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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Entrevista Especialista en Psicología Clínica Infantil y escritora

Rosa Jové: “Para los niños es mejor la jornada partida porque con siete años no pueden estar seis horas seguidas en el colegio”

Blanca Sáinz

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Autora de varios libros que se han convertido en referentes entre padres y madres que han optado por la crianza con apego para educar a sus hijos, Rosa Jové (Lleida, 1961) ha recalado este miércoles en Cantabria para hablar, en una charla organizada por la Federación de Asociaciones de Padres y Alumnos (FAPA), sobre uno de esos temas que cada vez está generando más controversia: los deberes.

Ella, que se ha confesado una fiel defensora de que los niños deben jugar “para fomentar su creatividad y crear alianzas y amistades”, también tiene una opinión contundente sobre la necesidad de ampliar las bajas de maternidad y paternidad, así como de que los menores no tengan todas las tardes ocupadas con extraescolares. Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona, está especializada en Psicología Clínica Infantil y Juvenil y en Psicopediatría, aunque también es licenciada en Historia y Geografía con especialización en Antropología de la Crianza, algo a lo que se suma su propia experiencia como madre de dos hijos.

Visita Cantabria para hablar sobre los deberes, ¿qué ha ocurrido con estos en los últimos años para que sean una cuestión de debate?

Todo empezó en 1990 cuando las Naciones Unidas a través de la Convención de los Derechos del Niño en el artículo 31 dijeron que el niño tenía derecho a jugar libremente al aire libre cada día y hacer un rato lo que le diera la gana. Y claro, se dieron cuenta de que los deberes impedían ese derecho. A partir de ahí, la UNESCO cambió un poco las directrices que tenía que seguir la educación para el siglo XXI y no incluyeron los deberes porque se encontró que era mejor que los niños jugaran libremente, fomentaran la creatividad, las alianzas con compañeros y las amistades. Todo esto genera un beneficio que no pueden aportar los deberes hechos por la tarde. Y claro, ha habido toda una revolución y ha habido países que han encabezado esta revolución contra los deberes aunque hay otros como el nuestro que aún van por la mitad...

Entonces, ¿los deberes se siguen imponiendo porque los maestros lo deciden?

Sí, pero no es lo único. La Ley de Educación actual, bueno, cualquiera de las que hay desde el año 90, no indica en ningún artículo ninguna referencia a los deberes. Estos se ponen porque los maestros quieren y los padres acatan, pero ya está.

Imagino que entenderán que así se fijan mejor los conceptos que se dan en clase, o que quizá sea por costumbre...

Es por costumbre, no por los conceptos. Un niño que no sabe hacer sumas no lo va a aprender por que le manden, y el que lo sabe lo va a seguir haciendo así que tampoco tiene sentido que le sigas mandando hacerlo. Lo importante sería que se trabajara en los colegios de otra manera para asegurarse que los niños van adquiriendo los contenidos. Los deberes no son una receta médica, se dispensan sin receta, por lo que si hay algún padre o algún hijo, que también los hay, a los que les guste hacer deberes en casa pueden comprar una cuadernillos, pero no vamos a hacerlo con todo el mundo porque no a todo el mundo le va bien ni le beneficia.

Si al niño le implantas la semilla de querer aprender, el niño estudiará pase lo que pase. En cambio, si le obligas cada día a estudiar un cuarto de hora, en cuanto los padres no estén el niño va a dejar de estudiar

Hay padres que defienden que los deberes son una buena forma de establecer rutinas de cara al futuro…

Eso parte de un concepto erróneo porque las rutinas sirven para que nos acostumbremos a hacer las cosas que no nos gustan porque las que nos gustan ya lo hacemos sin rutina. Mira, yo que he tenido adolescentes en clase, si a una chica le gusta hacerse la manicura se la hará y no le hace falta ninguna rutina. ¿Para qué necesitamos hacer las rutinas? Para lavarnos los dientes, para hacer la cama… las rutinas son para acostumbrarnos a hacer cosas que normalmente no nos gustan y que nos las saltaríamos. Por lo tanto, el hábito del estudio que muchos padres pretenden crear no se debería crear con una rutina. El estudio debe ser un placer. Si a ese niño le implantas la semilla de querer aprender, ese niño estudiará pase lo que pase. En cambio, si le obligas cada día a estudiar o a leer un cuarto de hora, en cuanto los padres no estén el niño va a dejar de leer y estudiar. Por lo tanto, que no se piensen los padres que el hacer deberes va a implantar un hábito de estudio.

Y por la parte de pasar tiempo con los hijos...

