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The Guardian

El viaje de Artin, el bebé hallado muerto en una playa noruega meses después de intentar llegar a Reino Unido en patera

Diane Taylor

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Las autoridades noruegas no tenían muchos hilos de los que tirar cuando, el día de Año Nuevo, encontraron un pequeño cuerpo en sus costas. Pero el bebé llevaba una chaqueta azul marino con costuras blancas, y esa prenda les ayudó a identificar a Artin Iran Nezhad, de 15 meses, a quien habían visto por última vez meses antes y a cientos de kilómetros de distancia.

El niño había sido fotografiado con el mismo abrigo en un campo de refugiados en Calais (Francia), no mucho tiempo antes de que él y su familia se subieran a bordo de una barca abarrotada para cruzar el Canal de la Mancha con la intención de llegar a Reino Unido. El bote volcó y los cinco miembros de la familia de Artin, de procedencia kurda iraní, fallecieron: su madre, Shiva Mohammad Panahi; su padre, Rasul Iran Nezhad; su hermana, Anita, de nueve años; y su hermano, Armin, de seis. Ocurrió el 27 de octubre de 2020.

Mientras los cuerpos del resto de su familia fueron recuperados poco después de la tragedia, el de Artin no había sido localizado, por lo que el bebé fue declarado como desaparecido. Hasta el lunes de la semana pasada, cuando se realizó la identificación oficial. El anuncio de la Policía noruega supuso el capítulo final de una corta vida que había estado marcada por largos y complicados viajes, que el bebé había realizado sin percatarse de los obstáculos gubernamentales impuestos en las fronteras ni de los entornos hostiles a los que se enfrentan los refugiados en toda Europa.

Después de cruzar la frontera iraní el 7 de agosto de 2020, desde su casa en Sardasht, la familia se trasladó a Turquía. Posteriormente, viajó en barco a Italia antes de llegar al campo de refugiados de Calais. Decenas de miles de refugiados realizan todos los años peligrosos viajes similares, lo que evidencia los enormes riesgos a los que se enfrentan para salvar sus vidas.

Un solicitante de asilo, que conocía bien a la familia, cruzó el Canal de la Mancha desde Calais hace solo unas semanas y ahora se encuentra acogido por el Ministerio del Interior británico en un hotel de Londres. El hombre, cuenta a The Guardian, vivió junto a ellos en el campamento de Francia durante los días anteriores a la fatídica travesía, explica. Según detalla, la familia había sufrido muchas presiones por parte de los traficantes con el objetivo de que cruzaran el Canal de la Mancha en peligrosas condiciones.

Según defiende, si la familia hubiera tenido dinero para pagar a un traficante más caro, hoy todos podrían estar vivos: “Si no tienes dinero no puedes salvar tu vida. Debes morir”, dice. El solicitante de asilo cuenta que pasó mucho tiempo con Artin en el campo. “Jugaba con él todos los días. Era muy dulce, encantador y juguetón. En concreto, le encantaba divertirse con una fuente de agua potable que había en el campamento. Siempre quería ir allí para poder jugar con el agua”.

Viaje desde Irán

La familia vivía en una situación de pobreza en Irán, un país donde los kurdos son una minoría perseguida. El padre de Artin, Rasul Iran Nezhad, en ocasiones trabajaba cargando sobre su espalda diversos productos, como electrodomésticos, para trasladarlos a través de la zona fronteriza montañosa donde viven muchos kurdos iraníes. Se trata de un empleo difícil y de alto riesgo, pues en caso de ser detectados por las autoridades se enfrentan a severas sanciones.

La familia decidió migrar con la esperanza de encontrar seguridad. “Tenían mucha ilusión por crear una nueva vida en el Reino Unido. Shiva tenía muchos sueños hermosos sobre el futuro de sus niños”, cuenta el solicitante de asilo. “Quería que tuvieran una buena educación en las escuelas del Reino Unido y que luego fueran a la universidad. Anita aspiraba a convertirse en actriz y ya había pasado algunos castings. Por supuesto, Artin no entendía nada sobre lo que suponía atravesar el Canal de la Mancha y llegar a Reino Unido, pero los dos niños mayores sí eran conscientes”.

“Ellos sí entendieron que, desde que habían dejado su ciudad natal de Sardasht, viajando por Turquía, Italia y Francia, se habían quedado sin hogar. Creían que, si lograban alcanzar Reino Unido, ya no estarían en esa situación”.

