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Nuevo curso escolar; escuchar, aprender, consensuar y dotar de medios

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Estamos en los primeros días de septiembre y afrontamos una vuelta al cole totalmente condicionada por el coronavirus pero también por la gestión del mismo. Escribíamos en el mes de marzo, momento en el que la pandemia obligó a cerrar los centros escolares, que algunas de las primeras decisiones fruto del desconocimiento y la necesaria improvisación ante lo desconocido eran totalmente compresibles.

Lo que no llegamos a comprender es cómo se ha tardado hasta 7 días antes del comienzo del curso escolar para presentar unas indicaciones y protocolo específicos por parte del Departamento de Educación del Gobierno Vasco y, además, hacerlo sin un consenso previo con la comunidad educativa. Comunidad ( profesorado, trabajadores/as de administración y servicios, familias, alumnado) que ha hecho un esfuerzo ingente e innovador para paliar los déficits educativos extras del confinamiento y que no ha parado de hacer propuestas al Gobierno, la inmensa mayoría desatendidas.

Durante estos meses desde Elkarrekin Podemos-IU hemos realizado varias propuestas en las instituciones para aportar en la gestión de esta crisis ( refuerzos de personal, medios digitales y formación para las familias o un protocolo específico para el alumnado de necesidades educativas especiales). Todas y cada una de ellas, rechazadas por los partidos que sustentan el Gobierno Vasco, el que sale y el que entra.

Si al menos recogieran las propuestas de los agentes educativos casi nos daría igual, esto no es una cuestión de medallas sino de soluciones. Pero es que ni eso. A día de hoy el Gobierno Vasco no ha contactado y se ha negado a reunirse con los sindicatos de la enseñanza pública que recibieron las medidas del Departamento en sus buzones electrónicos en el mismo instante que Uriarte hablaba ante los medios de comunicación. Una actitud intolerable , de ordeno y mando (para encima no dotar de medios suficientes para cumplir sus propias indicaciones), en cualquier momento pero aún más en este que parece que exigiera de una gobernanza colaborativa. Una gestión que ha obligado a los cinco sindicatos de la educación a convocar una huelga para el próximo día 15.

Los problemas del sistema educativo en Euskadi no son una novedad pero sí que se han visto agravados por esta crisis, y especialmente por elementos de la gestión de la misma. En Euskadi tenemos un sistema educativo anómalo en el conjunto de Europa en cuanto a las redes pública y privada, prácticamente al 50 %, pero que además esconde una profunda segregación de carácter socioeconómico, también de origen, pero fundamentalmente de clase.

Si en esta crisis hemos aprendido algunas cosas, una de ellas es la existencia de brecha digital en la sociedad vasca y de nuevo, por supuesto, es una brecha de clase. Lo vemos en la tramitación de las prestaciones sociales y por supuesto que se ha notado Por ello se hace imprescindible, en esta situación de crisis, dotar de los medios digitales imprescindibles al alumnado que no dispone de ello.

Tenemos un sistema educativo anómalo en el conjunto de Europa en cuanto a las redes pública y privada, prácticamente al 50 %, pero que además esconde una profunda segregación de carácter socioeconómico, también de origen, pero fundamentalmente de clase

Decimos esto porque según la Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales de 2018, en Euskadi 1 de cada 10 niños y niñas (10,3%) vive en pobreza real, y casi 2 de cada 10 en ausencia de bienestar (19,3%). Esta tasa de pobreza es 3 puntos más alta que antes de la crisis, y casi el doble que la del resto de la población (10,3% frente a 5,4%). Las cifras constatan además que las familias con hijos e hijas a cargo son quienes más sufren esta realidad, en Euskadi, 7 de cada 10 situaciones de pobreza se dan en estos hogares. Además, preocupa el aumento de la pobreza en las familias monomarentales. Son cifras pre-pandemia y sabemos que ahora mismo , por desgracia, van a más.

Todas las respuestas a esta crisis no se van a dar en el ámbito educativo (ERTES, fortalecimiento de la RGI, planes de empleo, conciliación, sistema público de cuidados…) pero sin duda es una de las columnas vertebrales de la cohesión social.

Por tanto, es necesario que el nuevo equipo del Departamento de Educación que tomará posesión en unos días se ponga como primera tarea la de sentarse con la comunidad educativa. Sentarse, escuchar, aprender, proponer, acordar y poner los medios suficiente para que a lo largo de los próximos meses se ponga solución a los déficits que existen en las medidas anunciadas por la consejera Uriarte.

Desde la política tenemos que ayudar en ese camino y las propuestas de Elkarrekin Podemos - IU van a estar a disposición de una educación integradora y cohesionadora. Propuestas que pasan por un fortalecimiento de la gestión pública, por la bajada de ratios por aula y por tanto el aumento de la plantilla, por dotar de medios humanos y materiales a los centros educativos para una gestión del curso lo más efectiva posible, por dotar de recursos humanos y de protocolos a la atención del alumnado con necesidades educativas especiales y estamos dispuestos a acordar en esta línea.

Los comunicados de los sindicatos y de los diversos agentes educativos deberían servir para que el Gobierno Vasco se sentase a negociar con la comunidad educativa. Sirvan estas líneas para empujar en esa dirección.

Estamos en los primeros días de septiembre y afrontamos una vuelta al cole totalmente condicionada por el coronavirus pero también por la gestión del mismo. Escribíamos en el mes de marzo, momento en el que la pandemia obligó a cerrar los centros escolares, que algunas de las primeras decisiones fruto del desconocimiento y la necesaria improvisación ante lo desconocido eran totalmente compresibles.

Lo que no llegamos a comprender es cómo se ha tardado hasta 7 días antes del comienzo del curso escolar para presentar unas indicaciones y protocolo específicos por parte del Departamento de Educación del Gobierno Vasco y, además, hacerlo sin un consenso previo con la comunidad educativa. Comunidad ( profesorado, trabajadores/as de administración y servicios, familias, alumnado) que ha hecho un esfuerzo ingente e innovador para paliar los déficits educativos extras del confinamiento y que no ha parado de hacer propuestas al Gobierno, la inmensa mayoría desatendidas.