No hay deberes que sean tan importante como para que unos padres y un hijo se enfaden por la tarde, ¿y cuántos enfados hay en una casa por que el niño no quiere hacer los deberes o por que los ha hecho mal? Una pelea familiar no la merece ningún deber. Luego, los padres tienen derecho cuando llegan a casa de poder estar con sus hijos si quieren, y poder jugar y hacer otras cosas diferentes a los deberes. ¿Quién es la escuela para decirles a los padres y a los hijos cómo tienen que pasar el tiempo en familia? Por lo tanto, esos padres que hagan lo que quieran, y si quieren jugar, bien, y si los quieren apuntar a música que lo hagan. Lo que pasa es que a veces en esa idea que tenemos de que cuantas más extraescolares mejor, también nos pasamos de frenada. Hay niños que tienen todas las tardes ocupadas, ya no solo por los deberes sino por las extraescolares. Y no estoy en contra de las extraescolares salvo que el niño lo escoja y porque le gusta.

¿Qué carencias tendrán estos niños que entre semana no paran por casa?

Lo más importante, y por eso se cambiaron las leyes, es que el niño tiene que tener derecho a jugar libremente cada tarde. Muchos de esos niños no tienen tiempo de jugar libremente porque van del colegio a la extraescolar, de una extraescolar a otra, y de la otra a casa, después bañarse, cenar y dormir. Eso, evidentemente, va a conllevar muchos problemas porque el juego tiene muchos beneficios. Es un gran ansiolítico. Saca los nervios que tenemos, el estrés, y los niños jugando se renuevan, por eso el juego se utiliza también como terapia psicológica. Hay estudios que dicen que los niños que juegan más modifican de forma positiva sus estructuras cerebrales referentes al aprendizaje.

¿Qué opina de la jornada escolar continua? Justo este miércoles se ha publicado un estudio que indica que genera peor rendimiento escolar, que es mala para la economía y que la sufren más las madres.

La mayoría de los estudios como el que citas están hechos mirando a los padres. Es verdad que penaliza a las madres, pero los estudios que se hacen mirando solamente a los niños nos indican que para los niños pequeños, de Infantil y Primaria, es mejor la jornada partida. Con siete años los niños no pueden estar seis horas seguidas en el colegio, y ya ni te cuento si encima al terminar los hay que se quedan a comer, que tienen extraescolares... Pero más mayores, de finales de la ESO, Bachiller y Universidad, sí que pueden aguantar. Así que depende de a quién mires, la jornada continua favorece a unos u otros.

¿Criar con apego, que es su modelo de crianza, es posible en un país con tan pocas políticas de conciliación?

Es difícil porque nos lo ponen muy difícil a los padres. Actualmente, la ley de conciliación de la vida laboral y familiar deja a las madres 16 semanas de baja maternal, pues poco vas a poder conciliar si a los cuatro meses ya tienes que dejar a tu hijo en la guardería. En los países nórdicos, por ejemplo en Noruega, tienen un año de baja maternal ampliable a dos si quieres llevarte al niño a casa. Si lo quieres llevar a la escuela, no, al cabo de un año tienes que ir a trabajar. Ahí puedes conciliar mucho mas, claro. La ley de la conciliación es una ley con un nombre muy largo pero con unos contenidos muy cortos.

Pero, ¿medidas como la de Noruega no perjudican a la mujer en su vida laboral?

Allí cuando tienen que optar por subir en el escalafón, cuando optan a un puesto mejor, a las madres que han estado de baja maternal ese periodo se les compensa para que no tengan un agravio comparativo con sus compañeros y compañeras que no han accedido a la maternidad. Es cuestión de voluntad, de mirarse en otros países… En Suecia y otros países nórdicos hay muchas medidas. En los años 80 se estudiaba que en los países nórdicos tenían la pirámide poblacional invertida porque no se tenían hijos, e hicieron un montón de políticas natalistas y de apoyo a la maternidad y lo trabajaron un montón. Aquí hay que empezar a llevarlo a cabo.

¿Existe dependencia del bebé hacia la madre?

No es dependencia, es interdependencia. Yo no dependo de mi marido, pero sí tenemos interdependencia el uno del otro. Evidentemente, el niño necesita a la madre para criarse adecuadamente y subsistir, y las madres necesitan a sus hijos. El padre puede implicarse no al 100%, como si quiere el 200%, puede hacerlo todo, pero hasta la fecha de hoy los padres no tienen tetas, y como no tienen tetas toda la parte de lactancia no la pueden suplir. Pero para todo lo demás sí, claro, es una figura de apego y cercana, puede cambiar todos los pañales, puede consolarlos, puede lavarle la ropa… Pero la teta es la teta, y como hay que fomentar la lactancia materna, tal y como dice la Organización Mundial de la Salud y la Academia Española de Pediatría, ahí hay un plus que el padre no puede dar.

