Cifuentes salva el Albéniz (pero sólo un poquito)

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, está dispuesta a dejar asociado su nombre a la cultura madrileña. Aunque sea a golpe de titular. Si hace unas semanas sorprendía con el cambio de la ley de espectáculos para que los menores pudieran entrar en las salas de conciertos, este martes anunciaba que el Teatro Albéniz contará con protección para que la empresa propietaria, la inmobiliaria Lone Star, no pueda demolerlo. Otro golpe de efecto que, además, va a la línea de flotación de Esperanza Aguirre, quien durante todo su mandato se desentendió de este teatro.

Sin embargo, en esta ocasión la jugada tiene truco. Lo que hará la Comunidad de Madrid será declarar al Albéniz, mediante publicación en el BOCM, Bien de Interés Patrimonial (BIP), que es una escala menor a la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC). Así, mientras que el BIC protege completamente al edificio y tampoco se puede hacer ningún tipo de obra que cambie su estructura, el BIP únicamente preserva algunos elementos del edificio. En este caso serán protegidos el escenario, la sala, las escaleras y los accesos a los tres niveles. Una decisión que el Gobierno ya pergeñaba desde este verano.

Por esta razón, desde la Plataforma Ayuda al Teatro Albéniz, aunque levemente satisfechos, se muestran cautos. “Vamos a estar ojo avizor. La protección que ahora va a tener no está nada mal, pero ahora la empresa propietaria puede presentar un proyecto en el que en el edificio haya también un hotel o cualquier otro adefesio. Por tanto, no tenemos claro si es una medida meramente cosmética o se va a salvar el teatro”, comenta a eldiario.es Eva Aladro, protavoz de esta plataforma.

Una tercera vía para hacer negocio

Precisamente, esta especie de tercera vía es la razón por la cual no se ha llegado a la declaración BIC, que es la que buscaba la Plataforma desde que en 2008 el teatro dejara de ejercer sus funciones como sede del Festival de Otoño de Madrid y fuera cerrado. “La empresa propietaria lo que quería era sacarle partido. Con el BIC no podrían haber hecho nada, por lo que la negociación ha dado lugar a esta protección, que está avalada por la Comunidad y además ellos pueden seguir haciendo negocio”, explica Aladro.

No obstante, esta activista destaca que es mucho más que la negativa que durante todos estos años recibieron por parte de Esperanza Aguirre y su equipo en la dirección de Patrimonio. “Aguirre lo odiaba a muerte y los directores de patrimonio eran insensibles. Parece que Cifuentes y Paloma Sobrini [actual directora de Patrimonio] han tenido más sensibilidad con este caso”, añade.

La negativa de Esperanza Aguirre y el show business

Pese a que habrá que ver qué acaba ocurriendo con el Albéniz –podrá ser un teatro, pero también otra cosa- no es la primera vez que se salva de una posible demolición. Fue inaugurado en 1945 como gran teatro perteneciente al empresario Maximino Moro. En los años cincuenta, con el auge del cine en color, alternó sus funciones como sala de cine, teatro y sala de fiestas. Así hasta el año 1986 en el que fue arrendado por la Comunidad de Madrid para sus festivales de teatro, función que terminó con el fin del contrato de alquiler en 2008.

En 2006, el edificio perdió la protección que tenía –entonces al frente del ayuntamiento estaba Alberto Ruiz Gallardón, quien con el Plan General de Urbanismo de 2005 hizo que muchos cines y teatros perdieran su protección- lo cual fue aprovechado por la familia Moro para venderlo. Fue adquirido por la empresa inmobiliaria Monteverde quien lo mantuvo como teatro hasta su cierre. Ese fue el momento de mayor peligro para el Albéniz ya que, al carecer de protección, podría ser demolido y reconstruido con otro uso. A pesar de los esfuerzos por ser declarado BIC, desde la Comunidad, que entonces ya regía Aguirre nunca se le dio valor arquitectónico.

En el último juego del destino del teatro, en 2014, este pasó a manos de Kutxabank, entidad financiera con la que la inmobiliaria Monteverde mantenía una deuda que fue saldada con esta venta. Y finalmente, a comienzos de este año, el teatro pasó a manos de Lone Star, después de que esta comprara Neinor, la inmobiliara del banco, y de la que forma parte como consejero el hijo mayor de Ana Patricia Botín, Felipe Morenés. Una verdadera comedia de enredo.

