El nuevo alcalde de Donostia mantiene en Vitoria la apuesta por una conexión ferroviaria a Navarra por Ezkio/Itsaso

“Cuatro manos trabajan más que dos”. Ésa es la filosofía con la que el nuevo alcalde de Donostia, Jon Insausti, se ha presentado en la capital vasca, en Vitoria, para mantener su primer encuentro institucional con el lehendakari, Imanol Pradales. Tras poco más de una hora de encuentro, a sus vecinos les ha dejado un mensaje: “todas las parcelas” que pueda tener disponibles para aliviar el problema de la vivienda podrán ser cedidas al Gobierno vasco. Al lehendakari le ha dejado otro: el de agradecimiento por haber hecho las últimas grandes inversiones allí, el ordenador cuántico y la protonterapia, y la petición de que la lista se amplíe quizás, a la nueva ciudad deportiva de Anoeta. Y a los periodistas un tercero: la conexión de alta velocidad con Navarra se tiene que hacer sí o sí por Ezkio/Itsaso y no por la ciudad en la que hablaba, a pesar de lo que opinan sus colegas alaveses en el PNV.

Insausti ha llegado a Ajuria Enea con muchísimo margen, con más de quince minutos de adelanto. Al bajar del coche oficial, su asesor Imanol Lasa le ha ayudado a ajustarse la corbata, una prenda que no había empleado con regularidad hasta ahora. Ha esperado un largo rato hasta que ha llegado la hora acordada para la cita, las 17.30 horas. En los jardines, como sucedió en la cumbre con María Chivite, un gato quería constantemente colarse en las fotografías hasta que se ha entretenido con otro ejemplar. Cuatro ertzainas con uniforme de gala -rojo y 'txapela'- han recibido en posición de saludo al nuevo primer edil de Donostia. Es una muestra de respeto institucional a los alcaldes en su primera visita al palacio presidencial.

Tras el apretón de manos y el saludo de rigor, ambos han pasado al interior del palacio. A Insausti le han agradado los jardines del complejo y la luz, ya casi al anochecer en el noviembre vitoriano. Mientras posaban de nuevo ya sentados en los sofás donde se iba a producir la reunión, Pradales le ha explicado en euskera a Insausti la historia de la ikurriña con crespón de la República Francesa que se conserva en otra sala de Ajuria Enea. Con ella desfiló un batallón vasco en la liberación de París tras la ocupación nazi en la II Guerra Mundial.

Insausti, que lleva dos semanas escasas en el puesto, ya había estado con los consejeros de Salud, Alberto Martínez, y de Vivienda, Denis Itxaso, en los últimos días. También ha aludido en sus primeras declaraciones a la seguridad como un problema. Y ha puesto el foco igualmente en la revolución “radical” en movilidad e infraestructuras que vivirá Donostia con su nuevo metro (el conocido como Topo) y otros proyectos. Quiere tener contacto con todos los miembros del Gobierno vasco, ha expresado.

Los muy pocos periodistas que han seguido su rueda de prensa en Vitoria le han preguntado por su posición en relación a la 'Y vasca'. ¿Vitoria o Ezkio/Itsaso para unir la red con Pamplona? Insausti es “tan claro y tan nítido” como lo era su predecesor, Eneko Goia, en defender la alternativa guipuzcoana. Cree que es la clave para que Donostia sea “competitiva”. “Es lo que vamos a defender hasta el final”, ha recalcado. Goia, hace unos meses, llegó a llamar “egoísta” al diputado general de Álava, Ramiro González, del PNV como él, por apostar por su territorio.

Insausti se ha presentado como un alcalde de “mirada larga” más allá de los escasos 18 meses que le quedan de legislatura tras una investidura sorpresiva en mitad de mandato por la renuncia de Goia. Confía en ofrecer su “impronta” porque “estar mirando a otros alcaldes no aporta nada”. Ofrece un nuevo liderazgo desde “otra generación” (tiene 36 años) y apuestar por “dar confianza a los donostiarras”, “sudando la camiseta”. “Sería un error” pensar solamente en las elecciones y en renovar el cargo, ha manifestado. El regidor, que practica atletismo, ha afirmado que su carrera es una “ultratrail de montaña” y no un esprint de cien metros. De momento, no tiene agujetas tras haber completado el fin de semana la Behobia.