La naturaleza tiene dos grandes vías de crianza: una es la de los peces, que ponen miles de huevos, no cuidan a ninguno y sobrevivan los que Dios quiere. Por otro lado, estamos los homínidos, que básicamente tenemos una sola criatura a la que le dedicamos mucho tiempo cuidándola porque si no se mueren. Somos seres altriciales, necesitamos del cuidado de los otros para sobrevivir.

Una madre que opta por la lactancia artificial no puede tener el mismo vínculo que una que opta por la lactancia materna, pero no voy a decir que sea un vínculo deficiente

¿La lactancia materna mejora el vínculo entre madre y bebé?

Siempre. Una madre que opta por la lactancia artificial no puede tener el mismo vínculo que una que opta por la lactancia natural, pero no voy a decir que sea un vínculo deficiente porque hay madres que toman la decisión de no querer alimentar a sus hijos al pecho, pero que también hacen un esfuerzo titánico por estar con sus hijos, por llevarlos piel con piel, por criarlos lo mejor que pueden, y todo es respetable porque lo que decidan las madres está bien.

¿Qué fórmula propondrías para mejorar esas políticas para conciliar?

La primera es ampliar la baja maternal. Bueno, y la paternal, ¿por qué no?

¿Cree que tienen que ser igualitarias?

No tendrían por qué ser en el mismo momento, las madres se cogerían las primeras semanas, y luego cogerlo el padre para alargar todo eso. Pero sí que deben ser iguales para que no haya discriminación en las empresas para coger a una mujer o a un hombre porque saben que los dos van a coger la baja. Lo que pasa es que primero hay que poner a la madre, más que nada porque además ha parido. Hay mujeres que no pueden ni moverse al principio. Ella debe ser la prioridad, pero que el padre también pueda coger una baja paternal para cuidar al niño. Eso sí, que lo cuide, no que lo lleven a la guardería porque ahí ya no hace falta que nadie se pida la baja paternal. Lo que sí creo es que las bajas deberían ampliarse hasta, al menos, un año, y después hay algo que funcionaría muy bien, que sería el cheque bebé pero no como se está llevando a cabo hasta ahora. Consistiría en que el gobierno pusiese a todas las guarderías bajo el mismo precio, unificarlos, y que a los padres se les da un cheque por el valor de la guardería, y si quieren llevarlo, que paguen la guardería con eso. Y si quieren quedarse en casa cuidando de sus hijos, cobran ese cheque para poder dejar de trabajar y no perder el nivel de vida. Hay que mirar el ejemplo de otros países que van mucho mas adelantado que nosotros en las leyes de conciliación.

¿La crianza de hace 40 años era más válida para madres e hijos?

En aquel momento era válida para aquel momento. Había unas circunstancias. En los años 60 hubo un boom y había muchísimas familias numerosas, de hecho, casi no había hijos únicos. Había más hijos porque las madres tenían más disponibilidad, muchas no trabajaban, otras dejaban de trabajar al tener hijos, también había abuelas, tías… En el momento en el que las abuelas y las tías ya no vivían en casa y que las mujeres se incorporaron al mundo laboral, el número de hijos bajó. Es adaptarse.

¿La única razón por la que la gente tiene menos hijos es por la conciliación?

No. Se lo ponemos muy difícil a los padres. Tú tienes un hijo y todo el mundo opina de propina, te sientes criticado todo el día. Tienes que ir a trabajar y por las noches no duermes porque los niños se despiertan por la noche, evidentemente. Luego hay un gasto económico porque las cosas de los niños son carísimas. Así que penaliza a nivel de tiempo, de cansancio, económico, de críticas… Entiendo que la gente se lo tenga que pensar dos veces.

¿Hay alguna manera de revertir esta situación?

No creo que la gente deje de tener hijos, pero es cuestión de fomentar esas medidas. Al fin y al cabo los padres son los únicos que pueden garantizar la supervivencia de la especie humana. Si hoy mismo todas las madres deciden cerrar su útero y no tiene más hijos en 50 años el planeta se acaba porque las niñas que nacerían hoy, en 50 años ya no serían fértiles. Eso es mucho más peligroso que los plásticos, y eso depende de los padres así que fomentémoslo.