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Una bodega experimental en la UCLM para aprender en vivo desde la recogida de la uva hasta la crianza de los vinos

Pilar Virtudes

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Los alumnos del Grado de Enología que se imparte en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), en el Campus de Ciudad Real, podrán a partir de ahora desarrollar sus propios vinos, desde la recogida de uva hasta la crianza, gracias a la nueva bodega experimental que acaba de inaugurarse, una instalación que servirá también a los profesores, a otros investigados y a los alumnos del Grado en Ingeniería Agrícola y Agroalimentaria y del Máster en Ingeniería Agronómica.

En una entrevista concedida a AgroalimentariaCLM, el director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Ciudad Real, Jesús Antonio Perales, ha destacado como a partir de ahara “los alumnos de Enología van a tener todas las herramientas para poder hacer el vino, desde la recogida de la uva hasta el envejecimiento”. En esta instalación, “se pude ver de forma lineal todo el proceso de transformación de la uva en vino en la bodega, para eso hemos teniendo que ampliar la estructura original”.

El proyecto en principio se licitó en un millón de euros, pero finalmente el coste real de la instalación ha sido 690.000 euros, la obra civil ha supuesto 485.000 euros y 210.000 los equipamientos de última generación.

Según Jesús Antonio Perales, “la infraestructura es sorprendente. Una bodega experimental es muy peculiar porque se dimensiona para cantidades muy pequeñas, entonces fuimos a visitar bodegas experimentales de Castilla-La Mancha y de fuera y finalmente, contando con la experiencia de los profesores de Enología ,hicimos la bodega que se ha llevado a cabo”.

La instalación “esta dimensionada para 3000 kilos de uva (2000 de uva blanca y 1000 de uva tinta), pensada para que se pueda manejar cada campaña por los 20 alumnos con su técnicos que son los que la van a manejar”.

En total son 410 metros cuadrados de superficie; se ha hecho una ampliación de unos 85 metros en el edificio original. En la planta baja quedan aproximadamente 260 metros y una entreplanta destinada a ser una sala multiusos, que fundamentalmente se va a utilizar como aula ya que va a permitir a los alumnos estar inmersos en la bodega, y un laboratorio de 70 metros cuadrados en la parte alta.

“En la ampliación está el equipo de frio, la sala de barricas y también un almacén frigorífico, de tal manera que llega la uva, se recepciona y se mete directamente en la cámara para bajar la temperatura; luego se pasa a la mesa de selección, luego se lleva la uva de la mesa a la despalilladora-estrujadora”, señala.

Luego la pasta se mete en la prensa, “una maravilla, es una prensa neumática de juguete pero en la que podemos jugar con las presiones de tal manera que podemos conseguir mostos yema con unos rendimiento del 40-50%, no nos hace falta mucho más porque aquí no se trata de conseguir producción sino conseguir calidad”, asegura Perales.

Posteriormente se lleva a los depósitos: en sus 24 depósitos se podrán almacenar 3.600 litros de vino blanco y 3.800 de tinto, cada uno con camisa de frio y regulación de temperatura individual.

Además, señala cómo muy interesante que “tiene capacidad para disponer de una balsa refrigerada con temperatura individual para que los alumnos puedan hacer sus pequeñas vinificaciones. Así van a disponer una prensa de 20 litros y luego van a poder meter sus cántaras de 5, 10 y 20 litros y ahí van a hacer sus pequeñas vinificaciones que eso es característico  de las bodegas experimentales”.

Formar e investigar

Además, la bodega también supondrá una herramienta importante no sólo para aprender e investigar sobre los vinos por los futuros enólogos, sino también para el grado de Ingeniero Agrónomo. Según Perales, “la bodega está pensada también para jugar con los números. Si tuviésemos que multiplicar por 1000 o por un millón lo kilos de uva se podría estar perfectamente imaginando uno como podría ser la bodega, y queremos enseñar a los alumnos a que entiendan las dimensiones” y a partir de esta bodega “podrán saber cómo ajustar las dimensiones, las capacidades de todos los equipo, nos va a servir tanto para agrónomos como enólogos”, señala.

Además, será también un polo para otros investigadores: “cualquiera que quiera investigar sobre temas específicos de enología podrá hacerlo. Esto es dinero público y será utilizado por la Universidad”.

Así el rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, Julián Garde, señaló en la presentación de la bodega la importancia de esta nueva infraestructura para la misión docente  y la  investigadora. Para el caso de la primera, porque vendrá a dar “el impulso definitivo” a la docencia del Grado en Enología implantado en la Escuela en el curso 2019/2020 y del Máster Universitario en Viticultura, Enología y Comercialización del Vino (verificado desde 2015); y para la segunda, porque contribuirá a visibilizar el trabajo que realizan sus investigadores que desde el año 1995 han conseguido captar más de 6 millones de euros en proyectos regionales, nacionales y europeos vinculados con la enología, la viticultura y la comercialización.

Grado de Enología

El grado de Enología es aún muy joven. El número de alumnos por curso se mantiene entre 19 y 20. “La enología no podrá ser una titulación masiva, tenemos en Castilla-La Mancha 425 bodegas y por desgracia no hay un enólogo para una bodega sino un enólogo para muchas bodegas. No son muy necesarios muchos, lo que hace falta que los que salgan estén bien preparados y salgan con trabajo”. Un grado que tiene prácticamente equiparación entre sexos: “En Ingeniería sí que está la proporción en 3 a 1, pero en Enología llega casi al 50%”, señala.

Jesús Antonio Perales augura que la primera promoción de enólogos que salgan de la UCLM serán profesionales que estarán perfectamente preparados para llevar a cabo todos los requerimientos que necesita una bodega moderna y que va más allá de la elaboración de vino ya que los alumnos tienen asignaturas también de enoturismo y comercialización.

Sobre la escasez de ingenieros agrónomos, una profesión con una demanda importante, el director de la escuela ciudadrealeña cree que estas enseñanzas no tienen la suficiente demanda por parte de los alumnos porque “la idea que tiene del campo la gente es de dureza, pero hoy en día esto está cambiando mucho; aunque aun la palabra agrónomo está marcada y parece que solo estamos relacionados con el campo”.

Sin embargo, es una disciplina muy versátil con muchas salidas profesionales: “Podemos hablar de mil cosas más: estoy hablando de construcciones de industrias, topografía, de motores, de maquinaria, de economía; nosotros los ingeniero agrónomos somos muy versátiles”, como prueba enseña el frondoso jardín vertical que han colocado a la entrada de la bodega experimental, “para que se vea la dualidad que tenemos, que podemos estar manejando plantas, que somos especialistas en el riego, hemos puesto 1000 plantas y todas sin ningún tipo de suelo están funcionando”, asegura

Perales reivindica esta disciplina: “Nosotros tenemos una preparación muy buena pero la sociedad sigue vinculando solo agrónomo a campo y ese es el problema, la gente desconoce lo que es ser ingeniero agrónomo”.