La Diada de los cambios: Illa se estrena como president y el independentismo busca salir a flote

Oriol Solé Altimira

Barcelona —

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La Diada del 2024 es la de los cambios. Por primera vez en 14 años, la Generalitat no tiene a un president independentista. La llegada de Salvador Illa al Govern no solo significó el fin del proceso soberanista, sino que derivó de un Parlament en el que por primera vez desde 1980 los distintos partidos nacionalistas catalanes no sumaban mayoría. En este panorama poco halagüeño, el independentismo busca salir a flote este 11 de septiembre pese a que sus diferencias son cada vez más insalvables.

Hay cosas que no varían. La Diada siempre abre el curso político en Catalunya, que proseguirá con el debate de política general en el Parlament. El cambio de etapa sí se constata en la conversación política, que ya no se centra en los pasos del procés, como hasta 2017; ni en el encarcelamiento, indulto y amnistía a sus líderes, como los últimos seis años. Ahora el centro del debate está en el nuevo modelo de financiación autonómica y en la mejora de los recursos para Catalunya pactada por el PSC y ERC.

El Govern ha hecho un llamamiento a la participación de toda la ciudadanía en la Diada. “Tanto de los que se declaran independentistas como los que no”, ha manifestado la portavoz del Ejecutivo catalán, la consellera Sílvia Paneque.

La Generalitat, que debido al poco tiempo transcurrido desde la investidura ha asumido el grueso de los actos preparados por el Govern de Aragonès para la Diada, ha querido subrayar el carácter cívico e inclusivo de la jornada. En el acto institucional que se celebrará por la noche en las fuentes de Montjuïc se proyectará un vídeo que tendrá como protagonistas a futbolistas como Laime Yamal y Aitana Bonmatí, el médico Antoni Trilla o la periodista Mari Pau Huguet, que expresarán su “sentimiento para Catalunya”, ha detallado Paneque.

En su discurso institucional, Illa ha tirado de 'tarradellismo' (busto del president en el exilio realizado por el escultor Subirachs incluido) para profundizar en esa Diada transversal, inclusiva y no solo para independentistas por la que siempre ha abogado el PSC. “Catalunya nos vincula a todos sin distinciones”, ha sintetizado el president.

El independentismo, en plena crisis

La capacidad de movilización del movimiento independentista sigue siendo innegable, si bien en los últimos años las manifestaciones de la Diada han acusado un retroceso importante en el número de asistentes. Mientras los manifestantes descendían, las discrepancias internas entre partidos y entidades no hacían sino aumentar.

Este 2024 el independentismo ha tocado fondo. Tras varios reveses electorales, Junts, ERC y la CUP han perdido la mayoría absoluta del Parlament. La entrada de la extrema derecha de Aliança Catalana ha constatado que el discurso de odio también ha calado en el soberanismo.

A Junts, ERC y la CUP la Diada les pilla en la previa de sus respectivos congresos internos para repensar sus estrategias. El recambio de liderazgos, en cambio, va para largo, y solo se espera en la CUP (formación asamblearia que tradicionalmente ya renueva sus listas). En Junts seguirá mandando Carles Puigdemont tras el congreso de octubre. Por su lado, ERC se ha embarrado en una lucha interna de poder entre Oriol Junqueras y sus detractores, que no han presentado todavía candidato formal a disputarle el liderazgo del partido al expresidente. Y sigue sin cerrar la polémica por los carteles difamatorios de los Maragall que salieron de sus propias filas.

Las organizaciones civiles soberanistas sí han renovado sus caras visibles, pero mantienen discrepancias de fondo sobre la estrategia a seguir. Òmnium Cultural pide una reflexión colectiva al conjunto del independentismo e intenta mantener un papel de centralidad del que se ha alejado la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Con Lluís Llach al frente, la entidad ha confirmado su abierta confrontación con ERC, alejándose de la capacidad de unión que un día tuvo.

Ambas entidades sí se han puesto de acuerdo, tras años de divergencias, para organizar una manifestación descentralizada en cinco ciudades catalanas (Barcelona, Tarragona, Girona, Lleida y Tortosa), lo que evitará una imagen de una sola marcha con poca afluencia de público.

El distinto talante de las dos organizaciones sociales independentistas se ha mostrado con claridad las últimas 24 horas. Mientras en una entrevista en elDiario.es el presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich, reivindicaba que su entidad no ha participado del “despellejamiento” interno del movimiento soberanista, en los micrófonos de RAC-1, Llach se dedicaba a criticar a casi todos los partidos y dirigentes del procés. La única excepción han sido Puigdemont y algunos alcaldes de la CUP de pequeños municipios de Girona.

De Junqueras, Llach ha dicho que la última vez que habló con él fue cuando estaba encarcelado en Lledoners (Barcelona), esto es, hace más de tres años. La conversación fueron más bien dos monólogos, a tenor de lo descrito por Llach. “Él me dio un discurso y luego le di yo uno”, ha explicado, para declararse después “muy enfadado” con la “obsesión para aniquilar al president Puigdemont” que, según el cantautor, tiene el expresidente de ERC.

“Junts ha exhibido desunión durante meses; menos mal que de vez en cuando el president da un golpe sobre la mesa”, ha proseguido. Llach también ha ironizado con la toma de decisiones asamblearia de la CUP en su proceso de refundación: “Se lo están pensando y ya nos dirán qué han pensado”.

Llach ha empleado términos más duros para referirse a ERC que al partido de extrema derecha independentista Aliança Catalana. “No me gusta porque tiene tics peligrosos, pero todo independentista será bienvenido a la manifestación”, ha aseverado el líder de la ANC. El revuelo de las palabras del cantautor ha obligado a la entidad a emitir después mensajes en redes asegurando que Aliança Catalana “no es bienvenida” a la marcha, algo que Llach no ha dicho en ningún momento.

En línea con los discursos más retrógrados, Llach ha instado a la izquierda a abandonar el “buenismo” y el “wokismo” y debatir sobre migración. Eso sí, el cantautor ha dicho que saludará a cualquier líder político que acuda a la marcha “por educación”.