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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Un corazón gigante por el Ártico

Unas 300 personas han aprovechado hoy la Feria de la Tierra de Barcelona para lanzar un mensaje de alerta sobre el deshielo del Ártico y sus perversas consecuencias. Convertido en un corazón gigante, a los pies del Arco del Triunfo, el grupo ha coreado el “We love Artic” que se ha escuchado también en Donosti, Buenos Aires, Bangkok y Washington, cuatro de las 280 ciudades de todo el mundo que han participado de la acción promovida por Greenpeace.

“La Feria de la Tierra es el foro perfecto para alertar sobre el reto ambiental más importante al que nos enfrentamos”, señala Pilar Marcos, la responsable en España de esta campaña de Greenpeace. El Ártico, uno de los pulmones de la Tierra, se deshiela. En las últimas tres décadas, ha perdido las tres cuartas partes de su capa de hielo flotante. Y algunos de los ocho países que le son fronterizos intentan aprovechar la circunstancia para ganarle terreno y establecer allí nuevas plataformas pretolíferas. La organización ecologista pretende impedirlo con la creación de un Santuario Global en el Ártico.

“El Consejo Ártico [formado por los ocho países fronterizos] tiene que saber que el Ártico no es un negociado suyo y que no pueden hacer lo que les dé la gana. La ONU debería supervisar todo lo que afecta al Polo Norte”, expone Pilar Marcos. “Es un ecosistema único y exigimos a los políticos que lo protejan”, abunda. “Salvar el Ártico es salvar mucho más: es salvar también tu entorno”, apunta Sol Solà, una de las voluntarias que hoy ha formado parte del corazón gigante del Arco del Triunfo. “La gente entiende fácilmente las consecuencias que tiene la destrucción del Ártico y la necesidad de preservarlo, y por eso participa”, añade.

Greenpeace, que en 1994 lanzó una campaña para lograr la protección de la Antártida, pretende ahora que el presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, declare el Ártico libre de prospecciones petrolíferas. La petición, lanzada a través de Internet, ronda ya los tres millones de firmas. “Para la Antártida, utilizamos los medios de la época. Para el Ártico, aprovechamos las tecnologías 2.0 y la acción está resultando muy exitosa”, explica la responsable española de la campaña.

La organización ya celebró como una victoria la retirada del Ártico, este mismo año, de Shell, una de las multinacionales que intentaba sacar petróleo del continente helado. Había obtenido el permiso de los Estados Unidos, pero los reiterados intentos fallidos de perforación llevaron a la empresa a desistir del intento.

Las imágenes de los corazones formados hoy por unas 10.000 personas en todo el mundo llegarán a los ministros de Exteriores que forman parte del Consejo Ártico, en forma de libro, a mediados de mayo, cuando se reúnan en Kiruna (Suecia). “Nuestra dependencia de combustibles fósiles se asocia erróneamente con el progreso y la prosperidad, pero conlleva la destrucción del medio ambiente. Otro mundo es posible y nuestros líderes políticos pueden provocar el cambio ahora”, concluye Kumi Naidoo, director de Greenpeace Internacional.

Unas 300 personas han aprovechado hoy la Feria de la Tierra de Barcelona para lanzar un mensaje de alerta sobre el deshielo del Ártico y sus perversas consecuencias. Convertido en un corazón gigante, a los pies del Arco del Triunfo, el grupo ha coreado el “We love Artic” que se ha escuchado también en Donosti, Buenos Aires, Bangkok y Washington, cuatro de las 280 ciudades de todo el mundo que han participado de la acción promovida por Greenpeace.

“La Feria de la Tierra es el foro perfecto para alertar sobre el reto ambiental más importante al que nos enfrentamos”, señala Pilar Marcos, la responsable en España de esta campaña de Greenpeace. El Ártico, uno de los pulmones de la Tierra, se deshiela. En las últimas tres décadas, ha perdido las tres cuartas partes de su capa de hielo flotante. Y algunos de los ocho países que le son fronterizos intentan aprovechar la circunstancia para ganarle terreno y establecer allí nuevas plataformas pretolíferas. La organización ecologista pretende impedirlo con la creación de un Santuario Global en el Ártico.