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Cómo hacer una Corona de Adviento, paso a paso y con elementos naturales

Cuando la luz de los días comienza a acortarse, y empieza a sentirse ya el frío del otoño, en muchos hogares aprovechan para transformar las estancias de la casa en refugios cálidos y acogedores. Además de disfrutar del tiempo en familia, preparar recetas caseras o saborear dulces típicos de la temporada, hay una tradición que marca el inicio de la época navideña, elaborar la corona de Adviento.

Más allá de lo que representa este objeto de origen centenario, la corona de Adviento se ha convertido en una pieza cargada de historia, tradición y creatividad. Su forma circular, adornada con velas y elementos naturales, combina el encanto de lo artesanal. Así, antes de que llegue el momento de montar el árbol de Navidad, muchas personas ya se dedican a entrelazar ramas de abetos, piñas, lazos y pequeñas luces, dando vida a un símbolo que anuncia la cercanía de esta fiesta.

El Adviento tiene sus raíces históricas hacia finales del siglo IV y durante el siglo V, aunque fue en el siglo VI cuando el Imperio romano lo vinculó con la Navidad. En aquel entonces las comunidades se preparaban durante varias semanas para la celebración del 25 de diciembre. La palabra Adviento proviene del latin 'adventus', que significa 'venida', y hace referencia a un tiempo de espera y preparación.

Tradicionalmente, su duración varía entre 22 y 28 días, dependiendo del año. Aunque en sus orígenes incluía ciertos períodos de abstinencia de consumir ciertos alimentos como carne, embutido, lácteos y huevos, esta práctica también tiene un enfoque cultural donde la decoración y la luz de las velas se han convertido en las protagonistas.

El origen de la corona de Adviento

Una de las teorías más aceptadas sobre el origen de la corona de Adviento nos lleva a Alemania, en el siglo XIX. Allí, el teólogo protestante Johann Hinrich Wichern fundó en Hamburgo una aldea para acoger a niños huérfanos o en situación de pobreza, con el propósito de enseñarles a leer, escribir y construir un nuevo futuro. En 1839, Wichern colocó la primera corona de Adviento sobre la mesa principal de la institución, una gran rueda de carreta decorada con ramas de abeto, cuatro velas grandes blancas que se encendían los domingos y veinte pequeñas velas rojas para los días intermedios. Cada jornada se encendía una, marcando así la cuenta regresiva hacia la Navidad.

Con el tiempo, por razones prácticas, la corona se simplificó y quedó formada únicamente por las cuatro velas semanales. A comienzos del siglo XX, esta costumbre, inicialmente propia del mundo protestante, se extendió también en el ámbito católico y, más tarde, a diferentes países del mundo, adaptándose a las costumbres locales.

Hoy en día, la corona de Adviento moderna está compuesta por cuatro velas que, según algunas interpretaciones, simbolizan las cuatro estaciones del año o bien diferentes valores universales. Además, los colores suelen tener su propio significado en el catolicismo, el morado representa el tiempo de espera, el verde la esperanza, el rojo la alegría, y el blanco la pureza o la cercanía del día 25 de diciembre.

Como dato curioso, la corona colgante de Adviento más grande del mundo se encuentra en la ciudad austríaca de Mariazell, suspendida sobre la fuente de la plaza principal. Pesa nada menos que seis toneladas.

Cómo hacer una corona de Adviento paso a paso

Para elaborar tu propia corona de Navidad, no hace falta mucho más que un poco de creatividad y elementos naturales. Mientras paseas por tu zona o realizas alguna ruta por la montaña, puedes ir reuniendo materiales que te servirán más adelante. Por ejemplo, guarda algunas hojas de abeto, rama de pino que haya por el suelo, piñas de todos los tamaños, o flores de algodón.

Algunos materiales que vamos a necesitar son:

  • Una base de la corona de paja o espuma húmeda para arreglos florales
  • Alambre verde
  • Fruta seca, rodajas de limón o naranja
  • Flores de algodón o algodón desmenuzado para darle un efecto de nieve
  • Estrellas o bolitas pequeñas de navidad
  • Cuatro velas gruesas, el color a tu elección
  • Ramas frescas de abeto, pino o eucalipto
  • Nueces, piñas, ramas de canela
  • Tijeras y alicates
  • Pintura plateada o dorada en espray (opcional)
  • Pistola de silicona

Para comenzar, con la ayuda de unas tijeras, cortamos las ramas en trozos aproximadamente de unos diez centímetros. A continuación, vamos acomodando cada fragmento sobre la base de la corona y los sujetamos con alambre fino. Este paso es muy sencillo, colocamos el trozo de rama en la zona que queremos cubrir y, con la otra mano, rodeamos el alambre entre la rama y la paja hasta que quede bien firme. Poco a poco, repetimos este proceso por todo el círculo, procurando no dejar espacios vacíos para que no se vea la base de la corona. No es necesario cubrir la parte inferior, ya que no será visible al colocar la corona sobre la mesa o en la pared.

Una vez que la estructura esté completa, llega el momento más creativo, la decoración. Podemos empezar pintando las piñas que recolectamos durante nuestro paseo con un espray dorado o plateado, según el estilo que busquemos. Es importante aplicar el color con suavidad. Del mismo modo, podemos añadir un toque de brillo a las flores de algodón, aplicando un poco de espray en el centro para realzarlo.

A continuación, con la silicona caliente y teniendo cuidado de no dejar que el producto caiga sobre nuestra piel o sobre la superficie de trabajo, aplicamos una pequeña gota en la base de cada elemento decorativo, las piñas, las flores de algodón, las estrellas, las bolas de Navidad, las ramas de canela o incluso en las rodajas de fruta seca que aportarán color y aroma natural. Luego, presionamos suavemente unos segundos hasta que queden bien adheridos

Por último, colocamos las cuatro velas sobre la corona, distribuyéndola de manera equilibrada. Para asegurar su estabilidad, aplicamos un poco de silicona en la parte inferior de cada una.