donde tiene que cogerlo, porque al final pasa lo de siempre… Todo lo que no tienes en casa, lo buscas fuera.

¿Qué planes de futuro tiene la banda?

Tenemos muchos planes. Este año terminamos el último round del disco -se ha dividido en cuatro rounds, como si fuera un videojuego- y 'Shenobi', nuestra heroína, pasa el round final. La idea es dar una gira que llegue a muchos sitios y estamos tanteando volver a salir fuera de España. Por medio, seguramente sacaremos vídeos, un single… La idea es seguir viendo a Freedonia en el escenario y seguiremos componiendo y haciendo nuestro trabajo para que no haya un impasse muy grande entre que acabemos y volvamos con un nuevo disco. Pero aún tenemos que aclarar todo.