Las redes de tráfico de migrantes del norte de Francia, detalla el amigo de la familia, utilizaban diferentes estrategias. En Calais, señala, la mayoría de los traficantes eran kurdos iraníes; mientras que en la cercana ciudad de Dunkerque muchos eran kurdos iraquíes.

Los abusos de los traficantes en función del dinero

Los migrantes con mayores recursos económicos pueden desembolsar la cantidad exigida en un “intercambio”  de dinero informal que, en ocasiones, se produce en un supermercado o en una pequeña tienda. El sistema funciona como una especie de sistema clandestino de transferencia de dinero internacional. En este caso, si las personas llegan con éxito al Reino Unido, llaman al lugar donde se ha realizado el desembolso de dinero y piden que se transfiera la cantidad al traficante que organiza el cruce. Si el viaje falla, el dinero no es enviado. 

Sin embargo, aquellos que no tienen dinero se ven obligados a trabajar para los traficantes, ayudándoles en la organización de entre tres y diez viajes clandestinos antes de que “se hayan ganado” un pasaje gratuito en un barco inestable.

Quienes tienen algo de ahorros, pero no los suficientes para el “intercambio”, pagan a los contrabandistas de bajo rango una cantidad inferior de la exigida por viajar en una embarcación de mejor calidad, que no vaya abarrotada y que cuente con un motor nuevo. Según el solicitante de asilo, la familia de Artin se había acercado en un principio a un traficante que le ofrecía un pasaje relativamente seguro, pero este los había rechazado porque no podían pagarle lo que pedía.

“Tenían muy poco dinero”, explica el amigo de la familia. “Le rogaron a familiares y amigos que vendieran su oro para poder pagarle y lograron recaudar 5.000 euros para financiar el viaje de toda la familia. Pero para el traficante tampoco era suficiente”.

Muestra un mensaje de voz de Shiva en el que le contaba que el traficante los había rechazado por falta de fondos. “Los contrabandistas son muy deshonestos. No nos llevaron... Se llevaron a algunos de nuestros amigos que habían pagado más dinero”, decía en la grabación la madre del bebé, en un tono llano y desesperado.

“La madre de Artin estaba desesperada”

“Shiva estaba desesperada y decepcionada. Le dieron el dinero a otro traficante que cobraba menos”, explica el solicitante de asilo. “Pero los obligó a cruzar cuando hacía mal tiempo, en un barco abarrotado. Les dijo que la familia tenía que cruzar para ayudarlo, porque estaba endeudado con otro traficante al que tenía que pagar”.

Algunos migrantes se negaban a atravesar el Canal de la Mancha si las olas superaban los 10 o 20 centímetros: “Y esa noche las olas eran de 70 centímetros. Muchos traficantes no estaban viajando porque el clima era demasiado malo”. Pero la familia se enfrentaba a una elección imposible: “El contrabandista les dijo, 'si no cruzan esta noche, simplemente váyanse, no recuperarán su dinero'”.

La BBC informó de que Shiva había enviado un mensaje de texto poco antes de su fatídico viaje final: “Si queremos ir con un camión, es posible que necesitemos más dinero del que tenemos”.

La secretaria de Estado del Ministerio del Interior, Priti Patel, ha solicitado recientemente a las empresas que están detrás de las redes sociales que eliminen las publicaciones realizadas por los traficantes para anunciar la organización de viajes clandestinos. Para el amigo de la familia fallecida, esta petición no tiene sentido: con o sin publicaciones en las redes sociales, los solicitantes de asilo desesperados acabarán contactando con estos grupos para cruzar el Canal.

“Si nosotros, como solicitantes de asilo, no tenemos una forma legal de llegar a la seguridad, no tenemos más remedio que utilizar la vía ilegal. Eso es lo que la familia que se ahogó se vio obligada a hacer. Deseo que puedan descansar en paz”.

Aunque el cuerpo de Artin fue descubierto el 1 de enero cerca de Karmøy, en el suroeste de Noruega, las autoridades del país tardaron más de cinco meses a partir de esa fecha en confirmar su identidad. La identificación se realizó recuperando y comparando una muestra de ADN, con la ayuda de especialistas del hospital de la Universidad de Oslo.

“No se informó de la desaparición de un bebé en Noruega y ninguna familia se había puesto en contacto con la policía”, dijo Camilla Tjelle Waage, jefa de investigaciones policiales. “El mono azul tampoco era una marca noruega [y] eso indicaba que el bebé no era de Noruega”.

Según la policía, otros familiares de Artin han sido informados y su cuerpo será trasladado en avión de regreso a Irán para ser enterrado.

Traducido por Gabriela Sánchez.