Mientras se sucedían todos estos tejemanejes del mundo de los negocios, el teatro ha ido guardando polvo y arrinconado en el olvido de las instituciones. Sin embargo, no ha caído nunca en la ruina y se ha mantenido en el recuerdo de la Plataforma Ayuda al Teatro Albéniz. Desde ella reconocen que con la declaración BIP han ganado una pequeña batalla, pero no cantan victoria. “Sabemos que es una medida electoralista y es una medallita [para Cifuentes], pero también puede ser muy peligrosa”, zanja Aladro.

Diferencias entre BIC y BIP

Los miedos de la Plataforma del Albéniz están justificados, ya que en asuntos de protección no es lo mismo tener una declaración BIP, BIC y, por supuesto, no tener ninguna. O ni siquiera estar dentro del catálogo de bienes protegidos del ayuntamiento de Madrid.

En los edificios BIC, la estructura no puede ser modificada y su protección es muy alta. La Comunidad de Madrid tiene declarados BIC a 229 edificios y elementos de Madrid capital, entre ellos, Banco de España, Teatro de la Zarzuela, Teatro Real, Palacio Real, Museo Romántico, Mercado de San Miguel, Teatro María Guerrero o el Hospital Niño Jesús.

Un caso singular es el del Edificio España que fue declarado BIC en 1993. Sin embargo, su posterior abandono hizo que la Comunidad, entonces presidida por Ignacio González, se planteara rebajarlo a BIP, con lo que el interior del edificio podría ser demolido, como pretendía su nuevo propietario, el grupo Wanda. Finalmente, el Gobierno de Cifuentes ha prohibido esta demolición al mantener el BIC.

Los edificios BIP también están protegidos, pero sólo alguno de sus elementos, por lo que puede sufrir transformaciones como sucede en:

Edificio Calle Villanueva, 18: Posee la declaración BIP desde 2011 lo que evitó su demolición, ya que estaba en ruinas. Sin embargo, este antiguo palacete, uno de los pocos que quedan en el Barrio de Salamanca y que fue construido entre 1865 y 1870, se destinará a viviendas y a una zona comercial, ya que como BIP sí puede cambiarse su uso.

Palacio O’Reilly: Fue proyectado como residencia de las monjas del Santísimo Sacramento en 1725. En los ochenta lo adquirió el ayuntamiento y está destinado a oficinas municipales. Del proyecto inicial solo queda la fachada.

Conjunto Escultórico Dolmen de Dalí: Situado en la plaza de Dalí –enfrente del antiguo Palacio de los Deportes- carecía de protección hasta el año 2010 por lo que estaba sujeto a posibles traslados y sin protección alguna de su entorno y sin considerar el enlosado parte del mismo. Se pidió el BIC, pero la Comunidad sólo otorgó el BIP.

Edificios sin protección

Los edificios que se quedan a la intemperie son los que no poseen ninguna protección por parte de la Comunidad de Madrid y tampoco se encuentran dentro del catálogo de general de Madrid que protege bienes culturales a nivel municipal. Entre ellos se encuentran:

Palacio de la Música: No tiene ningún tipo de protección, ni BIC ni BIP, aunque sí forma parte del catálogo de inmuebles protegidos, con un blindaje integral por “su gran valor” histórico-artístico que “pretende la conservación integral de su organización arquitectónica en sus características espaciales, volumétricas y decorativas, tanto en acabados como en materiales”. Sin embargo, su propietario, la Fundación Montemadrid podría venderlo y dedicarlo a otro uso.

Café Comercial: También carece de protección, por lo que este café de 1928, cerrado el pasado mes de julio, si es vendido podrá transformarse en otro negocio. Y su estructura también podrá cambiar. Por el contrario, otro clásico como el Café Gijón sí tiene protección BIC desde 2012.

Casa Blasonada del siglo XVII en Embajadores: Carecía de protección, era propiedad del ayuntamiento pero estaba olvidada y en ruinas. Fue demolida en 2013. Hoy es un solar abandonado.

Por este motivo, la Asociación Madrid, Ciudadanía y Patrimonio ha solicitado que se declaren BIC los siguientes monumentos: cine Capitol, Colegio San Juan Evangelista, Cocheras de Metro Cuatro Caminos, Palacio de la Duquesa de Sueca y la Tabacalera.

Habrá que ver cuáles son las próximas acciones de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid para con estos edificios, que o bien pueden caer en la ruina o venderse al mejor postor.